jueves, 2 de julio de 2009

EL PROBLEMA DE LA INFALIBIDAD

Refiriéndose a la Biblia, Elena G. de White declara: “Las Sagradas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad…‘Toda Escritura es inspirada por Dios; y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir’” (CS, 9).
Ella no niega que el lenguaje de la Biblia sea usado por algunos para sacar falsas conclusiones. Por una parte ella afirma que las Escrituras contienen una revelación infalible; pero, por otra, que el lenguaje usado para impartirla es humano y, por lo tanto, imperfecto. “Acerca de la infalibilidad, nunca pretendí tenerla. Sólo Dios es infalible… El Señor habla a los seres humanos en lenguaje imperfecto, a fin de que puedan comprender sus palabras los sentidos degenerados, la percepción opaca y terrena de seres terrenos. Así se muestra la condescendencia de Dios. Se encuentra con los seres humanos caídos donde ellos están. La Biblia, perfecta como es en su sencillez, no responde a las grandes ideas de Dios pues las ideas infinitas no pueden ser perfectamente incorporadas en los vehículos finitos del pensamiento. En vez de que las expresiones de la Biblia sean exageradas, como muchos suponen, las expresiones vigorosas se quebrantan ante la magnificencia del pensamiento, aunque el escribiente elija el lenguaje más expresivo para transmitir las verdades de la educación superior” (1MS, 42, 25-26).
Los manuscritos del profeta
No sabemos cómo los profetas antiguos preparaban sus manuscritos. ¿Tachaban una palabra y la reemplazaban con otra que expresara mejor un determinado concepto? ¿Hubo defectos gramaticales en su primera composición, o ésta era perfecta? Los manuscritos originales no existen; no podemos, pues, examinarlos.
Pero de Elena G. de White sí tenemos los manuscritos originales. El hecho de que el Espíritu Santo descansara sobre ella no le concedió un conocimiento perfecto de la ortografía y la gramática. Trabajó muy cuidadosamente y, con la ayuda de Dios, adquirió la habilidad para presentar la verdad en forma clara e impresionante; pero esto le exigió un esfuerzo constante e intenso. En sus manuscritos se revela un desarrollo progresivo en el vocabulario y en la habilidad para usar las palabras. Sus contemporáneos reconocieron que errores gramaticales pueden aparecer en escritos inspirados, pero esto no disminuyó su confianza ni impidió que aceptaran sus escritos.
Elena G. de White reconoció abiertamente la ayuda que ella recibía de sus asistentes: “Mientras mi esposo vivió, actuó como ayudante y consejero en el envío de los mensajes que me eran dados. A veces se me daba luz durante la noche, a veces durante el día delante de grandes congregaciones. La instrucción que recibía en visión era fielmente redactada por mí cuando tenía tiempo y vigor para esa obra. Después examinábamos juntos el asunto. Mi esposo corregía los errores gramaticales y eliminaba las repeticiones inútiles. Esto era cuidadosamente copiado para las personas a quienes iba dirigido, o para el impresor.
“A medida que creció la obra, otros me ayudaron en la preparación del material para su publicación. Después de la muerte de mi esposo, se me unieron fieles ayudantes, los que trabajaron infatigablemente en la obra de copiar los testimonios y preparar artículos para su publicación.
“Pero no son verdaderos los informes que han circulado, que se permitía a cualquiera de mis ayudantes añadir material o cambiar el sentido de los mensajes que escribo” (1MS, 57).
Estos ayudantes no se desconcertaban por hallar falta de concordancia de tiempo en una oración, en un manuscrito o en un escrito anterior. El ministerio de ella tenía las credenciales divinas, y ellos reconocían que el mensaje era de Dios.
En 1883 fue necesario publicar de nuevo unos folletos tempranos de los testimonios, y la Sra. White y sus asociados reconocieron que debían corregirse ciertos defectos de expresión para presentar el mensaje en la mejor forma literaria posible.
Debido a su importancia, el asunto fue presentado al concilio de la Asociación General en 1883. Y entonces, no sólo se tomaron decisiones importantes en cuanto a la reimpresión de los Testimonios, sino que se alertó a la denominación acerca de ciertos principios que tienen que ver con las expresiones del Espíritu Santo. Citamos de las actas de esa reunión:
32. “CONSIDERANDO que algunos volúmenes impresos de los Testimonios para la iglesia están agotados, y no se puede obtener el juego completo, y,
“CONSIDERANDO que hay un pedido urgente para que se reimpriman estos volúmenes, por lo tanto, “SE RESUELVE: que recomendemos su reimpresión en cuatro volúmenes de 800 páginas cada uno, y no en siete. (En inglés, por supuesto.)
33. “CONSIDERANDO que muchos de estos Testimonios fueron escritos bajo las más desfavorables circunstancias, pues la escritora estaba apremiada con trabajo y preocupaciones para poder dedicar consideración crítica’ a la perfección gramatical de sus escritos, y que éstos fueron impresos con tal prisa que se deslizaron estas imperfecciones gramaticales sin ser corregidas, y,
“CONSIDERANDO que creemos que la luz de Dios dada a sus siervos es para la iluminación de la mente, para impartir los pensamientos, y no – excepto en casos excepcionales – las palabras exactas en las cuales se expresan las ideas; por lo tanto, “SE RESUELVE que, en la reimpresión de estos volúmenes, se hagan los cambios verbales necesarios para corregir las imperfecciones mencionadas hasta donde sea posible, pero sin alterar en nada el pensamiento; y, además,
34. “SE RESUELVE que este cuerpo escoja un comité de cinco personas para que se hagan cargo de la reimpresión de estos volúmenes de acuerdo a los votos y resoluciones que se han tomado” (RH, noviembre 27, 1883).
Una explicación editorial
Cinco años después Urías Smith discutió en un editorial de la Review and Herald lasiguiente pregunta: “¿Cuáles son inspiradas, las palabras o las ideas?”
El mismo interrogador continúa: “¿No es una palabra signo de una idea? ¿Cómo puede, entonces, ser inspirada una idea, y no serlo los signos que transmiten la idea a la mente?” Respuesta: “Si no hubiera más que una palabra para expresar una idea, sería así; pero cuando hay quizá cientos de maneras de expresar la misma idea, el asunto es muy diferente. Por supuesto, si el Espíritu Santo diera a una persona palabras que escribir, estaría obligada a usar esas mismas palabras sin cambiarlas. Pero cuando una escena o situación es presentada a una persona, y no se le da el lenguaje o las palabras específicas, estará en libertad para describirla con sus palabras, como le parezca mejor, para expresar la verdad recibida.
“Y si, ya escrita, se le ocurriera una mejor manera de expresar su contenido, le sería perfectamente permitido desechar todo lo que ha escrito y redactarlo de nuevo, conservando escrupulosamente las ideas y hechos que le fueron mostrados; y en el segundo escrito alentará la idea divina comunicada como en el primero, y en ninguno de los dos casos podría decirse que las palabras fueron dictadas por el Espíritu Santo, sino que fueron dejadas al juicio individual.
“Mucho de lo que los profetas escribieron en las Escrituras son palabras pronunciadas directamente por el Señor, y no las de ellos. En estos casos, las palabras sí son inspiradas. La Hna. White a menudo registra palabras dichas por los ángeles. Tales palabras, por supuesto, ella las registra tal como las escuchó, y no tiene la autorización para usar otras ni aun en una construcción diferente.
“Pero mucho de lo que los escritores de la Biblia dijeron podrían haberlo escrito con una fraseología diferente, y las verdades registradas hubieran sido tan inspiradas como las tenemos ahora” (RH, marzo 13, 1888).
“Mi madre nunca ha reclamado inspiración verbal, y tampoco encuentro que mi padre o los pastores Bates, Andrews, Smith o Waggoner hicieron esta afirmación. Si hubiera inspiración verbal en la redacción de sus manuscritos, ¿por qué, entonces, sería necesario de su parte el trabajo de adición o adaptación? El hecho es que mi madre toma a menudo uno de sus manuscritos, lo repasa cuidadosamente y agrega material para ampliar aún más el pensamiento.” (William C. White, autorizado por ella. EGWW, 189)
Una reafirmación de lo dicho se echa de ver en estas palabras escritas mientras ella estaba en Europa: “La Biblia fue escrita por hombres inspirados, pero no es la forma del pensamiento y de la expresión de Dios. Es la forma de la humanidad. Dios no está representado como escritor. Con frecuencia los hombres dicen que cierta expresión no parece de Dios. Pero Dios no se ha puesto a sí mismo a prueba en la Biblia por medio de palabras, de lógica, de retórica. Los escritores de la Biblia eran los escribientes de Dios, no su pluma.
Considerad a los diferentes escritores.
“No son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres son los que fueronlos inspirados. La inspiración no obra en las palabras del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo.
Pero las palabras reciben la impresión de la mente individual. La mente divina es difundida. La mente y voluntad divinas se combinan con la mente y voluntad humanas. De este modo, las declaraciones del hombre son la Palabra de Dios” (1MS, 24). Y por cuanto los adventistas del séptimo día tienen una profetisa de Dios en su medio, pueden saber cómo se manifiesta la inspiración. Los que trabajan con manuscritos de la Biblia tienen que entendérselas con materiales escritos de dos mil y hasta tres mil quinientos años de antigüedad, de los cuales tenemos hoy únicamente copias que se han reproducido muchas veces.
Artículo del suplemento de la de enero de 1982 Revista Adventista Pacific Press Publishing Association, 1350 Villa Street, Mountain View, California (USA)

