martes, 29 de diciembre de 2009

DECLARACIONES DE ELENA G. DE WHITE EN RELACIÓN CON LA OBSERVANCIA DE LA NAVIDAD Y LOS REGALOS DE LA FIESTA




NAVIDAD. Por Elena G. de White.

La fiesta de la Navidad
“Ya llega la Navidad”, es la nota que resuena por el mundo, del este al oeste y del norte al sur. Para los jóvenes, para los de edad madura, y aun para los ancianos, es una ocasión de regocijo general. Pero, ¿qué es la Navidad para que requiera tanta atención?...
Se dice que el 25 de diciembre es el día en que nació Jesucristo, y la observancia de ese día se ha hecho costumbre popular. Sin embargo, no hay seguridad de que estemos celebrando el día preciso en que nació nuestro Salvador. La historia no nos da pruebas ciertas de ello. La Biblia no señala la fecha exacta. Si el Señor hubiese considerado tal conocimiento como esencial para nuestra salvación, habría hablado de ello por sus profetas y apóstoles, a fin de dejarnos enterados de todo el asunto. Por lo tanto, el silencio de las Escrituras al respecto nos parece evidencia de que nos fue ocultado con el más sabio de los propósitos.

En su sabiduría, el Señor no reveló el lugar donde había sepultado a Moisés. Le enterró, luego le resucitó y lo llevó al cielo. Obró así, en secreto, para evitar la idolatría. Aquel contra quien se habían rebelado [los israelitas] mientras estaba en servicio activo, aquél a quien provocaron por poco más allá de lo que podía soportar un ser humano, fue casi adorado como Dios después que la muerte lo separó de ellos. Por el mismo motivo Dios ocultó el día preciso en que nació Cristo, a fin de que ese día no recibiese el honor que debía darse a Cristo como Redentor del mundo, quién es el único que debía recibirlo y en quién se debía confiar por ser el único capaz de salvar hasta lo sumo a todos los que se allegan a él. La adoración del alma debe tributarse a Jesús como Hijo del Dios infinito.

Para glorificar a Dios, no al hombre
No descansa una santidad divina sobre el 25 de diciembre, y no agrada a Dios que cualquier cosa que concierna a la salvación de los hombres, por el infinito sacrificio hecho por ellos, sea tan tristemente pervertido de su plan manifiesto. Cristo debe ser el objeto supremo; pero como se ha estado observando la Navidad, en lugar de tributarse a Él la gloria se tributa al hombre mortal, cuyo carácter pecador y defectuoso hizo necesario que él viniera a nuestro mundo.

Jesús, la Majestad del cielo, el Rey del cielo, se despojó de su realeza, dejó su trono de gloria, su elevada autoridad, y vino a nuestro mundo para traer al hombre, debilitado en sus facultades morales y corrompido por el pecado, la ayuda divina. Vistió su divinidad con humanidad, para poder, desde las mismas profundidades del dolor y miseria, elevar al hombre caído. Al llevar sobre sí mismo la naturaleza humana, elevó a la humanidad a una escala de valor moral con Dios. Estos grandes temas son casi demasiado altos, demasiado profundos, demasiado infinitos, para la comprensión de las mentes finitas.

Los padres deben comentar estas cosas ante sus hijos e instruirlos, línea sobre línea, precepto sobre precepto, en su obligación para con Dios –no en su obligación uno con otro, para honrarse y glorificarse unos a otros con regalos y obsequios. Sino que debe enseñarse que Jesús es el Redentor del mundo, el tema de pensamiento, del esfuerzo meticuloso; que esta obra es el gran tema que debe captar su atención; que deben llevarle a Él sus regalos y obsequios. Así lo hicieron los sabios y los pastores.


Es difícil pasarla por alto

En vista de que el 25 de diciembre se observa para conmemorar el nacimiento de Cristo, y en vista de que por el precepto y por el ejemplo se ha enseñado a los niños que es en verdad un día de alegría y regocijo, os resultará difícil pasar por alto esa fecha sin dedicarle cierta atención. Es posible valerse de ella con un buen propósito.

Es necesario tratar a los jóvenes con mucho cuidado. No se les debe dejar que en ocasión de Navidad busquen diversión en la vanidad y la búsqueda de placeres, o en pasatiempos que pudieran perjudicar su espiritualidad. Los padres pueden controlar esto dirigiendo la atención y las ofrendas de sus hijos hacia Dios y su causa, y hacia la salvación de las almas.

En vez de ser ahogado y prohibido arbitrariamente, el deseo de divertirse debe ser controlado y dirigido por esfuerzos esmerados de parte de los padres. Su deseo de hacer regalos puede ser desviado por cauces puros y santos a fin de que beneficie a nuestros semejantes al suplir la tesorería con recursos para la grandiosa obra que Cristo vino a hacer en este mundo. La abnegación y el sacrificio propio caracterizaron su conducta, y deben caracterizar también la de los que profesamos amar a Jesús porque en él se concentra nuestra esperanza de vida eterna.

Sustituir con placeres inocentes los entretenimientos pecaminosos
No puede pedirse que los jóvenes sean tan sedados y serios como los de más edad, que el niño sea tan sobrio como el caballero. Mientras que se condenan las diversiones pecaminosas, como debe hacerse; que los padres, maestros y guardianes de los jóvenes provean en su lugar placeres inocentes que no tienten o corrompan la moral. No aprisionen a los jóvenes con reglas y restricciones rígidas que los lleve a sentirse oprimidos y los quebrante e ingresen en los caminos de la locura y la destrucción. Con mano firme, bondadosa y considerada sostengan los lineamientos de gobierno, guiando y controlando sus mentes y propósitos, aunque tan gentil, sabia y amorosamente, que ellos entiendan que todavía tienen los mejores deseos para ellos en vista.

Cuantos padres están lamentando el hecho de que no pueden mantener sus hijos en el hogar, que no tienen amor por el hogar. A una edad temprana tienen deseo por la compañía de extraños; y tan pronto como son los suficientemente grandes se apartan de lo que les parece que es una atadura y una restricción irrazonable, y no harán caso de los ruegos de su madre ni los consejos de su padre. La investigación revelaría generalmente que el pecado yace a la puerta de los padres. No hicieron del hogar lo que debiera ser –atractivo, placentero, brillante con el sol de palabras amables, miradas agradables y amor verdadero.

El secreto de la salvación de sus hijos reside en hacer de su hogar un lugar lindo y atractivo. La indulgencia en los padres no unirá los hijos a Dios ni al hogar; lo que salvará a muchos hijos de la ruina es una influencia firme y bondadosa para entrenar y educar apropiadamente la mente.


El árbol de Navidad
No adopten los padres la conclusión de que un árbol de Navidad puesto en la iglesia para distraer a los alumnos de la escuela sabática es un pecado, porque es posible hacer de él una gran bendición. Dirigid la atención de esos alumnos hacia fines benévolos. En ningún caso debe ser la simple distracción el objeto de esas reuniones. Aunque algunos truequen estas ocasiones en momentos de negligente liviandad y no reciban la impresión divina, para otras mentes y caracteres dichas ocasiones resultan altamente benéficas. Estoy bien convencida de que pueden idearse substitutos inocentes para muchas reuniones desmoralizadoras.

Llega la Navidad. Que todos tengan la sabiduría para hacer de ésta una ocasión preciosa. Que los miembros de más edad se unan, en corazón y alma, con los niños en sus entretenimientos y recreaciones inocentes, en idear formas y medios para mostrar verdadero respeto a Jesús al traerle regalos y donativos. Que cada uno recuerde los reclamos de Dios. Su causa no puede avanzar sin vuestra ayuda. Que los regalos que generalmente se prodigan unos a otros sean puestos en la tesorería del Señor… Que en cada iglesia vuestras pequeñas ofrendas sean puestas en vuestro árbol de Navidad. Que el precioso emblema “siempre verde” sugiera la santa obra de Dios y su beneplácito para con nosotros; y que la obra de un corazón amoroso sea salvar otras almas que están en la oscuridad. Que vuestro trabajo esté en armonía con vuestra fe…
En todo árbol del jardín de Satanás cuelgan frutos de vanidad, orgullo, altivez, malos deseos, extravagancia –todos frutos envenenados, pero muy gratificantes para el corazón carnal. Que las iglesias presenten a Dios árboles de Navidad en cada iglesia, y luego que cuelguen de ellos los frutos de las ofrendas de beneficencia y de agradecimiento que provienen de corazones y manos dispuestos, frutos que Dios aceptará como una expresión de nuestra fe y nuestro gran amor hacia Él por el don de su Hijo, Jesucristo. Que el árbol sea cargado con fruto, rico, puro y santo, aceptable a Dios. ¿Por qué no tener una Navidad tal como la que el cielo pueda aprobar?


