domingo, 11 de octubre de 2009

LA CREACIÓN Y UNA FE LÓGICA


Ed Christian

No tengo mucha fe en la lógica como una solución para los problemas del mundo, pero yo quiero una fe lógica. No exijo que mi fe se equipare a la “lógica científica” como se la concibe actualmente, pero espero que sea coherente en todos los aspectos.

Me refiero aquí a la lógica interior de la Escritura y la doctrina, por supuesto. Quiero creer lo que la Biblia enseña, pero también quiero que esa creencia sea lógica. No quiero creer en “fábulas artificiosas” (2 Pedro 1:1)*.

Me rehúso a creer en cualquier “doctrina cristiana” que yo no pueda basar satisfactoriamente en la Biblia. Pero también me rehúso a negar cualquier doctrina cristiana apoyada en la Biblia, aun si ésta fuera impopular o se la considere “no científica”. Hacerlo sería ilógico.

Tengo un amigo que es el capellán de la universidad estatal donde enseño. Este pastor tiene una fe ilógica, y piensa que eso le ayudará a atraer a Cristo a nuestros estudiantes universitarios. Cree, según dice, en la existencia de Dios, en Jesucristo como su Salvador, en el nacimiento virginal y en la vida venidera, pero no cree en la Creación. Para mi modo de ver, esto hace que su fe carezca de sentido y resulte ilógica. Muchos cristianos presuntamente “lógicos” comparten la fe ilógica de este pastor universitario. En este breve artículo trataré de explicar por qué es ilógico desde el punto de vista bíblico y doctrinal no creer que Dios creó la vida sobre la tierra en seis días literales.**

Estoy asumiendo, como base de esta discusión, que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, dada a nosotros por medio de las palabras elegidas por los hombres, pero doctrinalmente infalible en su versión original. Si esto no es así, si esta es mera especulación humana de escritores religiosos, entonces no disponemos de una base lógica o autorizada para la fe y la doctrina, cualquiera sea nuestra creencia.

El problema es éste: Muchas doctrinas cristianas están basadas en parte sobre textos que de manera clara e inconfundible dicen que Dios nos creó. Sea que lo expresen o no, los textos asumen que la Creación se produjo en seis días. Los escritores de la Biblia no tienen otras teorías sobre este tema. De ahí que, lógicamente, si Dios no nos creó de acuerdo con lo que la Biblia dice que ocurrió, entonces dichos textos, equivocados en algunas partes, podrían estarlo en cualquier otro aspecto también. ¿Cómo podemos afirmar que la frase que identifica a Jesús como Salvador es inspirada, pero la siguiente en la que se lo identifica como Creador, no es más que una leyenda? Esta manera tan arbitraria de abordar el tema de la inspiración es totalmente ilógica.

Analicemos las siguientes declaraciones y los textos en las que se apoyan. Si estos pasajes de la Escritura son aceptados como un auténtico e inspirado fundamento de la doctrina y la fe, entonces como cristiano, no me queda otra alternativa lógica que afirmar la validez de su implicación, esto es, que Génesis 1 es el relato verdadero inspirado por Dios sobre la creación divina de la vida sobre la tierra en seis días.

Si Dios no nos creó, no tenemos base lógica para creer que Jesús es el Mesías, el Salvador y el Hijo de Dios:

“Así dice Jehová, Redentor vuestro, el Santo de Israel: . . .Yo soy Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey” (Isaías 43:14, 15).

“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” ( Juan 1:3).

“Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (1 Corintios 8:6, ver además, Hebreos 1:1-3, Colosenses 1:15-20, 1 Pedro 1:18-20).

Si Dios no nos creó, no tenemos una base lógica para creer en la venida de Cristo y el fin del mal:

“Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:7).

“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra . . . y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor” (Isaías 65:17-19).

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).

Si Dios no nos creó, no tenemos base lógica para creer en los Diez Mandamientos como la ley de Dios:

“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Exodo 20:11).

Si Dios no nos creó, no tenemos base lógica para creer en la santidad del matrimonio:

“¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” ( Mateo 19: 4-6).

Si Dios no nos creó, no tenemos base lógica para creer en el nuevo nacimiento o la regeneración:

“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Colosenses 3: 9 y 10).

Si Dios no nos creó, no tenemos base lógica para creer en la vida como un don de Dios:

“Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra” (Salmo 104:29 y 30).

Si Dios no nos creó, no tenemos base lógica para creer en la revelación divina al mundo por medio de la naturaleza:

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).


“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pedro 3:3-7).

Si Dios no nos creó, no tenemos base lógica para creer en la existencia de Dios como el soberano del universo:

“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11).

Si Dios no nos creó, no tenemos base lógica para creer en la omnisciencia de Dios:

“Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13).