miércoles, 1 de julio de 2009

EL ZARANDEO


"Imaginemos, digo, que después de muchísimos siglos de paz, de inocencia, de justicia y fervor, empiece a entrar en las gentes, ya en este país, ya en el otro, cierta especie de distracción, en lo que toca al servicio de Dios. A esta distracción deberá seguir naturalmente un poco de tibieza: a esta tibieza, un poco de amor a la comodidad o sensualidad: a esta comodidad o sensualidad seguirá naturalmente el amor al lujo, a la vana ostentación: a ésta un poco de avaricia: a esta avaricia no pocas injusticias. Finalmente, a todos los males, aunque no se adviertan, deberá seguirle una grande y bien estudiada hipocresía".

Desde el comienzo de nuestra pequeña publicación hemos visto y analizado algunos aspectos (quedan muchísimos) de la realidad de este mundo que nos muestran que el cumplimiento final de las profecías es un hecho tangible y cercano, más de lo que humanamente podríamos entender. Elena de White decía que los últimos acontecimientos serían rápidos. Esto se confirma diariamente. No sólo quienes están estudiando detenidamente los tiempos se dan cuenta de esto. El mundo en general vive un estado de angustia e inseguridad por los sucesos presentes y especialmente por las señales del futuro inmediato, señales que no presagian lo que se predica: "paz y seguridad". Qué en cuánto al pueblo de Dios? Qué en cuanto a aquellos que tienen la misión de levantar el reloj para que el mundo vea la hora que vive? Qué acerca de aquellos que deberán mostrar al planeta el terrible resultado de rechazar la única solución para el grave problema humano? Estamos realmente a la altura de las circunstancias? Tal vez por mucho observar lo que sucede en la sociedad, en la naturaleza, etc. nos olvidamos que hay indicios de los momentos que nos tocan transitar, dentro de las puertas de Jerusalem. Jesús habló muchas veces de la condición de Su pueblo cuando el venga a la tierra; hasta el final existirían ovejas y cabritos, trigo y cizaña. La pregunta que nos hace Jesús es: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, +hallará fe en la tierra?" Esa pregunta es para Sus hijos. Todo pueblo con verdadera grandeza acepta sus errores y, con la ayuda divina, trata de corregirlos.

El espíritu que debemos demostrar es de humildad y de reconocimiento de nuestra propia debili-dad. Este es el primer paso hacia la victoria. Todo el planeta se halla bajo la prédica de un evangelio de "éxito" y de "triunfo". La gran mayoría escucha lo que le suena grato a los oídos. Tristemente esto también ocurre dentro de nuestra iglesia. Los mensajes de amonestación no son siempre bien recibidos. Ocho siglos antes que Jesús naciera, un pobre pastor y agricultor, el cual no se había preparado en los centros religiosos o intelectuales de la época, se levantó en medio del pueblo de Israel que, debido a los triunfos militares y económicos obtenidos, se hallaba en una posición de tibieza espiritual originada en el orgullo de ser el pueblo escogido, para hacerle recordar los requerimientos divinos.

Astutamente, Amós captó la atención del pueblo profetizando la destrucción de los odiados reinos vecinos. Pero esa era la introducción; el verdadero centro del mensaje era la mediocridad espiritual de Israel. (Ver Amós 1 al 9 ) La historia nos muestra con infinidad de ejemplos que cada vez que existió bonanza material y tolerancia, la religión perdió su sentido más profundo y pasó a ser nada más que un cúmulo de doctrinas y tradiciones, tapando "la verdad presente" que Dios mandaba que se proclamase. Las prácticas religiosas se siguieron cumpliendo, no por respeto a Dios, sino por conveniencia social. El aspecto externo, de las costumbres, primaba sobre lo interno, verdadera fuente de relación y conocimiento de Dios. Hemos sido puestos por Dios con un mensaje distintivo. Esto no debe conducir al exclusivismo sino a un sentimiento de profunda responsabilidad. El triple mensaje angélico, (ver El mensaje de los tres...) debe ser predicado completo a un mundo que perece, sino, la "promesa" de Ezequiel 33:6 u.p. será una espantosa realidad. Tal vez este mensaje no sea de "éxito". Tal vez no sea de "paz y unión". Tal vez resulte para muchos hasta "discrimina-torio". El movimiento ecuménico mundial * (ya dedicaremos un artículo a este tema) dirigido por Satanás está intentando crear en la mente del ser humano la idea de un Dios que no necesita ser adorado "en Espíritu y en verdad". Que cualquier forma de religiosidad alcanza; que Dios se comunica y se expresa a través de diversas ideas espirituales y que todas son válidas mientras apunten al mejoramiento del hombre y de sus relaciones*.