El intercambio de regalos
Miles de dólares (en 1884) se gastan innecesariamente cada año en regalos de unos para otros. Eso significa una pérdida para Dios, una pérdida para su causa. Gratifica la vanidad, alienta el orgullo, crea toda clase de insatisfacción, murmuración y queja, porque quizás el regalo no sea lo que se estaba deseando ni del valor elevado que se deseaba o esperaba.
La Navidad no se observa según lo que implica su nombre. El hombre ha abandonado a Dios en casi todas las cosas, y ha vuelto su atención hacia sí mismo. Ha dejado los manantiales puros de agua viviente que fluyen del trono de Dios, y se han procurado para sí cisternas rotas que no pueden contener agua. Dios le dio al hombre una prueba para que pueda ser apto para el cielo. Debía levantar su mirada hacia Dios, quien debía ser el objeto de la adoración del alma, pero las facultades talentosas, hábiles e ingeniosas se ejercieron todas para hacer del yo el objeto supremo de la atención. El hombre ha quitado su mirada de la Deidad y ha puesto sus ojos en lo finito, lo terrenal, lo corruptible.
Satanás está tras esta obra de poner a Dios fuera de la mente e interpone el mundo al yo para que el ojo no se fije sólo en la gloria de Dios. Satanás cautiva y engaña la mente. Su sabiduría infernal se ejercita continuamente para moldear y modelar el material con el cual tiene que tratar, para hacer de Dios el objeto menor y último de la devoción.

Dirijan la corriente hacia el cielo

Los diversos entretenimientos de la sociedad han sido la ruina de miles que, a causa de estos engaños de Satanás, podrían ser siervos del Dios viviente. Hay caracteres arruinados que se ven por todas partes y que han sido destruidos por el placer de las riquezas y de la moda; y el trabajo aún va más allá. Miles más irán a la ruina, quienes no abrirán los ojos para ver y percibir el hecho de que, aunque son profesos cristianos, son amantes de los placeres más que de Dios…

Ahora, hermanos, que en Navidad hagamos un esfuerzo especial para venir delante del Señor con regalos y ofrendas de gratitud por el don de Jesucristo como Redentor para el mundo. Que nada se gaste ahora innecesariamente, sino que cada centavo que sobre sea dado al banquero. Satanás ha tenido su forma en manejar estas ocasiones para adecuarlas a sí mismo. Ahora, cambiemos la corriente hacia el cielo en lugar de hacia la tierra. Mostremos por nuestras ofrendas que apreciamos la abnegación y sacrificio de Cristo en nuestro favor. Que Dios sea recordado por cada niño y padre; y que las ofrendas, pequeñas y grandes, sean llevadas a la tesorería de Dios.

Vosotros, que tenéis medios, que habéis tenido el hábito de hacer donaciones a vuestros familiares y amigos hasta que os visteis perdidos por no saber qué inventar para que sea nuevo e interesante para ellos, buscad poner vuestro ingenio a prueba, al igual que vuestra influencia, para ver cuántos medios podéis juntar para el avance de la obra del Señor. Que vuestras habilidades y capacidades sean empleadas para hacer de la próxima Navidad una de intenso interés, prestando vuestra atención al Dios del cielo con ofrendas voluntarias y de gratitud. No sigáis más las costumbres del mundo. Haced un cambio aquí, y ved si esta Navidad se pueden ver miles de dólares fluyendo en la tesorería, para que el almacén de Dios no se vacíe.

Podéis no ser recompensados en la tierra, pero lo seréis en la vida futura, y en forma abundante. Que aquellos que han planeado por mucho tiempo para sí mismos, que ahora comiencen a planificar para la causa de Dios, y tendrán ciertamente sabiduría adicional. Que la conciencia sea iluminada, y el amor de la verdad y de Cristo tome el lugar de los pensamientos idólatras y del amor egoísta.

¿No os levantaréis, mis hermanas y hermanos cristianos, y no habréis de ceñiros para cumplir vuestro deber en el temor de Dios, y no ordenaréis este asunto de modo que, en vez de carecer de interés, rebose de placer inocente y lleve la señal del cielo? Sé que la clase más pobre responderá a esta sugerencia. Los más ricos también debieran manifestar interés y dar regalos y ofrendas proporcionales a los recursos que Dios les confió. ¡Ojalá que en los libros del cielo se hagan anotaciones acerca de la Navidad cual nunca se las vio, por causa de los donativos que se ofrezcan para sostener la obra de Dios y el fortalecimiento de su reino!- Review and Herald, 9 de diciembre, 1884 (porciones de este artículo aparecen en El hogar cristiano, pp. 434-439).

Regalos navideños
Se acerca la época de las fiestas con su intercambio de regalos, y tanto los jóvenes como los adultos consideran atentamente qué pueden dar a sus amigos en señal de afectuoso recuerdo. Por insignificantes que sean los regalos, es agradable recibirlos de aquellos a quienes amamos. Constituyen una demostración de que no nos han olvidado, y parecen estrechar un poco más los lazos que nos unen con ellos.

Hermanos y hermanas, mientras estáis pensando en los regalos que queréis ofreceros unos a otros, quisiera haceros recordar a nuestro Amigo celestial, que no olvidéis lo que él nos pide. ¿No le agradará nuestra demostración de que no le hemos olvidado? Jesús, el Príncipe de vida, lo dio todo para poner la salvación a nuestro alcance... Hasta sufrió la muere, para poder darnos la vida eterna.

Mediante Cristo es como recibimos toda bendición... ¿No compartirá nuestro Benefactor celestial las pruebas de nuestra gratitud y amor? Venid, hermanos y hermanas, con vuestros hijos, aun con los niños de brazos, y traed vuestras ofrendas a Dios de acuerdo con lo que podáis dar. Hónrenle vuestros corazones con melodías y alábenle vuestros labios. Regocijémonos de que nuestro Salvador vive para interceder por nosotros en la presencia de Jehová. Como pueblo nos hemos deslizado de Dios; regresemos a Él, y Él regresará a nosotros, y sanará todos nuestros deslices. Que, en la próxima Navidad y las fiestas del nuevo año, no sólo demos una ofrenda a Dios de nuestros recursos, sino que nos entreguemos a Él sin reservas, como un sacrificio viviente

Aunque exhorto a todos en su deber de primero traer sus ofrendas a Dios, no condeno por completo la práctica de hacer regalos de Navidad y Año Nuevo a nuestros amigos. Está bien que nos otorguemos unos a otros pruebas de cariño y aprecio con tal que no olvidemos a Dios, nuestro mejor Amigo. Debemos hacer regalos que sean de verdadero beneficio para quienes los reciban. Yo recomendaría libros que ayuden a comprender la Palabra de Dios o que acrecienten nuestro amor por sus preceptos. Proveamos algo que leer para las largas veladas del invierno…

Necesitamos pensar más en Dios y menos en nosotros mismos. Si pensamos sólo en Él tan seguido como tengamos evidencia de su cuidado por nosotros, lo mantendremos siempre en nuestros pensamientos, y nos deleitaremos en hablar de Él y alabarlo. Hablamos de las cosas temporales porque tenemos interés en ellas.

Hablamos de nuestros amigos porque los amamos; nuestros gozos y lamentos están unidos a los de ellos. Todavía tenemos razones infinitamente más grandes para amar a Dios que para amar a nuestros amigos terrenales; recibimos más de Él que de cualquier otro amigo, y debe ser la cosa más natural del mundo hacer de Dios lo primero en todos nuestros pensamientos, hablar de su bondad y contar de su poder, y responder a su amor mediante nuestras ofrendas y regalos voluntarios para su causa.— Review and Herald, 26 de diciembre de 1882.

Desviados del verdadero objetivo
Nuestros hijos han sido educados para esperar regalos de padres y amigos en Navidad. La Navidad se celebra para conmemorar el nacimiento de Cristo. Si la celebramos sólo buscando dar placer a nuestros hijos y unos a otros, nuestras ofrendas se desvían de su verdadero objetivo. Debemos traer nuestras ofrendas de agradecimiento al Señor, dejando nuestros regalos a los pies de quien ha abierto los tesoros del cielo para nosotros.

El enemigo planea que las mentes y corazones de los seres humanos sean desviados de Dios y su causa, para alabarse y honrarse unos a otros. Dios ha sido dejado fuera de la cuestión, y deshonrado positivamente. La Navidad ha sido hecha un día de fiesta, glotonería, indulgencia egoísta.

Ahora bien, que cada familia considere este asunto con todo su peso. Que los padres lo pongan en todo su maravilloso significado ante sus hijos y amigos, y digan: “Este año no gastaremos dinero en regalos para nosotros mismos, sino que honraremos y glorificaremos a Dios. Testificaremos de nuestra gratitud a Él, quien dio a su Hijo para morir como nuestro sacrificio, para que podamos tener el regalo de la vida eterna”. Que mostremos que apreciamos este regalo, y que respondamos tanto como esté en nuestras posibilidades con ofrendas de gratitud. Que celebremos la Navidad recordando a Dios en lugar de a nuestros amigos y familiares con regalos que no necesitan.

La recompensa de la abnegación

¿No reconocerá Dios las ofrendas entregadas de esa forma? ¿No bendecirá a los pequeños que traen algo de ofrenda por sí mismos al Maestro? ¡Por cierto que lo hará! ¿No es ésta una oportunidad muy preciosa para educar a vuestros hijos en la obra de abnegación por causa de Jesús? Contad a los niños del gran campo misionero y habladles del amor de Cristo, del gran sacrificio que hizo porque nos ama y desea que tengamos un hogar con Él en su reino. Vino a nuestro mundo para bendecirlo con su divina presencia, para traer paz, luz y gozo. Pero el mundo no lo recibió e hizo morir al Príncipe de la Vida. Su muerte fue para poner los tesoros del cielo al alcance de todo el que crea en Jesús.