Si no creemos que la vida fue creada sobre la tierra en seis días, como lo enseña Génesis 1, entonces desde luego, es ilógico creer que Adán y Eva pecaron alguna vez como lo enseña Génesis 3. Si nosotros evolucionamos incluso por “evolución deísta” o “por diseño”, entonces la muerte ha existido desde siempre en la tierra. Dios, si es que hay alguno, se vuelve un dios de “garras y dientes” que nos ofrece una “supervivencia del más apto” en lugar de “salvación por la fe”. Si la muerte ha existido siempre, entonces la muerte no entró al mundo como resultado del pecado. Por lo tanto, si evolucionamos, no puede haber tal cosa como el pecado que lleva a la muerte y no habría necesidad de un Salvador del pecado. Pero tampoco tendríamos razón para abrigar la esperanza del fin de la muerte.

Si Juan y Pablo identificaron a Cristo como el Creador y ellos estaban equivocados, entonces no tendríamos una base lógica para esperar que hayan estado en lo correcto cuando escribieron que él murió por nuestros pecados, resucitó, ascendió al Padre y volverá para salvarnos y re-crear lo que originalmente creó.

“Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres” (1 Corintios 15:19).

Yo no creo que podemos transitar por dos caminos. Si aceptamos que Dios creó el mundo de la manera que la Biblia lo enseña, entonces es lógico esperar su regreso. Si no aceptamos la Creación, entonces la fe en Cristo es una mera expresión de deseos, y el cuerpo de Cristo sólo un club social.

Ed Christian (Ph.D., University of Nebraska), enseña Inglés y La Biblia como Literatura, en la Universidad Kutztown. Este ensayo es una adaptación de las notas de su cátedra de Literatura del Antiguo Testamento. Su dirección postal es: Department of English; Kutztown, Pennsylvania 19530, U.S.A. E-mail address:

Notas y referencias

* Todos los pasajes de la Biblia citados son de la RVR, 1960.

** Aclaro “vida sobre la tierra”, porque concuerdo con Richard Davidson en que el texto hebreo de Génesis 1 requiere seis días para la creación de la vida, pero sugiere que Dios creó el mundo y el universo “desordenado y vacío” durante las edades sin tiempo antes de la creación de vida en la tierra. Ver Davidson: “En el principio: Cómo interpretar Génesis 1", Diálogo 6:3 (1994), pp. 9- 12.

CREACIONISMO: ¿VÁLIDO AÚN EN EL NUEVO MILENIO?


George T. Javor


El creacionismo no es para tímidos o timoratos. Está basado en una aseveración de hace 3.500 años que se encuentra en la Biblia: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Génesis 1:1, VRV). Sin embargo, la mayoría de los científicos contemporáneos creen que la vida fue el resultado tardío de una enorme explosión natural de la materia primitiva hace billones de años. Creer en la creación es ir contra la marea.


"Nada en biología --escribió Dobzhansky-- tiene sentido excepto a la luz de la evolución".1 Los directores de la revista Science, prologando una edición especial sobre la evolución, afirmaron no hace mucho: "Los conceptos intelectuales que surgen de nuestra comprensión de la evolución han enriquecido y cambiado muchos otros campos de estudio".2 En el mismo ejemplar escribió Stephen Jay Gould: "La evolución orgánica ... [es] uno de los hechos más firmes jamás convalidados por la ciencia".3


La respuesta creacionista estándar a este tipo de declaraciones es señalar defectos en los argumentos evolucionistas. Pero los creacionistas están en una mejor posición cuando muestran que sus explicaciones logran mejores resultados que las evolucionistas. Su meta debiera ser desarrollar un paradigma tan funcional que la gente tuviera que admitir: "Nada en biología tiene sentido excepto a la luz del creacionismo".


Con esto como trasfondo, consideremos unos pocos aspectos del creacionismo aún válidos para investigadores cristianos del siglo XXI.


1. ¿Es el creacionismo un paradigma de origen religioso?


Sí. Los esfuerzos por presentar el creacionismo en una envoltura secular desvirtúa su fuerza. En el mismo centro del creacionismo está el Creador. La Biblia enseña que el Creador está íntimamente involucrado en la naturaleza, aunque no es parte de ella. Por lo tanto, la religión no puede estar divorciada de la ciencia. Mientras que la ciencia puede ser practicada sin ninguna referencia a la religión, la interpretación de tales esfuerzos puede ser defectuosa.


De las grandes civilizaciones, la de Europa Occidental dio origen a la ciencia moderna, con énfasis en la experimentación y las formulaciones matemáticas.4 Varias culturas de la antigüedad, entre ellas la china y la árabe, produjeron un nivel más elevado de erudición y tecnología que la de Europa medieval. Sin embargo, fue en Europa donde nació la ciencia moderna. A esto contribuyó mucho la fe judeo-cristiana, con su confianza en las leyes de la naturaleza.


El supuesto conflicto entre la religión y la ciencia es un invento reciente y una distorsión de las realidades históricas, por una clase de historiadores (encabezada por John Williams Draper y Andrew Dickson White), cuya agenda fue destruir la influencia de la iglesia. El secularismo de nuestros días, popular en las ciencias, podría ser sólo una desviación en la historia de la ciencia.