A este falso evangelio apunta directamente el mensaje angélico. Y las aseveraciones son muy claras. E irritantes.
Muchos tratan de suavizar el evangelio que Dios nos dio. Esto produce un movimiento dentro de la propia iglesia de Dios. Muchos están más preocupados por su salvación económica terrenal que por su salvación eterna. Muchos prefieren mantener el statu quo que supimos conseguir y evitar el ridículo. Tal vez tengamos demasiados logros humanos que cuidar. O demasiadas facturas que nos pueden cobrar. Muchos están más preocupados por dar la imagen de que son gente buena y amable, vegetariana (ya no tanto) y muy simpática antes de preocuparse por avisarle al mundo lo que Dios nos ha ordenado. Debemos recordar aquí y siempre que Dios no se va a llevar gente buena (en nuestro pobre sentido de "bueno") sino gente santa. Y la santidad nos aparta para hacer "la voluntad de Dios, buena y perfecta".

(1). El Señor buscará una iglesia ..."para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha"

(2) Cada momento que perdemos en dar el certero toque a la trompeta tiene consecuencias eternas. "La obra que la iglesia no ha hecho en tiempo de paz y prosperidad, tendrá que hacerla durante una terrible crisis, en las circunstancias más desalentadoras y prohibitivas. Las amonestaciones que la conformidad al mundo ha hecho callar o retener, deberán darse bajo la más fiera oposición de los enemigos de la fe. Y en ese tiempo la clase superficial y conservadora, cuya influencia impidió constantemente los progresos de la obra, renunciará a la fe"
(3) El cumplimiento veloz de las predicciones bíblicas producirán en el pueblo de Dios el mayor terremoto que alguna vez haya afectado a seres humanos sobre la tierra. Muchos intentarán frenarlo. No hay que alarmar, dicen. Pero es Dios quien está al frente. Satanás intentará, con gran éxito, introducir teorías extrañas dentro de la iglesia. Muchos se apartarán y "no sufrirán la sana doctrina"

(4) No solo no la sufrirán sino que, saliendo, se levantarán violentamente en contra de ella. Algunos intentarán echar mano de falsos conceptos de autoridad parafrenar el avance, de esta manera pensarán evitarse los males de la persecución que se avecina sobre el verdadero pueblo de Dios, "aquellos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesus"

(5) Pero con esto se transformarán en los peores perseguidores. No pretendemos analizar los diversos movimientos que pretenden mostrar un "nuevo aspecto" del camino de la salvación, y lo único que consiguen es dividir, en el mal sentido (la única unión verdadera está dada por el evangelio completo de Cristo y todo lo que esto implica). Liberalismo en sus variadas formas, gracias baratas, gran admisión de "nuevas" filosofías, legalismos, carismatismos, falsos ecumenismos, etc, etc y varios etcéteras.
Estas ideas lo único que logran es mostrar dónde están nuestros verdaderos intereses y quitar tiempo y energía al pueblo de Dios para dar Su mensaje destruyendo la confianza en las Escrituras y en el Espíritu de Profecía. "El último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Profecía. ‘Sin profecía el pueblo será disipado’ (Proverbios 29:18 ver. Valera ant.). Satanás trabajará hábilmente en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero".

(6) Así como en el mundo, la iglesia quedará dividida en dos. Aquellos que hacen la voluntad de Dios y los que no. "En la iglesia ocurrirán divisiones. Se formarán dos grupos. El trigo y la cizaña crecerán juntos hasta el momento de la cosecha".

(7) Esta división o zarandeo es producida por Dios mismo. A través del fuego de la tan temida y muy poco comprendida persecución "el perfecto amor hecha fuera el temor (1 Jn.4:18)" Dios hará un trabajo de refinamiento que de ninguna otra manera podría ser hecho. Como hijos del rigor que somos, necesitamos un poco (o mucho) de corrección para poder aprender lo que es necesario para nosotros. "Cuando la religión de Cristo sea más despreciada, cuando su ley sea más menoscabada, entonces deberá ser más ardiente nuestro celo, y nuestro valor y firmeza más inquebrantables. El permanecer de pie en defensa de la verdad y la justicia cuando la mayoría nos abandone, el pelear las batallas del Señor cuando los campeones sean pocos, ésta será nuestra prueba. En este tiempo, debemos obtener calor de la frialdad de los demás, valor de su cobardía, y lealtad de su traición"

(8) "El gran asunto que pronto afrontaremos (la imposición de las leyes dominicales) eliminará a todos aquellos a quienes Dios no ha señalado, y él tendrá un ministerio puro, verdadero, santificado, preparado para la lluvia tardía"

(9) "No está lejos el tiempo cuando cada alma será probada. Se nos presionará para aceptar la marca de la bestia. A aquellos que paso a paso hayan cedido a las demandas mundanales y se hayan conformado a las costumbres del mundo, no les resultará difícil ceder a las autoridades imperantes antes que someterse a la burla, los insultos, las amenazas de cárcel y la muerte. La contienda es entre los mandamientos de Dios y los de los hombres. En este tiempo, el oro será separado de la escoria en la iglesia"

(10) Debemos repetir que cuando el evangelio es muy reconocido y aceptado y llega a ser norma en la sociedad, no podemos hablar del "triunfo" del evangelio sino más bien de su prostitución. Es la rebaja de los principios en aras de aceptación. Y desde la época de Constantino hasta nuestros días esto es una cruda realidad. Tal vez suene agresivo pero si miramos a nuestro alrededor, el "cristianismo" que vive la mayoría sólo se queda en el título. Roguemos nosotros vivir en sintonía con el Hombre que prestó su nombre y entregó su vida por todos nosotros. Nuestra mayor ocupación, día a día, debería estar centrada en nuestra salvación; estar preparándonos para el encuentro con nuestro mejor Amigo. A pesar de los problemas que podamos enfrentar, a pesar de que muchas cosas no salen como las deseamos, a pesar de que muchas veces la propia iglesia remanente, con toda su luz, se preocupa de cosas bastante estériles, debemos saber que al frente marcha Jesús. Nada ni nadie podrá detener el mensaje que Dios tiene para el mundo. El tiempo de prueba que espera a todo el mundo y especialmente al pueblo de Dios está en el horizonte y esto no es alarmismo sino realismo. Los momentos de las decisiones más duras que alguna vez haya tenido lugar sobre la tierra nos enfrentan. Pronto, todos decidiremos nuestro destino eterno si es que el tiempo no ha pasado ya para algunos. Este es el único mensaje de esperanza: el Rey del universo que murió por cada habitante del planeta viene a buscar a quienes le recibieron, sus embajadores.

Quiera el Zarandeador que no seamos paja sino trigo. *Si observamos detenidamente los acontecimientos de nuestra sociedad planetaria podremos notar, sin ser intelectuales o eruditos, que hay un rápido cambio en las ideas que el ser humano tiene del futuro. Popularmente ya se sobreentiende que la única manera de lograr la paz es unirse y luchar todos juntos. Al ser la unión religiosa la única unión trascendente es a ella a quien debemos prestar atención ya que las uniones políticas y muchos menos económicos no producen hechos globalmente positivos.

martes, 30 de junio de 2009

¿COMÒ DEBERIA DE VESTIRME?