Haced claro este tema glorioso ante vuestros hijos, y mientras sus corazones jóvenes se extienden con amor hacia Dios, dejadlos que presenten sus pequeñas ofrendas para que realicen su parte en el envío de la preciosa luz de la verdad a otros. Así los niños pueden llegar a ser pequeños misioneros para el Maestro. Sus pequeñas ofrendas, al ingresar en la tesorería como muchos riachos pequeños, pueden engrosar el canal de un río que refrescará muchas almas que están sedientas por la verdad de Dios; e incluso que estos niños puedan ver algunas almas salvadas en el reino de Dios como resultado de su abnegación.- Review and Herald Extra, 11 de diciembre, 1888.


Las fiestas

Nos acercamos rápidamente a la época de las fiestas, y la conciencia de muchos se está cuestionando ahora qué curso tomarán que sea agradable a la vista de Dios. Para el mundo, las fiestas se emplean en la frivolidad y la extravagancia, la glotonería y la exhibición. En esta época, prevalece la costumbre de dar y recibir regalos. Y no es una carga pequeña para la mente saber cómo distribuir estos regalos entre los amigos para que nadie se sienta menos. Es un hecho que muchas de las envidias y celos se crean por esta costumbre de dar regalos.

En ocasión de las próximas fiestas de Navidad y Año Nuevo se desperdiciarán miles de dólares en placeres inútiles; pero es privilegio nuestro apartarnos de las costumbres y prácticas de esta época de degeneración; y en vez de gastar recursos, simplemente para satisfacer el apetito, y comprar inútiles adornos o prendas de vestir, podemos hacer de las próximas fiestas una acción de honrar y glorificar a Dios.

Aconsejamos a todos nuestros hermanos y hermanas que hagan una reforma decidida en relación con estos días festivos. Quienes aprecien el don del querido Hijo de Dios, el de salvarlos de la ruina, tienen ahora una oportunidad favorable para dar pruebas tangibles de su agradecimiento al dar a Dios sus ofrendas de gratitud. Que los jóvenes y adultos dejen a un lado sus mitos como ofrendas de sacrificio a Dios. Si diéramos a la causa de nuestro Redentor la mitad de lo que hayamos empleado en nuestros amigos, haríamos mucho bien y recibiríamos una bendición por dar.

Seguid el ejemplo de Cristo

Busquemos representar fielmente a Cristo en los próximos días festivos imitando su ejemplo cuando él iba haciendo bien. Es imposible gozar de la aprobación de Dios mientras vivimos para el yo. Como cristianos que profesamos una fe viviente en el pronto regreso del Hijo del Hombre, guardando todos los mandamientos de Dios, hagamos un esfuerzo ferviente para estar más cerca de Dios mediante Jesucristo y hacer un pacto de sacrificio con Él. En nuestros principios de acción, debemos elevarnos por encima de las costumbres y modas del mundo. Cristo vino al mundo para elevar las mentes de los hombres al nivel de la divinidad, y para llevarlos a simpatizar con la mente de Dios.

Como toda bendición que gozamos nos llega por la condescendencia, humillación y sacrificio de Jesucristo, debemos rendirle nuestros mejores dones por encima de todo sin negarnos a nosotros mismos. El sacrificio infinito que Cristo ha hecho para librarnos de la culpa y la miseria del pecado debiera obrar en cada corazón un espíritu de gratitud y abnegación como no lo manifiesta el mundo. Cristo, el regalo de Dios al hombre llenó todo el cielo de asombro, e inspiró con su nacimiento la canción angélica “Gloria de Dios en lo alto, y en la tierra paz, buena voluntad hacia los hombres”.

El día de Navidad, recordativo precioso del sacrificio hecho en favor del hombre, no debe ser empleado en la glotonería y la complacencia egoísta, exaltando así a la criatura por sobre el Creador. Que quienes somos participantes de esta gran salvación mostremos que tenemos algo de aprecio por el don, entregando a Dios nuestras ofrendas de gratitud. Si fuéramos menos indulgentes en fiestas y diversiones en estas ocasiones, y en lugar de eso hiciésemos de ellas el medio para beneficiar a la humanidad, entenderíamos mejor la mente de Dios. Es placentero y gratificante intercambiar regalos con nuestros amigos, pero ¿no hay un objetivo más glorioso y noble para dar nuestros medios, y así hacer bien al arrojar luz sobre la senda de otros?


Regalos sugerentes

Son muchos los que no tienen libros ni publicaciones relativas a la verdad presente. Representan, sin embargo, un importante renglón en el cual se puede invertir dinero. Son muchos los pequeñuelos a quienes se debieran proveer buenas lecturas. The Sunshine Series [Serie Sol], Golden Grains Series [Serie Granos dorados], Poem [Poema], Sabbath Readings [Lecturas para el sábado] [Nota: se hace referencia en este artículo a publicaciones en circulación y proyectos de edificación. Como los principios establecidos que se presentan en esta relación son aplicables actualmente, se dejan las referencias específicas en este artículo al duplicarlo], etc., son todos libros preciosos, y pueden introducirse con seguridad en cada familia. Las pequeñas sumas que suelen gastarse en caramelos y juguetes inútiles pueden guardarse para tener con qué comprar tales libros.

Los niños necesitan lectura apropiada que los divierta y recree, sin desmoralizar la mente ni cansar el cuerpo. Si se les enseña a aficionarse a lo romántico y a los cuentos que aparecen en los periódicos, los libros y revistas instructivos les desagradarán. La mayoría de los niños y los jóvenes quieren tener cosas que leer; y si otros no las seleccionan para ellos, se encargarán de hacerlo. En cualquier parte pueden hallar lecturas que pueden arruinarlos, y pronto se aficionan a ellas; pero si se les proporcionan lecturas buenas y puras, cultivarán el gusto por ellas.

Deben hacerse esfuerzos especiales para excluir de nuestros hogares esa clase de literatura que no tenga una influencia benéfica sobre nuestros hijos. Muchas veces me ha dolido encontrar sobre las mesas o las bibliotecas de los observadores del sábado, periódicos y libros llenos de romanticismo, los cuales leían sus hijos atentamente con ansiedad.
Están aquellos que profesan ser hermanos que no reciben la Revista Adventista, Signs [Señales de los tiempos], Instructor [El instructor de los jóvenes], o Good Health [Buena salud], pero reciben uno o más periódicos seculares. Sus hijos están interesados profundamente en la lectura de historias ficticias y de amor que se encuentran en esos periódicos, y que su padre puede pagar, aunque se queja de que no puede pagar por nuestros periódicos y publicaciones sobre la verdad presente. Y de esa forma los padres están educando el gusto de sus hijos para devorar codiciosamente las historias enfermizas y sensacionales que se encuentran en las columnas de los periódicos. Toda esa lectura es veneno; dejan una mancha sobre el alma y alienta el amor por la lectura barata que socavará la moral y arruinará el alma.

Los padres deben velar sobre sus hijos, enseñarles a cultivar una imaginación pura y a rehuir como a un leproso las escenas de amor enfermizo que se presentan en los periódicos. Haya en vuestras mesas y bibliotecas publicaciones que traten temas morales y religiosos, a fin de que vuestros hijos puedan cultivar el gusto por la lectura de carácter elevado. Que aquellos que desean hacer regalos valiosos a sus hijos, nietos, sobrinos y sobrinas, consigan para ellos los libros para niños mencionados anteriormente. Para los jóvenes, Life of Joseph Bates [La vida de José Bates] es un tesoro, también los tres tomos de Spirit of Prophecy [Espíritu de Profecía]. Estos tomos debieran colocarse en toda familia en la tierra. Dios está dando luz del cielo, y ni una sola familia debiera quedar privada de ella. Sean los regalos que ofrezcáis de tal índole que derramen rayos de luz sobre la senda que conduce al cielo.

Ofrendas consagradas a Dios

Antiguamente los hijos de Israel tenían la orden de observar tres fiestas anuales cada año: La pascua, la fiesta de las cabañas y la fiesta de las semanas. El Señor dio instrucciones para que en estas ocasiones sus regalos y ofrendas sean consagrados a Él, y nadie debía presentarse ante Él con las manos vacías. Pero en nuestros días se ha convertido en moda observar estas ocasiones festivas en una forma que aparta la mente de Dios en lugar de dar gloria a su Nombre. Aquellos a quienes Dios ha bendecido con prosperidad deben reconocer al Dador y sentir que cuanto más se les ha dado, más se les requerirá.

Nuestras fiestas se han desviado de su intención original. Se prodigan regalos unos a otros, y la alabanza que debe darse a Dios, a quien le pertenecen todas las cosas, se otorga a los pobres mortales.

Nuestras casas de adoración en Oakland y Battle Creek están bajo la presión de la deuda. El Tabernáculo Dime nos pertenece a todos; todos debiéramos tener un interés especial en él.