2. ¿Cuáles son los supuestos inconvenientes del creacionismo?


a. El creacionismo se originó en un mundo precientífico, en el cual abundaban los mitos. La historia bíblica de la creación frecuentemente es comparada con la babilónica y otras semejantes.


b. El creacionismo se basa en la noción de que existe un ser sobrenatural, lo cual no puede ser verificado científicamente. Además, si esto fuera cierto, entonces nuestro mundo sería caprichoso, sujeto a los antojos de poderes sobrenaturales, y la ciencia no está equipada para estudiar un mundo tal.


c. El creacionismo restringe la investigación, porque la ciencia no se interesa en estudiar el origen de la vida o la relación entre los organismos.


d. El creacionismo implica ser responsable ante Alguien. Esto significa que el ser humano no es la autoridad suprema en el mundo.


Respuestas a estas observaciones:


a. El hecho de que exista una historia de la creación en diferentes culturas antiguas sugiere una fuente común para todas ellas.


b. El Ser supremo presentado en la Biblia creó un mundo que funciona según leyes que fueron establecidas o pueden ser descubiertas. A los seres humanos se les indicó que sojuzguen y cuiden de lo creado respetando esas leyes. Pareciera que en el funcionamiento regular de la naturaleza no existiera el capricho. No obstante, el paradigma creacionista admite la intervención divina en el mundo natural, cuando se pasan por alto algunas leyes naturales. Los creacionistas creen que las más significativas intervenciones divinas del pasado han sido explicadas a la humanidad por revelación especial. La ciencia moderna se extravió cuando descartó la información revelada de manera sobrenatural.


c. La idea de que el paradigma creacionista es restrictivo para la ciencia depende de la perspectiva de cada investigador. Este decide cuán amplio es el ámbito de la realidad dentro del cual quiere realizar sus estudios.


3. ¿El creacionismo obstaculiza o favorece la investigación científica?


La cosmovisión creacionista es un fuerte factor que motiva a los científicos a investigar el mundo natural, realizando experimentos a fin de comprender mejor cómo Dios dirige y mantiene en funcionamiento el mundo. Tal fue el enfoque de los científicos "voluntaristas", que reaccionaron contra la perspectiva aristotélica, que sostenía que el universo y todo lo que contiene habría sido creado en base a leyes de la lógica, que el propio Aristóteles habría descubierto. Van Helmont, Robert Boyle e Isaac Newton fueron científicos voluntaristas prominentes, dedicados a la observación y experimentación científica.


La doctrina bíblica de la creación nos asegura que vivimos en un mundo ordenado y gobernado por el supremo Legislador. Esto representa un fuerte contraste frente a la cosmovisión pagana que concibe la naturaleza como dirigida por fuerzas misteriosas. De manera que la doctrina de la creación es un factor positivo y posiblemente decisivo en el surgimiento de la ciencia moderna.


4. ¿Tiene poder explicativo el creacionismo?


La ciencia es en gran medida explicación. La mejor prueba del valor de un paradigma es su poder explicativo. Aquí hay algunos ejemplos:


Las evidencias de diseño que se observan en la naturaleza a todo nivel apoyan naturalmente el creacionismo.
La gran diversidad entre los organismos puede ser interpretada como un reflejo de la increíble imaginación del Creador.
La interacción entre los organismos y su mutuo apoyo son testimonio de un diseño beneficioso.
La difícil tarea de explicar cómo llegó a existir la materia viviente desaparece. También desaparece la carga de tener que conectar todos los organismos por medio de árboles filogenéticos.
El creacionismo ayuda a explicar la excepcional fidelidad de la reproducción genética por un lado y el limitadísimo campo de posibles cambios que pueden ser logrados por mutaciones. (Por ejemplo, en el laboratorio ya se demostró que la bacteria E. coli sigue siendo E. coli aún después de miles de generaciones.)
No todas las manifestaciones de la biosfera tienen que ver con valores de supervivencia. La vida es más que la mera supervivencia. Si éste fuera el único criterio, veríamos un mundo mucho más despoblado. El creacionismo nos libera de tener que explicar por qué hay tanto organismos unicelulares como pluricelulares, y por qué es absolutamente necesario que coexistan dos diferentes tipos genéticos de organismos (masculino y femenino).
Es posible entender que las características comunes entre los organismos provienen de un mismo Diseñador inteligente. Por ejemplo: similitudes en los procesos metabólicos generan necesidades metabólicas comunes, las que pueden ser satisfechas por fuentes comunes de alimento. Diversas características confirman la habilidad de los organismos para llenar diferentes nichos de existencia y para preservar sus identidades. Las diferencias entre los organismos también reflejan la obvia predilección del Diseñador por variaciones.
En lugar de preguntar cómo un organismo logra crear su propio nicho de existencia, preguntamos: ¿Cómo contribuye esta especie al bienestar de la biosfera?
Se resuelve el dilema de qué apareció primero, el huevo o la gallina. La gallina vino primero.
Se entiende que la causa de todo lo que existe, ascendiendo desde los átomos, es la expresa voluntad del Creador. Los adventistas afirmamos que el Creador no dependió de materia preexistente para la creación original. Sostenemos que la materia no es infinitamente antigua, sino que fue creada.
Una característica de algo diseñado es que el todo es mayor que la suma de sus partes. El diseño y la organización permiten que los componentes de sistemas complejos cooperen para la expresión de nuevas funciones. Es posible presentar los niveles de la realidad para mostrar la aparición de nuevas funciones en cada nivel sucesivo. (Ver la Figura 1.)
La depredación, las plantas tóxicas, los virus, el sufrimiento y la muerte de organismos no vegetales no encajan en un esquema concebido por un Creador omnisapiente. En cambio, el paradigma creacionista los explica como la obra de un poder maligno en la naturaleza. Este concepto es muy útil cuando observamos, por un lado, la inmensa sofisticación en el funcionamiento de la materia viviente y por otro, la aparente futilidad de todo organismo viviente que pareciera destinado a la desaparición final.
5. ¿Es posible hacer predicciones comprobables científicamente con el paradigma creacionista?