Probablemente son muy pocas las personas que permanecen indiferentes al deseo de vestirse de forma llamativa y adornarse con joyas costosas y cosméticos coloridos. Por lo tanto, no debería llamarnos la atención que a través de toda la historia bíblica y cristiana se hayan hecho frecuentes llamados para que la vestimenta sea sencilla y decente.
La enseñanza bíblica respecto al vestir tiene en la actualidadad mucha importancia, especialmente porque la industria de la moda actúa con muy poco respeto por la dignidad del cuerpo humano creado por Dios. En este artículo presentaré siete principios básicos que pueden servir de guía a los cristianos para formular su propia filosofía del arreglo personal. Para la formulación de los mismos principios, me he basado en el estudio de ejemplos, alegorías y admoniciones bíblicas relacionadas con la vestimenta, las joyas y los cosméticos. 1
Principio número uno.
La vestimenta y la apariencia personal son un índice importante del carácter cristiano. La vestimenta y la apariencia personal constituyen poderosos comunicadores del lenguaje no hablado, ya que no sólo muestran el nivel socio-económico, sino también los valores del individuo. El conocido consejero de jefes ejecutivos acerca de "cómo vestirse para tener éxito", William Thourlby, dice que "consciente o inconscientemente la ropa que nos ponemos revela el concepto que tenemos de nosotros mismos y que queremos que el mundo tenga de nosotros".2 Desde hace bastante tiempo el mundo comercial reconoció la importancia que tiene la vestimenta y la apariencia personal en la venta de sus productos, servicios e imagen que proyecta una compañía.
La Biblia también reconoce la importancia de la vestimenta. Implícitamente, lo indica en el simbolismo de vestir de manera sencilla para representar la provisión de Dios ("ropaje de salvación", Isaías 61:10; ver también Apocalipsis 3:18; 1 Pedro 5:5)* y la vestimenta inmodesta para representar el adulterio y la apostasía espiritual (Ezequiel 23:40-42; Jeremías 4:30; Apocalipsis 17:4-6). Lo indican explícitamente las múltiples historias, alegorías y consejos relacionados con el atuendo y adorno adecuados e inadecuados.
La Biblia considera que nuestra apariencia externa es un testimonio visible y silencioso de nuestros valores morales. Algunos visten y se adornan con ropa y joyas costosas como para agradarse a sí mismos y a los demás. Quieren ser admirados por su riqueza, poder o por su nivel social. Otros se visten de acuerdo con cierto tipo de moda para ser aceptados por sus iguales. Pero los cristianos se visten para dar gloria a Dios. Para ellos la vestimenta es importante porque es como el marco del cuadro de Aquel a quien ellos sirven. Elena White lo expresó muy bien cuando escribió: "No existe una forma mejor para que su luz brille sobre los demás que su sencillez en el vestir y en su conducta. Puede mostrarle a todos que, en comparación con las cosas eternas, usted le da su debido lugar a las cosas de esta vida".3
Como cristianos no podemos decir: "¡Mi apariencia es asunto mío!", porque nuestra apariencia refleja a nuestro Señor. Mi casa, mi apariencia personal, mi vehículo, el uso que le doy al tiempo y al dinero, todo indica la forma en que Cristo cambió mi vida desde adentro hacia afuera. Cuando Jesús entra en nuestra vida, no cubre nuestras imperfecciones con polvo cosmético. Todo lo contrario, él nos limpia completamente obrando desde el interior, lo cual se refleja en nuestra apariencia externa.
Una persona con una sonrisa radiante en un rostro limpio y vestida con gusto es el testimonio más elocuente de que Cristo ha transformado su vida. Una apariencia y un peinado demasiado sofisticados, los adornos de joyas y la ropa extravagantes, no revelan una personalidad centrada en Dios, sino la imagen artificial de un hombre o una mujer centrados en sí mismos.
Principio número dos
El adornarse con joyas brillantes, cosméticos coloridos y ropa lujosa revela el orgullo y la vanidad internos, que resultan ser destructivos para nosotros y para los demás. Esta verdad sale a luz en forma implícita en varios ejemplos negativos y en forma explícita en los consejos de los apóstoles Pedro y Pablo.
Isaías reprobó a las mujeres judías ricas por el orgullo que mostraban al adornarse desde la cabeza hasta los pies con joyas brillantes y vestidos costosos para seducir a los dirigentes, quienes eventualmente llevaron a toda la nación a la desobediencia y al castigo divino (Isaías 3:16-26).
En la Biblia, Jezabel se destaca por sus denodados esfuerzos para seducir a los israelitas y llevarlos a la idolatría. La corrupción de su corazón se revela en el esfuerzo que hizo en su hora final para estar lo más seductora posible pintándose los ojos y adornándose para la llegada del nuevo rey, Jehú (2 Reyes 9:30). Pero el rey no se dejó seducir y Jezabel murió la más ignominiosa de las muertes. Por este motivo su nombre ha llegado a ser en la historia bíblica un símbolo de seducción (Apocalipsis 2:20).
Ezequiel dramatiza la apostasía de Israel y de Judá por medio de la alegoría de dos mujeres, Ahola y Aholiba, quienes, al igual que Jezabel, se pintaban los ojos y se ataviaban con adornos para seducir a los hombres y llevarlos al adulterio (Ezequiel 23). Encontramos nuevamente en esta alegoría que los cosméticos y los adornos están asociados con la seducción, el adulterio, la apostasía y el castigo divino.
Jeremías también usa una alegoría semejante para representar el abandono político de Israel, quien vanamente trata de atraer a sus antiguos e idólatras aliados (Jeremías 4:30). También en este caso los cosméticos y las joyas fueron usados para seducir a los hombres y hacerlos caer en el adulterio.
Juan el revelador ofrece un retrato profético para describir a la gran ramera "vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas" (Apocalipsis 17:4). Esta mujer impura, que en el tiempo del fin representa al poder religioso y político apóstata, seduce a los habitantes de la tierra para que cometan con ella fornicación espiritual. En un contraste muy claro, la novia de Cristo, quien representa a la iglesia, está vestida de manera recatada y pura, de lino fino, sin adornos exteriores (Apocalipsis 19:7, 8).
Como vemos, salvo en pocas excepciones metafóricas (Isaías 61:10; Jeremías 2:32; Ezequiel 16:9-14), tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento relacionan el uso de cosméticos coloridos, joyas brillantes y ropa llamativa con la apostasía y la rebelión contra Dios. El condena su uso. También los apóstoles Pablo y Pedro reiteran en forma positiva en el Nuevo Testamento lo que se enseña en forma implícita en el Antiguo Testamento por medio de ejemplos negativos.
En efecto, ambos apóstoles contrastan el adorno apropiado de las mujeres cristianas con los adornos inadecuados de las mujeres mundanas. Los dos apóstoles nos ofrecen básicamente la misma lista de adornos inadecuados (1 Timoteo 2:9, 10:1; 1 Pedro 3:3, 4 y reconocen que, tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres, los adornos exteriores del cuerpo son inconsistentes con los adecuados adornos internos del corazón, el espíritu y las acciones benévolas.
Principio número tres
Para experimentar la renovación espiritual y la reconciliación con Dios, es necesario desprenderse de todos los objetos idolatrados externos, incluyendo las joyas y los adornos. Esta verdad está muy bien expresada en la experiencia que tuvo la familia de Jacob en Siquem y en la de los israelitas en el Monte Horeb. En ambos casos, para efectuar la reconciliación con Dios, se quitaron los adornos.
En Siquem Jacob amonestó a los miembros de su familia a desprenderse de sus ídolos y adornos exteriores (Génesis 35:2, 3) al prepararse para la purificación espiritual que quería llevar a cabo junto al altar que quería construir en Bethel. La respuesta fue excelente: "Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem" (Génesis 35:4).
En el Monte Horeb Dios exigió que los israelitas se quitasen los adornos como prueba de que su arrepentimiento por haber adorado el becerro de oro era sincero: "Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer" (Exodo 33:5). Nuevamente la respuesta del pueblo fue positiva: "Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb" (Exodo 33:6). La frase "desde el monte Horeb" indica que allí los arrepentidos israelitas se comprometieron a abandonar el uso de adornos para mostrar su sincero deseo de obedecer a Dios. Tanto en Siquem como en el monte Horeb el quitarse los adornos de joyas ayudó a preparar al pueblo para la renovación de su pacto con Dios.
Estas experiencias nos enseñan que el uso de joyas como adorno contribuye a la rebelión contra Dios porque alimenta la glorificación de uno mismo, y que el hecho de desprenderse de ellas ayuda a la reconciliación con Dios pues estimula una actitud de humildad. Por lo tanto, para experimentar una renovación y reforma espiritual, necesitamos sacar de nuestros corazones los ídolos que acariciamos, ya sean ellos la exaltación propia, los logros profesionales o las posesiones materiales, para reemplazarlos por la devoción a Dios.