Con el propósito de acomodar a los estudiantes del Colegio, los pacientes del sanatorio, los que trabajan en las oficinas, y la gran cantidad de adoradores que vienen constantemente de otros lugares, fue una necesidad real la construcción de una casa de adoración espaciosa. Sobre quienes están en Battle Creek descansan grandes responsabilidades, y también sobre aquellos cuyos brazos deben ser levantados para sostener estos intereses en el mismo corazón de la obra. En ninguna parte del mundo hay un campo de batalla por la verdad y la reforma como éste. Aquí hay grandes intereses involucrados. La escuela sabática y el colegio están educando a la juventud y determinando el futuro destino de las almas. Hay aquí una necesidad continua de idear medios y formas para el avance de la verdad y la conversión de las almas. Nuestro pueblo no está ni la mitad de despierto a las demandas de los tiempos. La voz de la Providencia llama a todos lo que tienen el amor de Dios en sus corazones a levantarse para esta gran emergencia. Nunca hubo un tiempo cuando había tanto en juego como hoy. Nunca hubo una época en la cual se demandara gran energía y abnegación del pueblo que guarda los mandamientos de Dios.

Un árbol de Navidad

Ya se acerca el fin de otro año, y ¿no haremos de estos días festivos oportunidades en las cuales llevar nuestras ofrendas a Dios? No puedo decir sacrificios, porque estaremos sólo rindiendo a Dios lo que ya le pertenece, y que sólo nos lo ha confiado a nosotros hasta que nos lo pida.

Agradaría mucho a Dios que cada iglesia tuviese un árbol de Navidad del cual colgasen ofrendas, grandes y pequeñas, para esas casas de culto. Nos han llegado cartas en las cuales se preguntaba: ¿Tendremos un árbol de Navidad? ¿No seremos en tal caso como el mundo? Contestamos: Podéis obrar como lo hace el mundo, si estáis dispuestos a ello, o actuar en forma tan diferente como sea posible de la seguida por el mundo. El elegir un árbol fragante y colocarlo en nuestras iglesias no entraña pecado, sino que éste estriba en el motivo que hace obrar y en el uso que se dé a los regalos puestos en el árbol.

El árbol puede ser tan alto y sus ramas tan extensas como convenga a la ocasión, con tal que sus ramas estén cargadas con los frutos de oro y plata de vuestra beneficencia y los ofrezcáis a Dios como regalo de Navidad. Sean vuestros donativos santificados por la oración y que el fruto de este árbol sea consagrado para eliminar las deudas de nuestras casas de adoración en Battle Creek, Michigan, y Oakland, California.

Una palabra al sabio es suficiente.- Review and Herald, 11 de diciembre, 1879.


Un árbol de Año Nuevo
Al terminar el largo viaje que me trajo del este, llegué a casa a tiempo para pasar la víspera de Año Nuevo en Healdsburg. El salón de actos del colegio había sido preparado para una reunión de la escuela sabática. Se habían ordenado con buen gusto guirnaldas de ciprés, hojas otoñales, ramas de coníferas y flores. Una gran campana formada con ramas de pino colgaba del arco de entrada al salón. El árbol estaba bien cargado de donativos, que iban a emplearse para beneficio de los pobres y para contribuir a la compra de una campana. Excepto por unos pocos ejemplos, los nombres de los donantes no aparecían, sino que se leían textos bíblicos apropiados y lemas cuando los regalos se sacaban del árbol. En esa ocasión nada se dijo ni se hizo que hubiese de cargar la conciencia de nadie.

Algunos me dijeron: "Hermana White, ¿qué piensa Vd. de esto? ¿Concuerda con nuestra fe?" Les contesto: "Concuerda con mi fe". En Healdsburg, San Francisco, y Oakland, hay muchas cosas para atraer a nuestros hijos; se gastan grandes sumas cada año para comprar regalos para los amigos en Navidad y Año Nuevo. Estos regalos no son generalmente satisfactorios, porque muchos reciben regalos que no necesitan, cuando les gustaría tener alguna otra cosa; algunos reciben el mismo objeto de diferentes personas, y otros no reciben nada.


Fiestas interesantes
Nos hemos esforzado en serio por hacer que las fiestas fueran tan interesantes como se pudiera para los jóvenes y los niños mientras cambiábamos ese orden de cosas. Nuestro fin era mantenerlos alejados de las escenas de diversión entre incrédulos. En lugar de seguir una costumbre egoísta y dar a aquellos de quienes esperaríamos recibir un presente, hagamos nuestras ofrendas al Señor. Este plan resultó exitoso en muchas de nuestras iglesias, y fue un éxito en esta ocasión, las donaciones ascendieron a 138 dólares. Y así el nuevo año se inició con ofrendas para el Dador de todos nuestros favores y bendiciones.

He pensado que mientras contenemos a nuestros hijos de los placeres del mundo que tengan una tendencia a la corrupción y a la perversión, debemos proveerles recreación inocente para conducirlos por senderos placenteros donde no hay ningún peligro. Ningún hijo de Dios necesita tener una experiencia triste o deplorable. Los mandamientos de Dios y las promesas divinas lo demuestran. Los caminos de la sabiduría son "caminos deleitosos, y todas sus veredas paz". Los placeres mundanos privan del uso de la razón, y por un momento de gozo, muchos sacrifican la amistad del cielo, con la paz, el amor y el gozo que otorga. Pero estos objetos de deleite elegidos pronto producen disgusto e insatisfacción.

Los atractivos de la vida cristiana

Necesitamos hacer todo lo que esté de nuestra parte para ganar almas mediante la presentación de los atractivos de la vida cristiana. Nuestro Dios ama lo bello. Podría haber revestido la tierra de castaño y gris, y los árboles de un ropaje triste en lugar del vivo follaje verde; pero deseaba que sus hijos fueran felices. Cada hoja, cada capullo y flor que se abren, son una prueba de su tierno amor; y debiéramos proponernos manifestar a otros este maravilloso amor expresado en sus obras creadas.

Dios desearía que todo hogar y toda iglesia ejercieran poder de atracción para apartar a los niños de los placeres seductores del mundo y de relacionarse con aquellos cuya influencia es de tendencia corruptora. Estudiad para ganar a los jóvenes para Jesús. Impresionad sus mentes con la misericordia y la bondad de Dios al permitirles, pecadores como son, disfrutar de las ventajas, la gloria y la honra de ser hijos e hijas del Altísimo. ¡Qué pensamiento más extraordinario, qué condescendencia inaudita, qué asombroso amor, que los hombres finitos puedan ser aliados del Omnipotente! "A los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios". "Amados, ahora somos hijos de Dios". ¿Puede alguna honra mundanal igualarse a esto?

Representemos la vida cristiana como realmente es; hagamos que el camino sea alegre, invitador, interesante. Podremos hacerlo si lo deseamos. Podemos llenar nuestra mente con cuadros vívidos de las cosas espirituales y eternas, y al hacerlo así contribuir a que sean una realidad para otras mentes. La fe contempla a Jesús que permanece como nuestro Mediador a la diestra de Dios. La fe contempla las mansiones que ha ido a preparar para los que lo aman. La fe ve el manto y la corona preparados para el vencedor. La fe oye los cantos de los redimidos, y acerca las glorias eternas. Debemos acercarnos a Jesús en amorosa obediencia, si queremos ver al rey en su hermosura.- Review and Herald, 29 de enero, 1884.

Fuente: Centro de Investigacion White. Universidad Adventista del Plata, Argentina.


* Documento elaborado por el White State, en Septiembre de 1962 y revisado en diciembre de 1989; bajo el titulo "Declaraciones de Elena G. de White en relación con la observancia de la Navidad y los regalos de la fiesta". Edito

- Articulo originalmente publicado el lunes 24 de diciembre de 2007. Editor



LA FE Y LA CIENCIA: ¿Pueden coexistir?




Leonard Brand
Pueden coexistir la fe y la ciencia? Muchos dirían que los científicos deben dejar toda influencia religiosa fuera de su investigación, porque hacerla de otra manera comprometería la búsqueda de la verdad. Sin embargo, creo que el Dios de la Biblia entiende los mayores niveles de erudición, y no solamente conforta con temas inspiradores. Aún en las que pueden parecer las disciplinas más improbables —paleontología y geología— podemos beneficiarnos con la información que nos proporciona el Creador del universo, algo que otros descartan.1
Desafíos a ser superados
Todo intento de integrar la fe y la investigación cientifica inmediatamente introduce una tensión. ¿Puede la religión crear prejuicios en nuestra investigación? Sí, puede. Por ejemplo, algunos cristianos conservadores creen, basados en lo que ellos consideran una enseñanza bíblica, que los dinosaurios nunca existieron. Sin embargo, se han hallado numerosos esqueletos de dinosaurios. Una solución que se sugiere es dejar la Biblia fuera de nuestras investigaciones, para que nuestros prejuicios religiosos no nos afecten y podamos ser más objetivos.
Pero esa solución sería superficial, como lo ilustra un episodio en la historia de la geología. Hace más de cien años, la obra precursora del geólogo Lyell era considerada la autoridad por excelencia en el terreno de la geología.2 Lyell rechazó todas las interpretaciones de la geología catastrofista común en sus días, y las remplazó con la teoría de que todos los procesos geológicos ocurrieron muy lenta y gradualmente durante eones de tiempo (gradualismo). Sin embargo, décadas más tarde analistas de la historia de la obra de Lyell concluyeron que los catastrofistas eran los científicos más desprejuiciados y que Lyell impuso una teoría influida por su cultura, sobre los datos.3 Gould y otros no concuerdan con los puntos de vista bíblicos de algunos de los primeros geólogos; pero ellos concluyeron que los colegas de Lyell eran observadores más cuidadosos que Lyell y que sus enfoques catastrofistas eran interpretaciones realistas de los datos. La teoría estrictamente gradualista de Lyell fue perjudicial para la geología porque cerró las mentes de los geólogos a toda interpretación que sugería procesos geológicos rápidos, catastróficos4, como lo afirman Gould y Valentine. Aunque estos autores todavía prefieren explicar la geología en un escenario de millones de años, reconocen la evidencia de que muchos depósitos sedimentarios son de naturaleza catastrófica. Ahora que ha sido reconocido el serio prejuicio de Lyell, y al menos parcialmente abandonado, los geólogos han comenzado a reconocer evidencias de procesos catastróficos. Esas evidencias existían en las rocas antes, pero no se las reconocía debido a los prejuicios de Lyell.