El creacionismo ha sido criticado por no conducir a predicciones científicas comprobables. Es cierto que paradigmas erróneos pueden guiar a sugerencias comprobables, pero eso no conduce necesariamente a una buena hipótesis. Eso sólo la convierte en una hipótesis comprobable.


Cuando se pone a prueba la predicción de un paradigma y los resultados son diferentes de lo predicho, a veces es alterado el paradigma, pero frecuentemente los resultados de las pruebas son interpretados de nuevo como para permitir la continuación de la validez del paradigma. Cuando la misión Vikingo a Marte no encontró evidencias de vida en la superficie del suelo marciano, aun cuando la vida microbiana había sido predicha por el paradigma evolucionista químico, se hizo el ajuste para postular la existencia de organismos vivos en las profundidades del suelo marciano.


El paradigma creacionista sugiere que en vez de crear unas pocas especies, el Creador generó una rica variedad de organismos vivientes. Por lo tanto, sería sorpresivo encontrar planetas poblados solamente por microorganismos.


Otras predicciones que derivan de la posición creacionista son:


La biosfera está completa. No se espera que surjan nuevos órdenes de organismos. (Sin embargo, el paradigma creacionista no se incomoda con el surgimiento de nuevas especies dentro de un mismo orden.) Todos los organismos actuales tienen antepasados reconocibles.
Ningún organismo viviente surgirá de materia abiótica.
El registro fósil sugiere que desde el principio coexistió una gran variedad de organismos.
6. Implicaciones teológicas del creacionismo.


La ciencia no puede ser divorciada de la religión. Los teólogos no deben abandonar la esfera de la realidad física enteramente a los científicos. Posiblemente los teólogos no podrán contribuir a la comprensión de cómo funcionan las realidades físicas en la naturaleza, pero tienen la grave responsabilidad de asesorar a los científicos sobre el significado más claro de la información sobrenatural que tiene relevancia en las ciencias.
Para ilustrar esto podríamos imaginar a un científico de alguna parte del universo que visitara la Tierra una semana después de su creación. Al no estar informado de que la creación era un evento reciente y al observar organismos adultos y árboles bien desarrollados en el Jardín del Edén, ese científico bien intencionado concluirá que la Tierra ha existido por bastante tiempo. El conflicto relativo a la edad de la tierra se debe al hecho de que todas las técnicas de datación ignoran la posibilidad de que la tierra pudo haber sido creada con apariencia de edad.


Los seres humanos somos responsables ante el Creador por la manera en que utilizamos los recursos naturales.
La sabiduría y el poder del Creador son evidentes al observar el mundo natural. El no sólo es el diseñador del mundo, donde los objetos y los organismos están integrados de manera coherente, sino que los creó y los ha sostenido por miles de años. Esto contrasta con los famosos y fallidos experimentos de reproducir la biosfera original de nuestro planeta, que demostraron cuán difícil es equilibrar los sistemas ecológicos.
Aun cuando no tenemos una comprensión completa de cómo nuestro planeta se relaciona con el resto del universo, no cabe duda de que la existencia de nuestro mundo tiene un propósito.
La cosmovisión adventista está basada en el profundo tema de la gran controversia entre Cristo y Satanás. La Biblia nos dice que en los últimos días Satanás actuará poderosamente para engañar al mundo. Una faceta de este engaño podría ser la teoría de la evolución.
Conclusión


El creacionismo es un paradigma sólido, capaz de sustentar la investigación científica en el nuevo milenio. Una mayor aceptación del creacionismo por los científicos en el futuro dependerá en parte de cuán bien pueden convencer los teólogos a los científicos del inestimable valor de la información revelada. Además, esta aproximación ganará mayor credibilidad a medida que más científicos conduzcan investigaciones en base a la perspectiva creacionista.


George T. Javor (Ph.D., Universidad de Columbia) dicta cátedra e investiga en el Departamento de Bioquímica, Facultad de Medicina de la Universidad de Loma Linda, Loma Linda, California, EE.UU.


Notas y referencias:


1. T. Dobzhanski, The American Biology Teacher 35 (1973): 135.


2. B. Hanson, G. Chin, A. Sugden y E. Culotta, Science 284 (1999): 2105.


3. S. J. Gould, Science 284 (1999): 2087.


4. N. R. Pearcey y C. B. Thaxton, The Soul of Science: Christian Faith and Natural Philosophy (Wheaton, Illinois; Crossway Books, 1994).