Principio número cuatro
Los cristianos deberían vestirse en forma modesta y sentadora, evitando los extremos. Encontramos este principio en el uso que Pablo le da al término kosmios (bien ordenado) para describir el adorno apropiado del cristiano (1 Timoteo 2:9). Al referirse a la vestimenta, el término significa que los cristianos deben vestirse con decoro, pudor y modestia. Este principio presenta un desafío para que estemos atentos a nuestra presentación personal, pero evitando los extremos.
El vestirse modestamente incluye que la ropa debe cubrir el cuerpo de tal manera que los demás no se sientan avergonzados o tentados. Este principio es muy importante en nuestros días cuando la industria del vestido trata de vender ropa, joyas y cosméticos que explotan las poderosas atracciones sexuales del cuerpo humano, aún cuando esto implique comercializar productos inmodestos que fomentan el orgullo y la sensualidad.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que podemos violar el código cristiano de vestir de manera apropiada tanto si le dedicamos demasiada atención como si descuidamos nuestra apariencia personal.
Elena White aconsejó: "Vestíos pulcra y atractivamente, pero no os convirtáis en el objeto de observaciones ya sea por estar demasiado ataviados o por vestiros de una forma descuidada y desaseada. Proceded como si supierais que el ojo del cielo está sobre vosotros y que vivís bajo la aprobación o desaprobación de Dios (Manuscrito 53, 1912)".4
Principio número cinco
Los cristianos deberían vestirse en una manera apropiada y decente, mostrando respeto por Dios, por sí mismos y por los demás. Este principio lo encontramos en el uso que Pablo le da al término aidos (decencia, reverencia) para describir el adorno adecuado para el cristiano (1 Timoteo 2:9). Los cristianos muestran reverencia y respeto cuando se visten decente y prudentemente, sin provocar vergüenza a Dios, a los demás y a sí mismos.
Este principio es muy importante en la actualidad porque la industria del vestido rechaza constantemente el respeto y la decencia como la base para estimular las relaciones humanas. La Biblia condena expresamente el mirar lascivo: "Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5:28). La ropa muy escotada o muy ceñida que promueven algunos de los principales diseñadores de la moda, despiertan las pasiones bajas en el corazón de los que la usan y contribuye a la depravación de nuestra época. Al vestirse con modestia, los cristianos juegan un papel clave para mantener la moralidad pública.
Dios nos aconseja que nos vistamos modesta y decentemente, no sólo para prevenir el pecado, sino también para preservar nuestra intimidad. Es verdad que los que quieran pecar pecarán sin importar cuán modestamente se vista la gente que ven. El propósito de vestirse con modestia no es sólo para prevenir los deseos lascivos, sino también para preservar algo que es muy frágil y sin embargo fundamental en la sobrevivencia de una relación matrimonial: la habilidad de mantener una relación profunda e íntima con su cónyuge. Si se quiere que el matrimonio dure toda la vida, como fue la intención de Dios, el esposo y la esposa deben esmerarse para preservar, proteger y nutrir su intimidad. La modestia y la decencia preservarán el gozo de la intimidad mucho después que hayan dejado de tocar las campanas de boda.
Principio número seis
Los cristianos deberían vestirse sobriamente, resistiendo el deseo de exhibirse. Este principio se encuentra en el uso que Pablo le da al término sophrosune (sobriamente) para describir el adorno cristiano adecuado (1 Timoteo 2:9). Ese término denota una actitud mental de control propio y una actitud que determina todas las otras virtudes. El apóstol reconoce que el control de sí mismo es indispensa-ble para que un cristiano se vista modesta y decentemente.
Pablo describe a la mujer cristiana convertida como una que se viste sobriamente al restringir su deseo de exhibirse y viste "no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos" (1 Timoteo 2:9). Su apariencia no dice: "Mírenme, admírenme", sino: "Miren cómo Cristo me ha cambiado desde adentro hacia afuera". Una mujer o un hombre cristianos que fueron liberados de la preocupación de ser el objeto de admiración no temerán usar la misma
ropa varias veces, si ésta está bien confeccionada, es modesta y le sienta bien.
El consejo de Pablo en cuanto a controlar el deseo de comprar o usar ropa costosa (1 Timoteo 2:9) también señala el principio cristiano de mayordomía. Los gastos que van más allá de nuestras posibilidades son incompatibles con el principio cristiano de mayordomía. Aun cuando pudiésemos comprar ropa cara, no debemos permitirnos gastar los medios que Dios nos ha dado en tiempos cuando existen tantos necesitados que claman para que los ayudemos y para alcanzar a los que no han recibido el mensaje del evangelio.
Principio número siete
Los cristianos deberían respetar las diferencias de sexo en el vestir y usar ropa que confirma su identidad masculina o femenina. Este principio se enseña en la ley que encontramos en Deuteronomio 22:5, que prohíbe usar la ropa del sexo opuesto. Un comentario bíblico, que refleja un punto de vista ampliamente aceptado por los eruditos, destaca que "el objetivo inmediato de esta prohibición no era prevenir la promiscuidad, o de oponerse a las prácticas idólatras...sino mantener la santidad de la diferencia de los sexos, la cual fue establecida en la creación del hombre y de la mujer".5
Este concepto tiene una gran importancia en la actualidad, pues ahora en el mundo de la moda ya no se grita: "¡Viva la diferencia!", sino: "¡Viva la igualdad!". Realmente, la similaridad de cierto tipo de peinado y ropa de hombres y mujeres es tan grande que uno no puede estar completamente seguro si dos jóvenes que van caminando son dos muchachos, dos chicas o un muchacho y una chica.
La Biblia considera que es importante preservar las diferencias sexuales en el vestir. Estas diferencias son fundamentales para nuestra comprensión de quiénes somos y el papel que Dios desea que cumplamos. La ropa que usamos define nuestra identidad. Si un hombre desea ser tratado como mujer, lo más probable es que use artículos femeninos como joyas, perfume y ropa ornamentada. Si una mujer desea ser tratada como un hombre, lo más probable es que guste vestirse como tal.
La Biblia no especifica sobre el estilo de ropa que los hombres y las mujeres deberían usar porque reconoce que el estilo lo dicta el clima y la cultura. Sin embargo, nos enseña el respeto por la diferencia de sexos en el vestir, así como lo acepta nuestra cultura, lo cual quiere decir que, como cristianos, cuando compramos ropa, debemos preguntarnos: ¿Confirma esta ropa mi identidad sexual, o me hace parecer como si fuera del otro sexo? Siempre que te parezca que cierto tipo de ropa no pertenece a tu sexo, sigue tu conciencia: No la compres, aun cuando esté de moda.
No es siempre fácil para un cristiano encontrar ropa que confirme su sexo, especialmente ahora que el estilo de la moda trata de borrar las diferencias; es más, nunca ha sido fácil vivir de acuerdo con los principios bíblicos. Sin embargo, tenemos un llamado cristiano: no conformarnos a los valores y estilos de nuestra sociedad, sino, con el poder de Dios, ser una influencia transformadora en este mundo.
Conclusión
La ropa no hace a un cristiano, pero los cristianos revelan su identidad por medio de su ropa y apariencia. La Biblia no estipula la ropa que debe usar un cristiano ni establece un uniforme para el mismo. Sin embargo, aconseja la sencillez y simplicidad del estilo de vida de Cristo, lo cual incluye nuestra vestimenta y apariencia.
El seguir a Jesús en la forma en que nos vestimos y adornamos significa permanecer separados de la multitud y no pintarnos ni enjoyarnos ni engalanar nuestros cuerpos como lo hacen muchos de nuestros contemporáneos; lo cual requiere valor y discernimiento; valor para no conformarnos con los seductivos dictados de la moda, sino para ser transformados por las sensatas instrucciones de la Palabra de Dios (Romanos 12:2), y discernimiento para distinguir entre el capricho de la moda que cambia y el estilo sensato que permanece; valor para demostrar el amor del carácter de Cristo, no por medio del adorno exterior de nuestro cuerpo "con oro o perlas o ropas costosas" (1 Timoteo 2:9), sino con la hermosura interna de nuestras almas y la quietud de espíritu que son preciosos a los ojos de Dios (1 Pedro 3:3, 4); valor para vestirnos no para glorificarnos a nosotros mismos, sino para glorificar a Dios con nuestra vestimenta modesta, decente y sobria.
Nuestra apariencia externa es un testigo mudo constante de nuestra identidad cristiana. Ojalá muestre al mundo que vivimos para glorificar a Dios y no a nosotros mismos.

