viernes, 9 de septiembre de 2011

II SEMANA DE ÉNFASIS ESPIRITUAL

Alumnos, docentes y personal en general se preparan para participar en la II Semana de Énfasis Espiritual que se desarrollará bajo el lema: "Victorias en Cristo", del 9 al 17 de setiembre.
El orador principal será el Pr. Franz Ríos, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Adventista de República Dominicana, quien arribará al Perú para la presentación de catorce temas que serán de inspiración y fortalecimiento de la vida espiritual de cada unionista. Entre ellos están: Victorias sobre las dudas, Victorias en familia, Victorias por fe y otros.
Asimismo, el sábado 17 de setiembre, como cierre de esta actividad espiritual se ofrecerá un concierto especial de la Orquesta Sinfónica UPeU y un recital de coro unido en el que participarán juntos solistas, dúos, tríos y conjuntos de la UPeU en una alabanza a nuestro Dios.

jueves, 23 de junio de 2011

LA MENTE, EL CARÁCTER Y LA PERSONALIDAD

LA MENTE, EL CARÁCTER Y LA PERSONALIDAD

No es prudente que nos miremos a nosotros mismos y que estudiemos nuestras emociones. Si lo hacemos, el enemigo nos presentará dificultades y tentaciones que debiliten la fe y aniquilen el valor. El fijarnos por demás en nuestras emociones y ceder a nuestros sentimientos es exponernos a la duda y enredarnos en perplejidades. En vez de mirarnos a nosotros mismos, miremos a Jesús. Cuando las tentaciones os asalten, cuando los cuidados, las perplejidades y las tinieblas parezcan envolver vuestra alma, mirad hacia el punto en que visteis la luz por última vez. (Ministerio de Curación, pág. 193). - año 1905.
Es una ley de la naturaleza que nuestros pensamientos y sentimientos resultan alentados y fortalecidos al darles expresión. Aunque las palabras expresan los pensamientos, éstos a su vez siguen a las palabras. Si diéramos más expresión a nuestra fe, si nos alegrásemos más de las bendiciones que sabemos que tenemos: la gran misericordia y el gran amor de Dios, tendríamos más fe y gozo. Ninguna lengua puede expresar, ninguna mente finita puede concebir la bendición resultante de la debida apreciación de la bondad y el amor de Dios. Aun en la tierra puede ser nuestro gozo como una fuente inagotable, alimentada por las corrientes que manan del trono de Dios. (Ministerio de Curación, pág. 195). - año 1905.
El poder de la voluntad. Dios nos ha dado la facultad de elección; a nosotros nos toca ejercitarla. No podemos cambiar nuestros corazones ni dirigir nuestros pensamientos, impulsos y afectos. No podemos hacernos puros, propios para el servicio de Dios. Pero sí podemos escoger el servir a Dios; podemos entregarle nuestra voluntad, y entonces él obrará en nosotros el querer y el hacer según su buena voluntad. Así toda nuestra naturaleza se someterá a la dirección de Cristo. Mediante el debido uso de la voluntad, cambiará enteramente la conducta. Al someter nuestra voluntad a Cristo, nos aliamos con el poder divino. Recibimos fuerza de lo alto para mantenernos firmes. Una vida pura y noble, de victoria sobre nuestros apetitos y pasiones, es posible para todo el que une su débil y vacilante voluntad a la omnipotente e invariable voluntad de Dios. (La Temperancia, pág. 100). - año 1905.
Se nos concede una sola vida; y la pregunta que cada uno debe hacerse es: "¿Cómo puedo invertir mis facultades de manera que rindan el mayor provecho? ¿Cómo puedo hacer más para la gloria de Dios y el beneficio de mis semejantes?" Pues la vida es valiosa sólo en la medida en que se la usa para el logro de estos propósitos. Nuestro primer deber hacia Dios y nuestros semejantes es el desarrollo individual. Cada facultad con que el Creador nos ha dotado debemos cultivarla hasta el más alto grado de perfección, para realizar la mayor suma de bien de la cual seamos capaces. Por tanto, está bien invertido el tiempo que se usa en la adquisición y la preservación de la salud física y mental. No podemos permitirnos empequeñecer o inhabilitar ninguna función del cuerpo o de la mente. Con la misma seguridad con que lo hagamos, deberemos sufrir las consecuencia. (Consejos sobre el régimen alimenticio, pág. 15). - año 1890.