ARQUEOLOGÍA BÍBLICA PARA CREYENTES


DANIEL 7

Daniel 7


     ALGUNOS OPINAN que la única contribución adventista a la teología bíblica es la manera en que los adventistas del séptimo día entienden el juicio previo al advenimiento, o juicio investigador, basados en Daniel 7:9-14.' Ciertas denominaciones han compartido otras creencias fundamentales de la iglesia, pero sostienen que esta doctrina es sólo un intento de "compensar errores en la interpretación profética".2 Un estudio del tema, no obstante, mostrará que los adventistas no son los únicos que enseñan el concepto de un juicio anterior al advenimiento y que éste cuenta con un fuerte apoyo bíblico.

Información

El Anciano de días (Dan. 7:9)—Éste es el único versículo de la Biblia que describe a Dios el Padre en forma humana. Lo representa como un juez humano de gran edad y sabiduría sentado en su tribunal. El manto blanco, que simboliza la absoluta pureza moral del juez divino (Isa. 1:18), nos recuerda los vestidos blancos de los 24 ancianos que rodean el trono de Dios (Apoc. 4:4) y los que vestirán los santos algún día (Apoc. 3:5). El cabello blanco simboliza sabiduría y ancianidad, características que lo calificarían como juez en el mundo de la Biblia (Lev. 19:32; Job 32:7). La descripción del trono de Dios como una llama de fuego, con ruedas ardientes, representa los juicios divinos (Sal. 50:3, 4).

El Hijo del Hombre (Dan. 7:13)—En Ezequiel, Dios utiliza la frase "hijo de hombre" más de 70 veces para dirigirse al profeta (Eze. 2:1; 3:1, 3, 4, 10, etc.). Destaca las limitaciones de la humanidad de Ezequiel en contraste con la ^.majestad divina.

Los comentadores han interpretado el "Hijo de Hombre" en Daniel como el Alcángel Miguel,3 la personificación del pueblo de Dios, la nación judía,4 y el Mesías. La posición mesiánica es la más antigua y la más común entre judíos v cristianos.'1 En el libro de Enoc, escrito en la parte final del período intertestamentario, el "Hijo de Dios" es una figura mesiánica "a quien pertenece la justicia", quien depone a los "reyes y poderosos de sus cómodas sillas",6 y quien trae consigo el fin de la era presente. Los evangelios presentan al "Hijo del Hombre" como el título favorito de Jesús al referirse a sí mismo. Lo utilizó más de 80 veces para identificarse como (1) el Hijo del Hombre terrenal que obra en el presente (Mar. 2:10, 28), (2) el Hijo del Hombre quien sufrirá, morirá y resucitará (Mat 17:22, 23; 20:18, 19), y (3) el Hijo del Hombre quien regresará en gloria escatológica (Mat. 24:30; 26:64).7 La manera en que Jesús empleó el título, recordó a sus lectores el "Hijo de Hombre" de Daniel, quien recibe dominio, gloria y un reino eterno (Dan. 7:14).

Explicación

Daniel 7 consiste esencialmente de una visión, su interpretación y la reacción del profeta a la visión. Un prólogo (vers. 1, 2) y un epílogo (vers. 28) enmarcan el capítulo. La visión (vers. 2-14) representa cuatro bestias, con el énfasis en la cuarta bestia, la cual tiene diez cuernos de los cuales surge otro cuerno pequeño. El cuerno pequeño se torna en la oposición principal al "Altísimo" y los santos en el resto del capítulo. Aunque las actividades del cuerno pequeño continúan aquí en la tierra, la atención de Daniel es dirigida a una escena celestial de juicio (vers. 9-14) que condena al cuerno pequeño, vindica a los santos y otorga dominio, gloria y un reino a "uno como Hijo de hombre" (Dan. 7:13).

El pasaje sobre el juicio en Daniel 7:9-14 contiene tres escenas: (a) un juicio en el cielo en los versículos 9 y 10; (b) el fin de la cuarta bestia, es decir, el resultado del juicio en los versículos 11 y 12; y (c) la recepción del reino por el Hijo del Hombre (Cristo) en los versículos 13 y 14.

El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos (Dan. 7:9, 10)—Muchas personas disfrutan de escenas de juicios, siempre y cuando a ellas no les toque estar sentadas en la silla del acusado. Generalmente, el cuadro de un juez en el tribunal evoca las ideas de un crimen cometido y un castigo que se aplica. La mayoría de las personas, por lo tanto, sienten aprensión cuando se les pide que formen parte de un jurado o que testifiquen. Las Escrituras, no obstante, "ven el juicio desde el punto de vista del oprimido, la víctima sufriente, y por lo tanto lo colocan en el contexto de la salvación y la victoria sobre el opresor y el mal". Como resultado, la Biblia a veces describe a los jueces como libertadores o salvadores (Jue. 3:9,15; 18:28).