Samuele Bacchiocchi (Doctor en Teología de la Ponticia Universidad de Roma) enseña teología e historia de la iglesia en la Universidad Andrews. Es autor de varios libros, como The Marriage Covenant, Wine in the Bible, The Advent Hope for Human Hopelessness y Del sábado al domingo. El segundo de estos libros fue reseñado en Diálogo 2:3.
*
Todos los pasajes bíblicos son de la versión Reina Valera Revisada (1960).
Notas y Referencias
1. Este artículo fue adaptado de mi libro Christian Dress and Adornment (Berrien Springs, Michigan.: Biblical Perspectives, 1994). Se lo puede obtener en los SEHS de EE. UU. de N.A. o solicitarlo por correo a Biblical Perspectives, 4990 Appian Way, Berrien Springs, Michigan, 49103, EE.UU. de N.A. Su costo es US$13.00, con franqueo incluido.)
2. William Thourlby, You Are What You Wear (New York New American Library, 1980). p. 52.
3. Ellen White, Testimonies for the Church (Mountain View, Calif.: Pacific Press Publ. Assn., 1948), t. 3, p. 376.
4. ____________, Conducción del niño (Asociación Publicaciones Interamericanas, 1992) p. 388.
5. C.F. Keil y F. Delitzsch, Biblical Commentary on the Old Testament (Edinburgh: T. y T. Clark, 1873). J. Ridderbos afirma algo parecido: "Estas prohibiciones tienen el objetivo de inculcar respeto por el orden de la creación y de diferenciar los sexos y género que ese orden presenta" (Deuteronomy [Grand Rapids, Mich.: Regency Reference Library, 1984], p.135). Ver también The Interpreter's Bible (Nashville, Ten.: Abingdon, 1981), vol. 2. p. 464; The Expositor's Bible Commentary (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 1992), t. 3, p. 135.