Este caso revela que el prejuicio no se limita a la religión. Es un problema que todos tenemos que enfrentar, sin importar qué cosmovisión adoptemos. La idea de que la religión introduce prejuicios, pero que la investigación que deja de lado a la religión es objetiva, es ingenua. Los cristianos corremos el riesgo de introducir entre líneas nuestras ideas favoritas en la lectura de la Biblia y entender mal la relación de las Escrituras con la naturaleza. Pero los que no toman las Escrituras seriamente también tienen sus propios problemas con otros prejuicios.
El estudio de la geología y la paleontología depende usualmente de la suposición que la vida ha evolucionado por millones de años, y que no hubo ninguna intervención divina en la historia de nuestro planeta. Esta cosmovisión naturalista puede introducir prejuicios sumamente dominantes en la investigación. No obstante, el nerviosismo de muchos dirigentes del pensamiento cristiano acerca de la búsqueda de una integración entre la ciencia y la religión no puede dejarse de lado livianamente. Existen respuestas para sus inquietudes,5 y este artículo enfocará parte de esas respuestas.
Enfoques de la relación entre fe y ciencia
Un enfoque común es mantener separadas la ciencia y la fe.6 Este método funciona bien en muchas disciplinas que se ocupan de asuntos que las Escrituras no tratan. Sin embargo, en el estudio de la historia de la Tierra, la Biblia y la ciencia convencional afirman cosas diferentes y necesitamos un método que resuelva ese conflicto. Mi solución es conocer a Dios como un amigo personal, aprender a confiar en su Palabra, y usarla para ayudarnos en nuestras investigaciones. Mientras tanto, nuestra interacción con investigadores que tienen variados enfoques puede ayudarnos a evitar tentativas simplistas de relacionar las Escrituras con el mundo natural. Abundan los creacionistas que escriben libros o panfletos acerca de la evolución o la geología que son una verdadera vergüenza, incluso para los cristianos conservadores informados acerca de estos temas. Quizás el problema no consista en el uso de conceptos bíblicos, sino en la carencia de conocimiento científico combinada con la falta de análisis de sus ideas por sus colegas. Esto nos lleva a un enfoque que ha sido ensayado y probado, usando los siguientes pasos:
Trata de buscar y utilizar una comprensión de las Escrituras pertinente a tu disciplina.

Conoce el trabajo y el pensamiento de aquellos que tienen una cosmovisión diferente.

Siempre que sea factible, somete el trabajo que deseas publicar a la revisión de tus colegas.

Sé amable con aquellos que tienen una cosmovisión diferente y trata de trabajar en colaboración con ellos. Esto requiere seguridad e independencia de pensamiento para no aceptar cualquier cosa que tus colaboradores piensen; a la vez el mantener un diálogo constructivo podría reducir la probabilidad de llegar a conclusiones superficiales.


Ejemplos de investigación basada en el enfoque antedicho
1. Geología del Gran Cañón. Los geólogos han interpretado la arenisca Tapeats del Cámbrico, cerca del fondo del Gran Cañón del Colorado, como una acumulación de arena en agua somera a lo largo de la playa de un antiguo océano, en el que el nivel del agua y del depósito de arena se elevaban gradualmente a lo largo del frente de un acantilado existente, durante eones de tiempo. El Dr. Arturo Chadwick y sus colaboradores encontraron un depósito geológico que desafiaba claramente esa interpretación de la arenisca Tapeats.7 La evidencia indicaba una acumulación de arena en agua profunda por procesos muy diferentes de aquellos que hubieran ocurrido en agua somera (estos procesos en aguas profundas es posible que también fueran mucho más rápidos, pero ese es otro problema). Ellos presentaron sus datos y conclusiones en una reunión profesional de geólogos, incluyendo a algunos que habían llevado a cabo gran parte de esa investigación en dicha formación, los que decidieron que las conclusiones de los Dres. Chadwick y Kennedy eran correctas. Un geólogo le preguntó después a Chadwick qué los había inducido a ver esas cosas que otros geólogos habían pasado por alto. La respuesta fue que su cosmovisión los indujo a hacerse preguntas que otros no se hacen, a poner en duda las conclusiones que otros dieron por supuestas, lo cual les permitió ver cosas que probablemente son pasadas por alto por un geólogo que trabaja conforme a una teoría científica naturalista convencional. Las preguntas que un investigador hace ejercen una fuerte influencia controladora sobre qué características de las rocas o fósiles llamarán su atención y qué datos recopilará.
Un científico cuidadoso que permite que la historia bíblica informe a la ciencia a la que está dedicado no usará un método científico diferente del método usado por otros científicos. Cuando los científicos están ante un afloramiento rocoso, todos ellos usan el mismo método científico. Potencialmnete diponen de los mismos tipos de datos y usan los mismos instrumentos científicos y procesos lógicos para analizar los datos. Las diferencias están en (1) las preguntas que los cristianos tienden a formular, (2) la variedad de las hipótesis que estamos dispuestos a considerar y (3) qué tipos de datos probablemente captarán nuestra atención.
El hecho de que comencemos de lo que creemos que es un punto de partida más correcto (como la comprensión de las Escrituras), no nos garantizará que las hipótesis que desarrollemos serán correctas (las Escrituras no nos proporcionan tantos detalles). Eso simplemente inicia una búsqueda en una dirección más productiva, y si tenemos razón de confiar en el conocimiento divino, eso nos ayudará a mejorar nuestro progreso en ciertas áreas de la ciencia abriendo nuestros ojos a cosas que de otra manera probablemente no veríamos.

2. Ballenas fósiles de la Formación Pisco del Mioceno/Plioceno de Perú.
La Formación Pisco en Perú contiene numerosas ballenas fósiles en un depósito de diatomita. Las diatomeas son organismos microscópicos que flotan cerca de la superficie de lagos y océanos. Después de muertas, sus esqueletos silíceos se hunden y, en los océanos modernos, forman acumulaciones de diatomita de pocos centímetros de grosor en mil años. La mayoría de los científicos suponen que los antiguos depósitos (fósiles) de diatomita se formaron al mismo ritmo lento de unos pocos centímetros cada mil años.
Los geólogos y paleontólogos que han escrito acerca de la geología y los fósiles de la Formación Pisco aparentemente no se preguntaron cómo puede ser que el sedimento, acumulándose al lento ritmo de unos pocos centímetros cada mil años, puede contener esqueletos de ballenas completos, bien conservados, los que parecerían requerir un enterramiento rápido para su preservación. Este fue otro caso en el cual nuestra cosmovisión cristiana nos permitió ver cosas que otros no habían notado: la incongruencia del caso de las ballenas bien conservadas en oposición al supuesto ritmo lento de acumulación de diatomeas.
La investigación que realizamos allí durante los últimos tres veranos con mi alumno de posgrado Raúl Esperante y otros científicos dedicados al estudio de la Tierra, ha acumulado evidencias de un enterramiento rápido de los cuerpos de las ballenas, probablemente en un período de unas pocas semanas o meses (unos pocos años como máximo), y sugiere cómo las antiguas diatomitas pueden haberse formado mucho más rápidamente.
Los resultados y las conclusiones de nuestra investigación fueron presentados en la reunión anual de la sociedad geológica norteamericana conocida como Geological Society of America8 y publicados en una primera ponencia.9 Se presentarán más trabajos en el futuro con los que los mejores científicos en este campo tendrán la oportunidad de evaluar nuestro trabajo y seguramente estarán ansiosos de señalar nuestros errores, lo cual es un poderoso incentivo para prevenirnos de ser negligentes.
Este proyecto (y otra investigación paleontológica no descrita aquí),10 me ha llevado a pasar bastante tiempo en el campo con geólogos y paleontólogos que no son cristianos y que tienen una cosmovisión completamente diferente a la mía. Descubrí que es muy útil trabajar con personas que tienen un punto de vista diferente e incluso cosas que ellos probablemente nunca considerarían, y ellos notaron cosas que yo posiblemente hubiera pasado por alto. Esto nos ayuda a evitar respuestas simplistas mientras tratamos de entender la historia geológica.
Integrando la fe y la ciencia
Los científicos obtienen sus ideas de diferentes maneras11 y sin importar de dónde provengan (aún de la Biblia), esas ideas e hipótesis son válidas si pueden ser probadas por medio de los datos. Desde luego, la ciencia no tiene nada para contribuir en la evaluación de gran parte del contenido de las Escrituras. Si Jesús realmente transformó agua en vino, o físicamente levantó a Lázaro de los muertos, eso está más allá del escrutinio científico. ¿Qué experimento podrías hacer tú para probar esos milagros bíblicos? Por otro lado, cuando una cosmovisión bíblica puede sugerir hipótesis comprobables, éstas son contribuciones válidas para la ciencia.