El concepto de un juicio investigador, como lo enseña la Iglesia Adventista, tiene un claro fundamento bíblico. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, repetidamente encontramos juicios investigadores. Desde el mismo comienzo de la relación de Dios con los pecadores en Génesis 3, surge un modelo de proceso judicial. Primero viene la investigación: "¿Dónde estás tú?" "¿Quién te enseñó...?" "¿Has comido del árbol?" (Gen. 3:9-11). Después de investigar, Dios anuncia el veredicto en los versículos 14-19. Encontramos una situación similar en la manera en que Dios trata a Caín (Gen. 4:9, 10) y en su trato con Sodoma y Gomorra. Casi todo el pasaje de Génesis 18 y 19 describe las investigaciones y deliberaciones de Dios previas a su acto castigador. El hecho de que el Nuevo Testamento proyecte el juicio sobre Sodoma y Gomorra como un "ejemplo" o "símbolo" del juicio final de Dios es revelador (2 Ped. 2:6; Jud, 7). Los escritos de los profetas de Israel representan cómo Dios reúne a Israel o las naciones ante su tribunal, cómo hace una investigación, cómo se declaran los hechos, cómo comparecen los testigos y finalmente cómo se pronuncia un veredicto (ver Isa. 5:1-7; 43:8-13, 22-28). La secuencia es siempre la misma: pecado, investigación y juicio."

El concepto de un juicio investigador previo al advenimiento aparece también en el Nuevo Testamento. La parábola de la fiesta de bodas en Mateo 22 es un ejemplo clave. "Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda" (Mat. 22:11). La inspección que el rey hace de los convidados representa un proceso de investigación que decidía cuáles de los invitados podían quedar y cuáles no. En este sentido es un cuadro del juicio investigador previo al advenimiento que está ocurriendo ahora.

Otros pasajes del Nuevo Testamento que presuponen un juicio previo al advenimiento son Juan 5:28-29, en el cual Juan menciona una resurrección para vida y una resurrección para condenación, y Apocalipsis 20:4-6. La mayoría de los exégetas bíblicos concuerdan en que Apocalipsis 20 enseña dos resurrecciones literales de los muertos separadas por mil años. En el sentido de que únicamente los "bienaventurados y santos" se levantan en la primera resurrección, debe haber ocurrido un juicio previo para determinar quién participará de ella. Teólogos no adventistas también han reconocido esto. El luterano Joseph A. Seis, por ejemplo, escribió: "La resurrección y los cambios que ocurren en 'un abrir y cerrar de ojos' para los vivos, son en sí mismos los frutos y representaciones de un juicio precedente. Son las consecuencias de adjudicaciones ya hechas. En términos estrictos, los hombres no son levantados ni trasladados para ser traídos a juicio. Las resurrecciones y traslaciones con producto de un juicio ya ocurrido sobre los muertos como muertos y los vivos como vivos. 'Los muertos en Cristo resucitarán primero', porque ya se ha juzgado que están en Cristo, y los santos vivos son arrebatados con ellos en las nubes, porque ya se ha juzgado que son santos y dignos de obtener ese mundo".10

En Apocalipsis 14, el mensaje del primer ángel, "temed a Dios, y dadle gloria porque la hora de su juicio ha llegado" (Apoc. 14:7), precede la cosecha de la tierra (vers. 14-20). La secuencia de eventos en este capítulo claramente indica que el juicio del que se habla en el versículo 7 ocurre antes de la ejecución del juicio en ocasión de la segunda venida de Cristo en los versículos 14-20." Así es que encontramos el concepto de un juicio investigador según se lo presenta en Daniel 7 —previo a la segunda venida— a lo largo de las Escrituras.

La hora y propósito del juicio (Dan. 7:11, 12)—Es importante reconocer que el juicio en Daniel 7 ocurre mientras el cuerno pequeño está activo sobre la tierra. Al final del versículo 8, Daniel escucha las palabras "pomposas" del cuerno pequeño. Entonces su atención se torna hacia la escena del juicio celestial (vers. 9, 10). Pero luego de describir la escena del juicio, Daniel dedica nuevamente su atención a lo que el cuerno declara. El texto dice "yo entonces", o sea, mientras contemplaba la escena celestial, ocurría la proclamación del cuerno pequeño sobre la tierra.

Tres pasajes en Daniel 7 se refieren específicamente al juicio (vers. 9-14, 21, 22 y 26). Debido a que las acciones del cuerno pequeño claramente intersectan con el juicio celestial, y por lo menos temporalmente, coinciden con él, este juicio no puede ser el juicio final de Apocalipsis 20. Más bien, debe ser un juicio preliminar que ocurre en el cielo previo a la segunda venida, tal como los adventistas del séptimo día siempre han enseñado.