Diez razones por las cuales decido continuar siendo adventista

Los exámenes son comunes en la vida. En la escuela determinan las calificaciones que uno tendrá. En el consultorio médico son útiles para el diagnóstico y tratamiento de una enfermedad. Un examen de conducir es necesario para obtener permiso de conducir.
Pero el más importante es el Examen Final. ¿Cómo se aprueba éste? La respuesta final es siempre la gracia. Sin embargo, hay un problema. Cuando Dios otorga gracia, hace un acuerdo que involucra lo que nosotros llamamos “iglesia”. Los estudiantes de mi universidad a veces dicen: “Soy espiritual, pero no religioso”. En general significa que han tenido algún problema con la iglesia.


Sí, alguna vez la iglesia te puede enervar. Políticas internas, demasiadas reglas, legalismo o incluso asustando a la gente con historias acerca de persecuciones en el tiempo del fin. Un muchacho con ropa informal y pelo largo llegó a la iglesia para esperar a su novia. Alguien le informó: “No puedes entrar de esa manera; tendrás que esperar afuera”. El joven prometió no volver a la iglesia hasta que yo lo llamase y le pidiese disculpas.



Como pastor he tenido muchas razones para meditar acerca de la iglesia y preguntarme: “¿Por qué permanezco en la iglesia? ¿Por qué acepto enfrentar todos los problemas que encuentro dentro de la iglesia?” Estas reflexiones me llevaron a anotar 10 razones por las cuales permanezco en la iglesia; razones que pueden llevarte a una conclusión similar. Aquí están:



1. La carga no es pesada. “Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana” (Mateo 11:30).*
Alguien me dijo que ser adventista le resultaba pesado. Pero Jesús dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana” (Mateo 11:28 y 30). Si tu religión te parece pesada no la recibiste de Cristo. Este versículo se ha convertido en un versículo clave para mí. Me motivó a repasar mi adventismo hasta que todo pareció fácil o liviano.
Charles Swindoll cuenta la historia de un hombre que caminaba por un aeropuerto acarreando dos maletas pesadas. Otro hombre le preguntó qué hora era y él le dio la hora, el puntaje de un equipo de fútbol y el clima en Londres.
“¿Tu reloj te da toda esa información? Tengo que tener ese reloj. Te daré $100 por él”.
“No, no está a la venta”.
“Quinientos dólares”.
“No, es único. Mi padre me lo dio y yo se lo daré a mi hijo”.
“Cinco mil. Debo tener ese reloj. Tengo dinero efectivo aquí”.
“Bueno, está bien”.
El comprador, encantado, se puso el reloj y se alejó pero el primer hombre levantando las maletas le gritó: “¡No, espera, no te olvides las pilas!”
Esto es lo que les sucede a muchos nuevos cristianos. Llegan a la iglesia, aman la gracia, el descanso sabático, el cielo, el bautismo y los nuevos amigos. Luego se les cargan encima todas las leyes y reglamentos y pronto es una carga como esas maletas pesadas. Pero Jesús dice: “Mi yugo es suave y mi carga es liviana”.



2. ¡Dios no es un ladrón! “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Satanás ha estado diciendo mentiras acerca de Dios por miles de años. “Dios es un ladrón. Te engañará, te quitará todo placer. Ten cuidado le interesa robarte tu vida”. Pero Jesús dijo: “¡No soy un ladrón!”. Revisé todo mi adventismo, cada doctrina y cada dogma de la iglesia para estar seguro que no hubiese nada que diese pie a pensar que Dios es un ladrón.



3. No temas. “No tengan miedo” (Lucas 2:10).
Cuando los ángeles tuvieron la posibilidad de decir algo ¿cuales fueron sus primeras tres palabras? “No tengáis miedo”. Yo crecí con temor. Cada vez que pecaba, tenía temor que Dios tachaba mi nombre de “La lista”. Tenía temor del juicio, de los últimos días y todo eso.
Pero los ángeles dijeron: no tengan miedo. Vayan a encontrarlo en un establo. Es un bebé. No deben asustarse frente a un bebé. No deben temer por estar cerca de Dios”. Así que nuevamente tuve que revisar todo mi adventismo y librarme del temor. No más miedo de estar perdido, ni del juicio, ni del tiempo del fin.
Mientras estudiaba teología, mi hermano me mandó entradas para un juego de Chicago Bulls contra Portland Trailblazers. Yo era de Portland, sede del equipo campeón mundial. Cada vez que Chicago ganaba un punto, veinte mil personas se paraban y alentaban al equipo. Cada vez que Portland ganaba un punto, ¡dos personas se paraban y alentaban! Sobre el final del partido Chicago capturó la pelota, embocó y nos pasó por un punto, tan sólo cuatro segundos antes de terminar; veinte mil personas paradas, agitándose ¡y nosotros dos sentados! Portland pidió una pausa; al volver a la cancha Hollins realizó un tiro que entró en la canasta ¡en el instante que el reloj marcaba el final del partido! ¡Dos de nosotros parados, festejando! ¡Veinte mil sentados, en silencio total! ¡Fue un momento feliz de mi vida!
A veces da la impresión que el contrincante está por ganar. ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no manifiesta su poder? ¿Por qué no hay millones ansiosos de escuchar acerca de Dios? Pero de alguna forma sucederá. Llegará el momento en que Dios mostrará su poder y habrá estadios llenos de personas deseosas de escuchar acerca de Dios. Yo no quiero dormir mientras ocurra. No tengo miedo.



4. ¡Buenas nuevas! “No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría” (Lucas 2:10).
Todo lo relacionado con Dios son buenas nuevas. No puede existir tanto buenas como malas nuevas y nosotros hacer un promedio para ponerle a Dios una nota promedio que dé el examen por aprobado. No, todas tienen que ser buenas nuevas.
Una vez asistimos a un casamiento justamente cuando se definía un partido entre dos equipos populares. Al subir al auto para ir hasta el lugar de la fiesta nuestros hijos prendieron la radio. Al llegar desconecté la llave. Mis muchachos comenzaron a gritar: “Papá, no apagues ahora”. Miramos a nuestro alrededor y ¡todos estaban en sus autos escuchando!
Finalmente mi esposa dijo “Dan, tenemos que ir. Vamos a llegar tarde”. Así que apagué la radio y los muchachos avanzaron arrastrándose. Cinco minutos más tarde comenzó a correr la voz: “¿Escuchaste? los locales van ganando” En cinco minutos, todos se habían enterado. ¿Por qué? Porque eran buenas noticias.
¡Quizás la razón por la cual el evangelio no se ha propagado a través de todo el mundo es porque nosotros no estamos convencido que tenemos únicamente Buenas Nuevas!



5. ¡Gran alegría! “Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría” (Lucas 2:10).
Hace poco al llegar a casa encontré a mi esposa mirando un concierto de Elton John. Nunca lo había escuchado; vi como 35.000 personas de mi edad sabían todas las letras y permanecían paradas por dos horas, cantando juntos. Me puse un poco triste, pensando: “¿Cuando ocurrirá algo así para Dios?” Nuestros cultos de alabanza tienen que estar vivos. Los cristianos tenemos que ser los que viven más plenamente porque los ángeles dijeron que nos traen buenas nuevas de gran alegría.



6. ¡Nació un Salvador! “Hoy les ha nacido… un Salvador” (Lucas 2:11).
Cuando terminemos de comprender el concepto “iglesia”, nos concentraremos totalmente en Cristo. Cada sermón, cada doctrina será resultado de que somos seguidores de Cristo. La salvación será únicamente por gracia, porque “Hoy les ha nacido… un Salvador”.
Debido a las matanzas en Ruanda en 1994, la gente comenzó a refugiarse en las iglesias. Una mañana, sorpresivamente un grupo forcejeó la entrada a una iglesia cristiana, escapando de un grupo armado. El “oficial comandante” dio la orden que todos los miembros presentes se tirasen al piso y luego caminasen hacia una imagen de Jesús colgada en la pared, la escupiesen y dijesen: “Jesús, eres inservible, no quiero tener nada que ver contigo”. El pastor caminó hacia la imagen, escupió y dijo: “Jesús, eres inservible, no quiero tener nada que ver contigo”. Algunos lo siguieron.
Finalmente una joven caminó hacia adelante, tomando la falda de su vestido, secó toda la saliva y dijo: “Jesús, tú eres la persona más importante en mi vida y yo soy la inservible”. Dándose vuelta hacia el comandante le dijo: “¡Ahora me puede fusilar!” El oficial comenzó a llorar, se sacó su gorra y la puso sobre la cabeza de la niña. Estaba conmovido al ver a alguien dispuesto a morir por Cristo. En los últimos días nuestra iglesia estará llena de fieles discípulos de Cristo.