El procurar integrar la fe y la ciencia nos puede ayudar a encontrar un equilibrio entre intereses opuestos. Por ejemplo, nuestra comprensión bíblica nos ayuda a formular las preguntas correctas y hallar que por lo menos algunos depósitos geológicos se formaron muy rápidamente. Al mismo tiempo, nuestra investigación científica pareciera indicar que la suposición común no bíblica de que no hubo actividad geológica en la Tierra entre la semana de la creación y el diluvio parecería no ser correcta. La columna geológica puede no haberse formado completamente en el diluvio del Génesis, pero puede haberse acumulado durante un período de tiempo antes, durante y después del diluvio.
La religión puede introducir prejuicios en la ciencia, pero lo mismo es posible con cualquier otro enfoque. Si hacemos un esfuerzo consciente para integrar la fe y la ciencia, o la fe y otras disciplinas, ese esfuerzo puede abrir nuestra mente a nuevos enfoques. Lo opuesto también es cierto: Si no tratamos de integrar la ciencia y la fe, es poco probable que entendamos adecuadamente las áreas donde la ciencia y la religión parecen estar en conflicto. Si no nos esforzamos seriamente para desafiar el pensamiento convencional y no desarrollamos una síntesis positiva de ciencia y fe, estaremos propensos a aceptar el pensamiento convencional sin saber si está o no basado en un fundamento sólido.
Leonard Brand (Ph.D., Cornell University) es profesor de biología y paleontología en la Universidad de Loma Linda, Loma Linda, California.
Notas y referencias:
1. Ver L. R. Brand, Fe y razón en la historia de la Tierra: Un paradigma de los orígenes de la Tierra y de la vida mediante un diseño inteligente (Lima, Perú. Ediciones Theologika. 1998).
2. C. Lyell, Principles of Geology, Being an Attempt to Explain the Former Changes of the Earth’s Surface, by Reference to Causes Now in Operation, 3 vols. (London: John Murray, 183033); Principles of Geology, or the Modern Changes of the Earth and Its Inhabitants Considered as Illustrative of Geology, 11a(New York: D. Appleton and Co., 1892), 2 vols. La 11a edición es la más comúnmente usada.
3. S. J. Gould, “Lyell’s Vision and Rhetoric”, en W. A. Berggren y J. A.Van Couvering, eds. Catastrophes and Earth History: The New Uniformitarianism (Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1984).

4. S. J. Gould, “Is Uniformitarianism Necessary?” American Journal of Science 263 (1965): 223228; y J. W. Valentine, “The Present Is the Key to the Present”, Journal of Geological Education 14 (1966) 2: 59, 60.
5. L. R. Brand, “The Bible and Science”, en Humberto M. Rasi, ed., Symposium on the Bible and Adventist Scholarship: Christ in the Classroom (Silver Spring, Md.: Institute for Christian Teaching, General Conference of Seventhday Adventists), vol. 26B: 139-162.
6. S. J. Gould, Rock of Ages (New York: The Library of Contemporary Thought; The Ballantine Publishing Group, 1999).
7. E. G. Kennedy, R. Kablanow, y A. V. Chadwick, “Evidence for Deep Water Deposition of the Tapeats Sandstone, Grand Canyon, Arizona”. Actas de la 3aBiannual Conference of Research on the Colorado Plateau, C. VanRiper, III, y E. T. Deshler, eds., Depto. Interior de los EE. UU., Transactions and Proceedings Series NPS/ NRNAM/NRTP, 97/12, 1997, pp. 215-228.
8. R. Esperante-Caamano, L. R. Brand, A. V. Chadwick y O. Poma, “Taphonomy of Whales in the Miocene/Pliocene Pisco Formation, Western Peru”, reunión anual de la Geological Society of America, octubre 1999. Abstracts With Programs, 31(7): A-466, R. EsperanteCaamano, L. R. Brand, A. V. Chadwick y F. DeLucchi, “Fossil Whales of the Miocene/Pliocene Pisco Formation, Peru: Stratigraphy, Distribution, and Taphonomy”, Geological Society of America, reunión anual, noviembre 2000. Abstracts With Programs, 32 (7): A-499.
9. R. EsperanteCaamano, L. R. Brand, A. V. Chadwick y O. Poma, “Taphonomy of Fossil Whales in the Diatomaceous Sediments of the Miocene/Pliocene Pisco Formation, Peru”, en M. De Renzi, M. Alonso, M. Belinchon, E. Penalver, P. Montoya y A. MarquezAliaga, eds., Current Topics on Taphonomy and Fossilization (Valencia, España: International Conference Taphos 2002; 3rd Meeting on Taphonomy and Fossilization), pp. 337-343.
10. Por ejemplo, L. R. Brand y T. Tang, “Fossil Vertebrate Footprints in the Coconino Sandstone [Permian] of Northern Arizona: Evidence for Underwater Origin”, Geology 19 (1991): 1201-1204. Se publicaron comentarios sobre este estudio en Science News 141 (1992) 4:5; Geology Today 8 (1992) 3:78, 79 y en Nature 355 (9 de enero de 1992): 110.
11. Ver A. Cromer, Uncommon Sense: The Heretical Nature of Science (New York: Oxford University Press, 1993), p. 148; K. R. Popper, The Logic of Scientific Discovery (New York: Harper and Row, 1999) pp. 31, 32.


lunes, 30 de noviembre de 2009

VIDA EXTRATERRESTRE



William Shea



Estoy intrigado por la vida inteligente extraterrestre. ¿Cómo explicamos las frecuentes noticias sobre los OVNIS? ¿Dicen la Biblia, el espíritu de profecía o la ciencia algo al respecto? — Frank Mangabeira, Siqueira Campos, Sergipe, Brasil.



En el Antiguo Testamento se menciona acerca de la vida inteligente extraterrestre cuando Dios le preguntó a Job: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra... cuando alababan todas las estrellas del alba?” (Job 38:4-7). También Elena White menciona en sus comentarios “los mundos no caídos” (ver el Index to the Writings of Ellen G. White bajo: “Mundos [planetas]”). Nosotros sabemos que hay innumerables cuerpos celestes en el universo y creemos que algunos de ellos están habitados; sin embargo, no sabemos cuántos.


También te preguntarás si algunos de ellos han visitado nuestro Planeta. De acuerdo con la Biblia, los ángeles visitan la tierra regularmente y son activos en los asuntos humanos (ver Hebreos 1:14), pero nosotros no tenemos una evidencia directa de que alguno de esos seres de los mundos no caídos lo hayan hecho. Más bien ocurrirá lo contrario, ya que los redimidos visitarán esos mundos después de la segunda venida para dar su testimonio de las maravillas del Dios al cual servimos, y contar lo que él ha hecho por nosotros.



Con respecto a los objetos voladores no identificados (OVNIS) y a fenómenos similares, no tenemos información directa ni en la Biblia ni en los escritos de Elena White. Para aventurarme en una opinión personal, yo diría que en esta categoría general caen diversos fenómenos visuales. En algunos casos, las personas que los han observado podrían bien haber visto aviones militares de tecnología avanzada durante los vuelos de prueba. En otras ocasiones, éstos podrían haber sido el resultado de condiciones atmosféricas que producen imágenes poco comunes. En otros casos, pueden ser engaño o visiones reales causadas por Satanás para preparar al mundo para el papel que desempeñará en el gran engaño final. (Ver 2 Corintios 11:14). Sin embargo, hasta ahora no tenemos información de naves espaciales que hayan transportado seres no caídos de otros planetas.



Una humorista norteamericana le dio a este tema un giro muy divertido en una presentación que tituló: “La búsqueda de vida inteligente en el Universo”, e incluye la Tierra en esta búsqueda... Los cristianos deben ser inteligentes y sabios en cuanto a las grandes tentaciones y decepciones que vendrán pronto sobre la Tierra. Todos necesitamos prepararnos para ese momento. Ningún ser salido de un OVNI nos traerá este discernimiento. Se lo encuentra en otro lugar y en relación con otra persona. Ese lugar es la Biblia; esa persona es Jesucristo.


William Shea, M.D., Ph.D., es director asociado del Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Su dirección es: 12501 Old Columbia Pike; Silver Spring, MD 20904, EE. UU. de N.A.



TELEVISIÓN Y VIOLENCIA: UNA RESPUESTA CRISTIANA AL DEBATE SOBRE SUS EFECTOS




Daniel Reynaud



Detrás del crimen creciente, incluyendo tiroteos en la escuela y en el lugar de trabajo, a menudo se hace la pregunta: La violencia en la televisión, ¿promueve o motiva la violencia en la vida real?