Una interpretación tal no se limita a los adventistas del séptimo día. El autor católico E Düstewaid, por ejemplo, escribió: "Sin duda alguna, el profeta Daniel describe aquí el juicio de Dios concerniente a los poderes hostiles. El juicio termina con la condenación total de los imperios del mundo y el triunfo de la causa de Dios. Sin embargo, lo que se describe aquí no es, como muchos intérpretes del pasado (Theodoret y otros) han supuesto, el juicio general del mundo; no es el juicio de Dios aquí en la tierra, sino que el lugar del juicio se encuentra en el cielo. El contexto indica que es un juicio preliminar que luego se confirma en el juicio general del mundo".'2 El intérprete protestante T. Robinson vio esta distinción en el siglo XIX cuando escribió su comentario sobre Daniel. "Como ya se ha observado, éste no es el juicio general al fin del reino de Cristo sobre la tierra, o, según se entiende comúnmente la frase, al fin del mundo. Más bien parece ser un juicio invisible que ocurre dentro del velo y se revela por sus efectos especiales y la ejecución de su sentencia. Por ser ocasionado por las grandilocuentes expresiones del cuerno pequeño y ser seguido por el despojo de su dominio, puede parecer que ya ha pasado. Pero, debido a que es evidente que la sentencia no ha sido totalmente ejecutada, puede ser que se encuentre en sesión ahora mismo".13

¿Cuál es el propósito de este juicio en Daniel 7? Observamos que se abren libros y se los estudia (vers. 10). En el Antiguo Testamento encontramos referencias al "libro de los vivientes" (ver Sal. 69:28), el "libro de memoria" (ver Mal. 3:l6), y el "libro" de Dios (ver Éxo. 32:32; Sal. 56:8). El mismo pensamiento ocurre en la literatura del judaísmo tardío (1 Enoc 47:3) y en el Nuevo Testamento (Fil. 4:3; Apoc. 3:5; 20:12; 21:27). La pregunta importante es: ¿Quién es juzgado en base a estos libros? Por el contexto concluimos que este juicio incluye:

1. El pueblo de Dios. Aunque la Reina-Valera traduce Daniel 7:22 como "se dio el juicio a los santos del Altísimo" (Dan. 7:22), varias versiones lo vierten "se hizo un juicio en favor de los santos del Altísimo" (RSV, NIV). Esto indica que los santos son de algún modo el tema de la audiencia, un hecho que no es reconocido fuera de la Iglesia Adventista, aunque no debiera sorprendernos. Debido a que la mayoría de los cristianos creen en la inmortalidad del alma, suponen que el estado futuro de una persona se decide en el momento en que ésta muere. Un juicio previo al advenimiento, por lo tanto, que rinde una decisión final respecto a si una persona es salvada o no concuerda con su paradigma. Ven a los muertos ya en el cielo o el infierno (o para los católicos, el purgatorio). Por lo tanto, los cristianos, en general, no aceptan un juicio anterior al advenimiento, aunque el contexto de Daniel 7 claramente lo exige.

2. El cuerno pequeño. Debido a que el contexto de la escena del juicio se refiere repetidamente al cuerno pequeño (vers. 8 y 11), el juicio, por lo tanto, de alguna manera debe también incluirlo. "La evidencia contextual interna sugiere que los santos y el cuerno pequeño comparten igualmente en el veredicto del juicio previo al advenimiento".14 Los santos en el sentido de que ellos reciben el reino (vers. 27), y el cuerno pequeño en el sentido de que se le quita el dominio. Por lo tanto, la vindicación de los santos (vers. 22), implica la condenación del cuerno pequeño.

Aunque algunos intérpretes no adventistas, tales como Düsterwald y Robinson, han visto un juicio previo al advenimiento en Daniel 7, lo han limitado a un juicio del cuerno pequeño, mientras que los adventistas incluyen tanto a los santos como el cuerno pequeño como los objetos del juicio.

El propósito principal del juicio investigador que precede al advenimiento es la confirmación final de la salvación y la vindicación del pueblo de Dios (vers 22). Pero más allá de la vindicación de los santos y la condenación del cuerno pequeño, el juicio previo al advenimiento también corrobora la justicia de Dios en sus tratos con la humanidad. Cuando los seres no caídos en el universo examinan los registros de los santos durante el juicio previo al advenimiento, resolverán que Dios ha sido ciertamente justo y misericordioso en cada instancia. De esta manera será exonerado el carácter de Dios, el que ha estado en el centro del gran conflicto entre Cristo y Satanás.

El Hijo del Hombre recibe el reino (Dan. 7:13, 14)—Muchos intérpretes de Daniel perciben la llegada del Hijo del Hombre en las nubes del cielo como una referencia a la segunda venida de Cristo.15 Sin embargo, la escena aquí descrita no se refiere a la segunda venida, porque el Anciano de días no está en la tierra sino en el cielo. "Él viene hacia el Anciano de días en el cielo para recibir el dominio y la gloria, y un reino, que le será dado a la conclusión de su obra de mediador. Es esta venida, y no su segundo advenimiento a la tierra, la que la profecía predijo que había de realizarse al fin de los 2.300 días, en 1844".16

Aplicación

"Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (I-leb. 9:27). Al igual que la muerte le toca a cada ser humano, cada uno ha de enfrentar el juicio final, "porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo" (2 Cor. 5:10). Aunque somos salvos por la fe en Cristo (Efe. 2:8), todavía somos juzgados por nuestras obras (Ecle. 12:14; Mat. 12:36). No obstante, si hemos aceptado a Cristo como nuestro Señor y Salvador no tenemos nada que temer en el juicio, porque Jesús ha llevado nuestros pecados en la cruz y ha muerto en nuestro lugar. Pablo dice que el Padre "por nosotros lo hizo pecado [a Jesucristo], para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Cor. 5:21), y que "ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Rom. 8:1).