7. Para todas las personas. “Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo” (Lucas 2:10).
En la iglesia de los últimos días no habrá murallas, ni discriminación, ni jerarquías. Crecimos cantando que Cristo ama a todos por igual sin importar algunas diferencias pero no lo practicamos así. En muchas partes del mundo aún hoy, la discriminación y el prejuicio guían nuestras decisiones, lo que es contrario a las enseñanzas bíblicas. Como adventistas hemos progresado en asuntos sociales y éticos, pero todavía tenemos un largo recorrido.
Algunas veces en sus predicaciones a audiencias de color el pastor H.M.S. Richards decía: “No habrá personas de color en el cielo”. Silencio. “¡No habrá personas de color en el cielo!” insistía. La gente comenzaba a fastidiarse. Entonces agregaba: “No habrá personas oscuras ni blancas. Sólo personas rojas, rojas en la sangre del Cordero”. Todos los muros serán derribados.



8. Libertad. “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17).
Muchos hemos crecido sin sentirnos libres. Hay quienes guardan el sábado, pagan los diezmos y ofrendas, cambian su alimentación, quitan sus joyas, pero no se sienten libres. Si tu religión no te da un sentimiento de libertad, entonces no proviene del Espíritu. Porque “donde está el Espíritu..., allí hay libertad.”



9. Tiene que tener sentido. “‘Vengan, pongamos las cosas en claro” (Isaías 1:18); “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37).
Todo lo relacionado a la Iglesia Adventista de los últimos días tiene que estar apoyado en las Escrituras, centrado en Cristo y debe tener sentido, porque es la iglesia de Dios. Solíamos decir que no se podía ir al cine pero era posible mirar películas en el salón de la escuela. No, el lugar no es el problema sino lo que la película puede hacer a tu alma. Todo lo que decimos tiene que tener sentido porque Dios nunca es arbitrario. Las personas deben saber que están haciendo una elección intencional, con sus ojos bien abiertos. Escoger es una mejora, una mayor y mejor verdad.



10. No estoy avergonzado. “A la verdad, no me avergüenzo del evangelio” (Romanos 1:16).
Como resultado de revisar mi adventismo usando esta lista, llegué a la conclusión de que puedo sentirme orgulloso. Me niego a creer cualquier cosa de la que tenga que avergonzarme.
Hace unos años realicé un funeral para una familia pudiente. Tenían todo: mansión, yate, avión, todo. Yo estaba mirando todo con algo de envidia cuando uno de los hombres de la familia se acercó y me preguntó: “¿Crees lo que dijiste hoy durante el funeral?”
“Por supuesto”.
“Yo no. Yo solía creerlo. Desearía poder creer nuevamente. Quizás si tu-viese un pastor como tú, podría volver a creer”.
Me sorprendió darme cuenta que yo había estado sentado allí deseando tener lo que él poseía y a su vez él envidiaba lo que yo tenía. Me prometí que nunca más estaría avergonzado. Estoy orgullo-so de ser un cristiano, orgulloso de ser un adventista del séptimo día. Esta iglesia tiene la mejor imagen de Dios, el mejor paquete de verdades y la religión más fiel a la Biblia que yo conozca.



Conclusión
Dick Winn escribió que si estás decepcionado con la iglesia tienes algunas opciones. Puedes permanecer en ella como anestesiado, manteniendo las apariencias. Puedes desaparecer por la puerta de atrás. Puedes mostrar tu enojo y salir por la puerta de adelante. Puedes creer “a la carta”, eligiendo tus creencias. No necesitas tirar todo simplemente porque tienes problemas con algunas partes. ¡Guarda lo que funcione para ti!
Pero también puedes permanecer y trabajar para que las cosas sean mejores. Esto es lo que yo elegí. He pasado por dudas teológicas. Algunos de mis amigos han dejado el ministerio e incluso la iglesia y yo también tuve mis dudas pero finalmente decidí: me quedo. Si tú y yo nos vamos, el resto de las personas tendrá el poder de decisión respecto a la iglesia. Si te vas, no tienes voto. Por ello decidí permanecer. Mientras yo tenga el púlpito o tú una tarea en la iglesia, podemos opinar y podemos trabajar para convertir la Iglesia Adventista en lo que debería ser. ¡Así que quédate!
Decide hoy que nada puede alejarte: ni la hipocresía, ni la política, nada. Quédate. Ama a la iglesia porque Jesús ama a la iglesia y murió por ella.



* Todas las citas bíblicas corresponden a la Nueva Versión Internacional.
Dan Smith es pastor principal de la iglesia de la Universidad de La Sierra en Riverside, California, EE.UU. Su dirección de email: dsmith@lasierra

EL PASTOR Y LOS JÓVENES

El pastor debe ser una persona que tenga clara su posición con cada uno de los estamentos sociales de la iglesia. El trabajo con los jóvenes es el más especial, delicado y a la vez el más difícil. Debe de considerar que si los jóvenes de su iglesia no funcionan ahora, más tarde tampoco funcionará su iglesia, pues ellos son la base de ésta. A la vez es el trabajo más difícil, porque el trabajar con jóvenes al igual que té llena de gratificación te llena de desolación pues en ocasiones no sabes por qué motivo ellos han reaccionado así. Son imprevisibles, dinámicos, sinceros y en ningún caso son “políticos”. La iglesia misma también debe velar por el bienestar social, físico y espiritual de su juventud.
Si yo fuera Pastor me preocuparía de prepararlos en las siguientes áreas:


1. Explicarles cual es el propósito que Dios tiene para la Juventud, muchos de ellos ni siquiera saben que Dios tiene un plan para cada uno de ellos y que requiere de ellos muchas cosas.

2. Hablarles del pecado abiertamente, de todas las cosas que el mundo ofrece para luego responderles con lo que Dios ofrece y darle a elegir, que se comprometan personalmente.

3. Una vez que toman la decisión ayudarles a cómo caminar en la Luz ( hablarles de la fidelidad, de la autodisciplina, de cómo tener una experiencia genuina con Dios, de cómo ejercitar la voluntad, de la abnegación etc.)

4. Instarles a que su educación no sólo sea terrenal, si no que se preparen para la eternidad.

5. Les hablaría del servicio y les instaría a comprometerse con ello. Para este fin realizaría actividades comprometidas: un viaje misionero, visita a orfanatos, cárceles etc.

6. Daría charlas de la reforma pro- salud para que su cuerpo también este en armonía con la Palabra de Dios, y porqué no, les enseñaría a cocinar.

7. Hablaría con ellos de la música en especial, y porque no, invitaría a personas como Jonatán DolÇet que fue un ex cantante de rock para que les contase su experiencia y su conversión.

8. También hablaría con ellos sobre la recreación, el vestido y los adornos, las relaciones sociales, la vida del hogar y el noviazgo y matrimonio. Sin duda se podrían dar clases de cursos prematrimoniales para que lleguen a ser sabios y felices en su vida conyugal.Además en cuanto a realizar actividades con ellos, me basaría en realizar actividades que tuviesen relación directa con la naturaleza y el ejercicio, ya que ellos tienen que quemar de algún modo sus energías y porque es la forma más directa de estar en contacto con el creador. Les involucraría en campañas de evangelismo. Sería bonito tener vigilias de vez en cuando para orar y estudiar juntos la Biblia. Quizá todo esto sea una utopía porque no todos lo jóvenes responderían, pero creo, porque he sido joven, que esto es lo que se debe hacer. Y con los que no participasen nunca deberían ser abandonados sino visitados personalmente.