Generalmente, la creencia popular hace responsable a la televisión como una de las causas principales y directas de la violencia y algunas investigaciones parecieran confirmar esta idea. Aunque hay todavía una confusión considerable entre los investigadores acerca de los efectos de los medios de comunicación, no se ha modificado mayormente el punto de vista popular sobre el tema. La crítica popular a la televisión presenta un cuadro de adicción que anestesia a los televidentes transformándolos en autómatas pasivos y zombis hipnotizados. A menudo se culpa a la televisión por el escaso rendimiento académico de los niños en la escuela, a pesar del hecho de que las tasas de alfabetismo en el occidente nunca han sido más elevadas. El problema es que aunque el alfabetismo ha aumentado, las exigencias con respecto a saber leer y escribir ha aumentado aún más rápido. La investigación también ha disipado el temor de que la televisión neutraliza la creatividad; los niños juegan tan creativamente con los relatos de la televisión como con los que leían en los libros.


Irónicamente, los críticos populares a menudo arguyen que la televisión no sólo ha transformado a los niños en zombis pasivos, sino que los ha llevado a ser hiperactivos, con un período de atención muy breve y con poderosas inclinaciones hacia la violencia. Pero nunca se explica cómo es posible que la televisión pueda hacer ambas cosas al mismo tiempo. Exactamente, ¿cómo es un zombi hiperactivo? Detrás de la creencia popular yace una suposición de que los individuos imitan actos específicos de violencia que ven en la televisión. De allí los reclamos periódicos a controlar más el contenido de la televisión, en particular el horario en que los niños la miran. Es típico pensar que siempre son los otros los que sufren lo pernicioso de la televisión, y nunca nosotros mismos.1 Pero es interesante notar que los niños tienen el mismo pensamiento paternalista y piensan que los programas no les hacen daño a ellos sino que son perjudiciales para los otros niños.


La investigación conductista


Se necesita una investigación sólida para aclarar perspectivas tan contradictorias. Pero la calidad de los estudios acerca de la televisión ha sido a menudo muy variada, y los resultados por lo general han estado de acuerdo con las opiniones de los investigadores anteriores a ellos. La mayoría de los aproximadamente 10.000 estudios realizados acerca de la violencia en la televisión ha sido realizada dentro del marco de la teoría conductista. Tal vez los experimentos mejor conocidos son los de Bandura y sus asociados, que demostraron que los niños que miran televisión sufren un efecto directo y medible sobre su conducta hacia unos grandes muñecos Tentempié (o dominguillos) de peluche. Los niños que habían visto una película violenta con estos muñecos se comportaron en forma mucho más agresiva que los que no habían visto la película.2


Sin embargo, aunque muchos experimentos conductistas mostraron una aparente conexión entre el mirar y la conducta, hay dudas considerables en cuanto a la validez de las conclusiones cuando se las generaliza. La investigación conductista tendía a ignorar el hecho de que mirar en una circunstancia controlada artificialmente afectaba la percepción de los televidentes y las expectativas acerca de sus reacciones. Uno de los investigadores oyó que un niño, en uno de los experimentos de Bandura, comentó: «Mira, mamá, allí está el muñeco a quien tenemos que pegarle».3


Tal reacción no sorprende. Un niño, en un ambiente que no le era familiar, llegó a la conclusión natural de que la película estaba sirviendo de modelo para su conducta hacia muñecos idénticos a los que se le estaban mostrando. La opinión actual es que la violencia mostrada hacia los Tentempié fue, por lo menos, tanto producto de las expectativas de los experimentadores que los niños percibían como el resultado de la violencia que estaban mirando. Además, suponer que un niño en esta situación transferiría esa conducta hacia las personas, es una falacia. Demandaría que el niño dejara de reconocer la diferencia entre una conducta aceptable hacia el muñeco y hacia personas reales. De hecho, los niños comprenden la modalidad de la televisión desde una edad razonablemente temprana y distinguen en formas más bien complejas entre lo que es real y lo que no es real. Los estudios acerca de la audiencia muestran que los televidentes no adoptan automáticamente los valores que ven en un programa; más bien, generalmente resisten los valores presentados en la televisión que contradicen abiertamente sus propios valores.4 Otros experimentos conductistas mostraron que las condiciones artificiales condujeron a resultados artificiales.5 En resumen, la investigación conductista con demasiada frecuencia, no ha tomado en cuenta las diversas formas en que la audiencia interpreta la televisión.


El problema de los investigadores y el público general es que es más probable que se llegue a una conclusión acerca de la violencia en la televisión si ésta apoya nuestras ideas preconcebidas. A fin de llegar a conclusiones inteligentes acerca de los efectos de mirar televisión debemos reconocer primero nuestros propios prejuicios y esperar que estos puedan ser modificados, sacudidos o contradichos.


Investigación múltiple


Las investigaciones que combinan las metodologías de diversas disciplinas están proporcionando las conclusiones más útiles acerca de los efectos de la violencia en la televisión. Lo que se está descubriendo es complejo, y sin embargo está más de acuerdo con el sentido común que las conclusiones previas. La lógica argumentaría que si las conclusiones de los conductistas fueran correctas acerca de los efectos inmediatos y mensurables de mirar una televisión violenta, entonces la mayor parte de las sociedades occidentales estaría llena de personas violentas. Aunque la violencia es uno de los grandes problemas de las sociedades occidentales, no alcanza un clímax después de los episodios de presentaciones violentas, ni la mayoría de los televidentes serían considerados violentos, en general.


De cualquier manera, las representaciones de violencia en la televisión no siguen los modelos reales de la vida diaria. Por ejemplo, con frecuencia se presenta a los policías con sus armas desenfundadas, mientras que una encuesta hecha a los oficiales de policía de los Estados Unidos reveló que, mientras cumplían con su deber, dispararon sus armas, como promedio, una vez cada 27 años.6 La mayoría de la violencia real es mucho menos espectacular y generalmente más personal que la que se muestra típicamente en la televisión.


Otra complicación es el problema que surge al tratar con la naturaleza y el grado de violencia. Aunque todos están de acuerdo en que el homicidio a sangre fría con un caño de hierro es violento, las mujeres probablemente estarían dispuestas a evaluar una confrontación verbal como violenta, mientras los hombres, más probablemente, limitarían su definición al uso de la fuerza física. En esencia, la violencia es un acto que se define socialmente, no puramente desde el punto de vista de la conducta.7 Por ejemplo, el hacerle un corte a un extraño con un instrumento podría ser considerado como violencia, a menos que la «víctima» fuera un paciente, y el «agresor» un cirujano con un escalpelo. Pero si el cirujano fuera un nazi haciendo experimentos en un campo de concentración, nuestro concepto podría cambiar otra vez. En cada caso la conducta fue la misma. Cambiar sólo el contexto social hizo la diferencia en la interpretación. Los deportes como el fútbol americano y el boxeo, en forma rutinaria, valoran una conducta violenta que sería inaceptable en la calle. Aun la violencia de un policía hacia un criminal es interpretada generalmente como menos violenta que la misma acción realizada por un criminal hacia un policía.



La naturaleza compleja de la violencia


La naturaleza compleja al definir la violencia se refleja en la forma en que las audiencias interpretan la violencia. Los niños interpretan la televisión de acuerdo con su propio sentido de justicia y orden sociales. Son capaces de leer la televisión como una serie de códigos, más bien que una representación literal de la realidad. Los estudios muestran que con frecuencia los niños son conscientes de la naturaleza representada en los espectáculos de la televisión y pueden señalar su naturaleza artificial. Pueden resistir y aún oponerse al mensaje de la televisión, porque reconocen la diferencia entre una representación y la realidad. Por ejemplo, los niños aborígenes en Australia se alinearon a veces con los indios «malos» en contra de los héroes en las películas del oeste, porque empatizan con la opresión social que sufren ellos.8


La forma en que se presenta la violencia afecta significativamente el grado de este impacto. Los niños interpretan ciertos códigos en la televisión como pura fantasía y los elementos violentos o de otra índole no son tomados literalmente. Esto es particularmente cierto en los dibujos animados, que contienen más actos de violencia por minuto que cualquier otra forma de televisión, pero también se aplica a los espectáculos con representaciones tales como la lucha, donde la causa y el efecto son obviamente exagerados. Los niños saben que la violencia es una representación exagerada de un conflicto, que en sí mismo es un elemento irremplazable de cualquier forma dramática, sea drama, espectáculos de preguntas y respuestas, o los deportes. Otros códigos son leídos en forma más literal. Un drama realista puede ejercer un fuerte impacto sobre los televidentes, especialmente en los más jóvenes, porque los códigos se parecen mucho a sus percepciones de la realidad. Aún entonces, cuando los niños crecen, son capaces de distinguir entre los actores que desempeñan sus papeles y los eventos que ellos describen. Tal vez las exhibiciones que tienen mayor impacto son la violencia documentada, como la que se ve en los noticiosos, los documentales, y los espectáculos realistas de la televisión, porque los niños saben que eso es real.9


La ideología social también afecta la interpretación de la violencia. Mientras las escenas violentas son comunes en la televisión, la violencia generalmente no es condonada en la sociedad y generalmente es canalizada hacia formas altamente reglamentadas como en ciertos deportes. Esta estructura ideológica influye sobe la forma en que los niños comprenden la violencia que ven en la televisión y los hace menos susceptibles a ella que, digamos, los estereotipos racistas o sexistas, que a menudo son apoyados por las estructuras sociales e ideológicas en que viven los niños. La familia, la escuela, la iglesia, y en general, las circunstancias en que vive un niño tendrán un papel importante en la determinación de los efectos de la televisión sobre ese niño.10


Debemos reconocer que la televisión no es la causa de la violencia social en los niños o en ninguna otra persona. En realidad, la vida es mucho más compleja que eso. Las sociedades violentas existieron antes de la televisión, y muchas de ellas fueron más violentas que la sociedad occidental actual. La conducta violenta es el producto de condiciones personales, sociales y económicas, y no será resuelta sencillamente prohibiendo el televisor. Por muchos años el Japón ha tenido niveles significativamente menores de violencia que los Estados Unidos. Pero la televisión japonesa es considerada generalmente como más violenta. La diferencia deberá ser explorada en las culturas de cada nación más bien que mediante un análisis de los medios masivos violentos.