Zacarías 3 demuestra gráficamente esta verdad maravillosa. Cuando Satanás se opuso a Josué ante el Señor, Dios le dijo a sus ayudantes: "Quitadle esas vestiduras viles". Entonces Josué recibió ropas nuevas y un turbante limpio (vers. 4, 5). Las vestiduras sucias, que representan los pecados de cada persona, no fueron quemadas o enviadas a la tintorería, sino que Jesús se las puso y entonces fue a la cruz a pagar el castigo (Rom. 5:8).

El juicio previo al advenimiento en Daniel 7 es la primera fase del juicio final.

Investigará y decidirá los casos de "todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios".17 Entonces, a su segunda venida, Dios revelará las decisiones alcanzadas en el juicio previo al advenimiento y sus santos recibirán el reino (Dan. 7:27). Durante el milenio los justos juzgarán a los malvados (Apoc. 20:4;

1 Cor. 6:2, 3), y después del milenio los impíos y Satanás con todos sus seguidores recibirán el castigo final: la muerte eterna (Apoc. 20:11-15). Juntas, estas fases del juicio constituyen el juicio final, cuya culminación será la vindicación del amor y la justicia de Dios por toda la eternidad.


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Referencias

1. Leroy Edwin Froom, Movement of Destiny [Un movimiento con un destino) (Washington, D. C.: Review and Herald, 1971), p.541.

2. Walter R. Martin, The Truth About Seventh-day Adventism [La verdad acerca del adventismo del séptimo día] (Grand Rapids; Zondervan, 1960), p. 182.

3. Lacocque, The Book of Daniel [El libro de Daniel], pp, 133,134. Para leer sobre las varias interpretaciones de la identidad del "Hijo del Hombre", ver Arthur J, Ferch, The Son of Man in Daniel Seven [El Hijo del Hombre en Daniel 7), Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series (Berrien Springs, Mich.: Andrews University Press, 1979), p. 95, n. 2.

4. J, A. Montgomery, The Book of Daniel [El libro de Daniel], ICC (Edinburgh: T. and T. Clark, 1979), P. 323.

5. Ibíd, pp. 320, 321,

6.1 Enoc 46:3, 5, en James Charlesworth, Old Testament Pseudepigrapha [Pseudoepigrafía del Antiguo Testamento), (Carden City, N.Y: Doubleday, 1983), p. 34.

7. D. E. Aune, "Son of Man" [Hijo del Hombre], The Intemational Standard Bible Encyclopedia (Grand Rapids: W. B. Eerdmans, 1988), 1, 4, p. 576.

8. Jacques B, Doukhan, Secrets of Daniel [Secretos de Daniel], (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), p. 112.

9. Para otros ejemplos de juicios investigadores en el Antiguo Testamento, ver William H, Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretation [Estudios .selectos sobre la interpretación profética], DARCOM (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 1992), pp. 1-29; Eric Livingstone, "Investigative Judgment—A Scriptural Concept" [El juicio investigador: un concepto bíblico], Ministry (Aprill992);pp, 12-14.

10. J. A. Seiss, The Apocalypse [El apocalipsis, (Grand Rapids: Zondervan, 1973), p. 131,

11. Samuel Bacchiocchi, "The Pre-Advent Judgment in the New Testament" [El juicio previo al advenimiento en el Nuevo Testamento), Adventista Affirm (Otoño 1994), pp. 37-44, contiene ejemplos adicionales.

12. E. Dusterwald, Die Weltreiche und das Gottesreich (Freiburg: Herder'shce Verlagasbuch-handlung, 1890), p. 177, Traducido por G. Pfandl.

13. T. Robinson, Daniel, Homiletical Commentary (Nueva York: Funk andWagnalls, 1892), 1.19, p. 139. También S. P. Tregelles, Remarks on the Prophetic Visions in the Book of Daniel [Comentarios sobre las visiones proféticas en el libro de Daniel], 8a edicción (Chelmsford; The Sovereign Grace Advent Testimony, n.d.), pp. 36-38.

14. Norman Gulley, Christ is Coming! [Cristo viene], (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1998), p- 413. Ver también Arthur J. Ferch, "ThePre-Advent Judgment—Is it Scriptural?" [¿Es bíblico el juicio previo al advenimiento?], Australasian Record (Aug. 28, 1982): 5-7.

15. Bert H. Hall, "Daniel", The Wesleyan Bible Commentary (Grand Rapids: W. B, Eerdmans, 1968), t. 3, p. 535; D. K. Campbell, Daniel: Decoder of Dreams [Daniel: descifrador de sueños], (Wheaton, Ill: Víctor Books, 1977), p. 84. W. G. Heslop, Diamonds from Daniel [Diamantes de Daniel], (n. p., Nazaren Publishing House, 1937), p. 104.

16. Elena G. de White, El conflicto de los siglos, pp. 533, 534.

17 Ibíd. ,p.534.