También debemos preguntarnos hasta qué punto las sociedades urbanas despersonalizan a los individuos. Un estilo de vida urbano tiende a forzar a las personas a ignorar a los que los rodean en el ómnibus, el tren, la calle y el ascensor, aun cuando se estén tocando. ¿Qué influencia es mayor: la de los códigos de los dramas ficticios de la televisión o el impacto diario de la vida real que produce el no prestar atención a los demás?


Esto no significa que la violencia no tiene ningún efecto, o que no importa qué se muestra en la televisión, o que los niños pueden mirar cualquier cosa. Una exposición prolongada a otras formas de violencia en los medios, incluyendo las películas y los videojuegos, puede también tener un efecto perjudicial. El sentido común nos dice que no podemos mirar tanta televisión sin que produzca algún efecto, porque, como 2 Corintios 3:18 nos recuerda, por la contemplación somos transformados.



La televisión: una fuerza formadora


La televisión actúa como una poderosa fuerza formadora por derecho propio y afecta a los niños. En particular, la televisión puede tener efectos poderosos sobre los niños menores de siete años. En los primeros años, los niños reaccionan a las imágenes de la televisión exactamente como lo hacen con las personas reales y no comprenden que una cosa es la imagen y otra es la realidad. Los niños muy pequeños necesitan ser protegidos de representaciones de violencia. A los niños pequeños les resulta difícil comprender cómo los padres pueden aclamar un «tacle» en el fútbol americano y al mismo tiempo castigarlos por hacer lo mismo con sus hermanos. Desafortunadamente, aun muchos programas para niños tienen niveles de conflicto demasiado intensos para los niños pequeños, quienes pueden ser afectados por un acto de violencia tan suave como una discusión. Para los niños preescolares, se recomienda la programación más benigna.


Los niños también desarrollan la discriminación a tasas diferentes, y los padres necesitan observar a sus hijos en forma individual, evaluando sus etapas de desarrollo. La mayoría de los padres son demasiado optimistas con respecto a la capacidad de sus niños de manejarse con la violencia, a menudo por razones egoístas ocultas. Evitar que el niño vea algo violento podría forzar a los adultos a no mirar televisión.


Puede ser difícil aceptar que tal vez la violencia en la televisión no es tan devastadora como la evaluación popular nos quiere hacer creer. Surge la pregunta: Si la televisión no tiene tanta influencia, ¿cómo es que se gastan miles de millones de dólares por año para apropiarse de sus poderes de persuasión? La respuesta se encuentra otra vez en el proceso de mirar la televisión. Es más efectiva cuando le dice a la gente lo que ésta ya cree, y la publicidad refuerza la conducta socialmente aceptable, y en realidad, la que es socialmente recompensada. Sin embargo, la violencia en la televisión tiene un impacto reducido sobre la conducta de las personas. Porque cuando vivimos en una sociedad que en general no condena la violencia, aprendemos que la violencia en la pantalla es un código mediante el cual se cuentan historias, pero no un código con el cual uno se conduce en la vida real. La excepción sería, por supuesto, los niños que crecen en un hogar violento. Ellos aprenden que la violencia es una manera efectiva para que el más fuerte consiga lo que quiere. En tales casos, la televisión confirma sus creencias. Pero debemos reconocer que su conducta violenta fue aprendida en el hogar y su ambiente social y meramente reforzada por la pantalla. A menudo son estas personas las que proporcionan la evidencia popularizada en los medios de que la televisión provoca la violencia. Algunos hasta testifican que fue una película o un programa específico los que los condujeron a crímenes determinados. Tenemos que examinar cuidadosamente tales afirmaciones en busca de otros factores que hayan producido la violencia. Porque mientras la televisión puede contribuir a la conducta de las personas violentas, argumentar que es la causa de ella, es dejar de comprender la influencia de la experiencia de la vida real en la formación de las actitudes hacia la violencia. También debemos recordar el concepto cristiano de la elección, ya que aun Adán y Eva en un ambiente perfecto hicieron una mala decisión. Es tan fácil echarle la culpa a la televisión por elecciones que, en última instancia, son responsabilidad nuestra.


El hecho de que los mismos medios promueven un concepto de que ellos son la causa de los crímenes parece ser un argumento poderoso que apoya el impacto de la violencia en la televisión, pero en realidad los medios tienen interés en promover este concepto. Irónicamente, al echarse la culpa a sí mismos, los medios protegen sus ganancias. Los medios nunca llegarían a nada si contradijeran las creencias populares. Además, si los medios señalaran las causas reales de la violencia, eso distraería a las personas de la publicidad que las anima a gastar más en favor de ellas. La forma más efectiva de reducir el crimen no es mediante sentencias más drásticas, más policías, y la eliminación de los programas violentos, sino mediante la promoción de relaciones efectivas entre las personas. Si más personas estuvieran comprometidas con la acción social cristiana, ayudando a los desempleados a encontrar un trabajo significativo, creando actividades valiosas para los grupos más desposeídos, gastando sus propios excedentes en aquellos menos privilegiados que en ellos mismos, en el contexto de compartir el amor de Cristo, el crimen disminuiría significativamente. Pero esta conducta interferiría con la meta de la televisión de que gastemos más dinero en nosotros mismos.



La solución para la violencia


Los cristianos reconocen específicamente que la violencia es un producto de nuestra naturaleza pecaminosa, y no puede ser curada sencillamente proscribiendo influencias externas tales como las películas. Aun la acción social sólo podría reducir el crimen, pero no erradicarlo. Pero la solución real del crimen, que es el cambio del corazón que produce el evangelio de Jesús, es impopular. Es más fácil echar la culpa a los medios de comunicación que aceptar la responsabilidad personal. Desde el punto de vista cristiano, tal vez la violencia en la televisión es el menor de los males de ella, sencillamente por la razón de que la mayoría comprende que es una conducta socialmente inaceptable. Corremos un riesgo mayor cuando estamos de acuerdo con los medios, porque la televisión tiene más poder al coincidir con nuestros valores, y entonces, con frecuencia, no somos conscientes de su influencia. La relativa ausencia de protestas de parte de los cristianos acerca del materialismo, del culto a la belleza y del racismo y sexismo de los medios sugiere que tal vez estos valores forman parte de nuestras actitudes y la televisión sólo las refuerza. La religión de Jesús estaba profundamente opuesta a la discriminación sobre la base del sexo, la raza, la edad, la apariencia o la riqueza, y se debería mantener esta oposición. Hasta cierto punto, el debate sobre la violencia es una pantalla de humo que esconde el verdadero daño que causa la televisión al confirmar nuestros prejuicios, al mismo tiempo que nos hace sentir bien porque condenamos un mal menor.


Daniel Reynaud (Ph.D., University of Newcastle) enseña medios de comunicación e inglés en el Colegio de Avondale, y ha publicado artículos sobre diversos medios y es el autor de Reading With New Eyes: Exploring Scripture Through Literary Genre. Este artículo fue adaptado de su libro reciente: Media Values. Su dirección es: P.O. Box 19, Cooranbong, 2265, N. S. W., Australia. Email: daniel.reynaud@avondale.edu.au


Notas y referencias


1. Jane Root: Open the Box (London: Comedia, 1986), p. 12; Mike Clarke, Teaching Popular Television (London: Heinemann, 1987), p. 175.
2. Bob Hodge y David Tripp: Children and Television (Cambridge, England: Polity Press, 1986), pp. 193, 204, 205.
3. Ibid., p. 207.
4. John Fiske: Television Culture (London: Methuen, 1987), p. 71; Hodge y Tripp, p., 140. Ver también el capítulo “Audiences Studies”, en mi Media Values (Cooranbong, NSW, Australia: Avondale Academic Press), pp. 75 ff.
5. John Tulloch y Graeme Turner (edit.): Australian Television (Sydney, Australia: Allen & Unwin, 1989), p. 169.
6. Colin Stewart: The Media: Ways and Meaning (Milton, Qld.: Jacaranda, 1990), p. 132.
7. Hodge y Tripp, p. 20.
8. Tulloch y Turner, p. 170; Hodge y Tripp, pp. 213-218.
9. Fiske, p. 288.
10. Tulloch y Turner, p. 169.