VIDA ESPIRITUAL

El único remedio para los pecados y dolores de los hombres es Cristo. (Lecciones prácticas del Gran Maestro, p. 231). - año 1900.
Si la Palabra de Dios fuera estudiada como debiera serlo, los hombres tendrían una grandeza de entendimiento, una nobleza de carácter y una firmeza de propósito que rara vez se ven en estos tiempos. (La educación cristiana, p. 220) - año 1893.
Aquellos que en todo hacen de Dios lo primero y lo último y lo mejor, son las personas más felices del mundo. (Fundamentals of Christian Education, p. 83-84) - año 1884.
Las mejores cosas de la vida: la sencillez, la honradez, la veracidad, la pureza, la integridad, no pueden comprarse ni venderse". (El ministerio de curación, p. 150) - año 1905.
No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada. (Notas biográficas, p. 216) - año 1880.
La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos. (La educación, p. 57) - año 1894.

martes, 14 de junio de 2011

SENSUS DIVINITATIS Y LA MISIÓN DE LA IGLESIA


Agobiado por la desesperación, León Tolstói por momentos fue llevado a cuestionarse el sentido de la vida, a tal punto que llegó a considerar el suicidio como una solución lógica a su tormento interior. Pero al mismo tiempo encontró dentro de sí mismo un profundo sentido de la presencia de Dios, animándolo a continuar. “Sí”, escribió el famoso novelista ruso, “mientras mi intelecto trabajaba, algo más en mí estaba trabajando también, y me impidió actuar… una conciencia de vida como llegué a llamarla; era como una fuerza que obligaba a mi mente a encaminarse en otra dirección y me rescataba de mi situación de desesperación… Mi corazón languidecía con otra emoción punzante. No puedo llamar a esto de otra manera que sed de Dios. Este anhelo por Dios… provino de mi corazón”.1
En los momentos mas desesperantes de su vida, Tolstói encontró un nuevo valor y significado en la vida. impelido por la “conciencia de vida”, el “anhelo por Dios”. Estas expresiones describen una experiencia universal de la humanidad, frecuentemente llamada: un sentido de lo divino, un sensus divinitatis.
La creencia acerca de ser sensible a la presencia de Dios no es poco común, aunque tales discusiones no necesariamente afirman una relación de fe con un Dios creador personal que tiene constante interés por nosotros. Pero un cristiano no puede hablar de sensus divinitatis sin proclamar a la vez su fe en el Dios viviente, tanto sea del universo como del corazón de cada uno. Este artículo2 es un intento de definir el significado de sensus divinitatis y extraer algunas implicancias para la misión de la iglesia.
¿Qué es sensus divinitatis?
Me gustaría iniciar esta discusión dirigiendo nuestra atención a Juan Calvino quien fue quizás el primer teólogo y filósofo cristiano que discutiera la posibilidad de conocer a Dios desde el fuero interno.
Calvino argumentó que la naturaleza fundamental de la percepción de divinidad universal o sensus divinitatis, es la “semilla” del conocimiento de Dios que es sembrada en cada persona. Calvino aseveró: “No podemos negar que la mente humana, aun por instinto natural, posee cierto sentido de deidad. Para que nadie pueda excusarse bajo el pretexto de la ignorancia, Dios concedió a todos alguna noción de su existencia… la memoria que él mismo frecuente e insensiblemente renueva, de modo que como el hombre universalmente conoce la existencia de un Dios, y que él es el Creador, deben ser condenados por su propio testimonio, por no haberlo adorado, ni consagrado sus vidas a su servicio”.3
La posición de Calvino nos conduce a cuatro conclusiones. Primero, él creía que el sensus divinitatis es otorgado naturalmente por el Creador. Es tan natural como otras cualidades de la naturaleza humana. Es un tipo de instinto racional aunque también emocional –el sexto sentido por así decirlo– que habla acerca de la existencia de Dios, a cada corazón humano.
Segundo, esta percepción universal de divinidad implica que los seres humanos son conscientes de algunos rasgos de Dios, tales como su existencia, su poder creador, y su prerrogativa a ser adorado por los seres humanos que creó. Pablo dice que “desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa” (Romanos 1:20, NVI) y menciona la ley interna de obligación moral que está en los corazones de todos (Romanos 2). ¿No fue Kant quien dijo que no cesaba de maravillarse por los cielos estrellados de arriba y la ley moral interior?
Tercero, este sensus ha sido otorgado a la humanidad para que nadie pueda esconderse detrás del pretexto de la ignorancia y escapar del juicio final.
Finalmente, de acuerdo a Calvino, sensus divinitatis es un tipo de memoria que todos poseen. La agudización y profundización de estesensus puede ser una acción adicional de la gracia divina. Calvino no define cuál es esta acción de Dios; simplemente declara que Dios renueva la capacidad de conocerlo.
El punto de vista de Plantinga
Una visión más reciente sobre esta percepción interna de Dios es la de Alvin Plantinga, un filósofo en religión de la Universidad de Notre Dame.4 Plantinga dice: “sensus divinitatis es una disposición o grupo de disposiciones que forman las creencias teístas de Dios en diversas circunstancias, en respuesta a las condiciones o al estímulo que dispara la acción de esta percepción de divinidad”.5
Veamos lo que está implícito en esta definición. Primero, hay una disposición –una inclinación– a pensar en Dios. Segundo, esta inclinación lleva a formar creencias deístas concretas, tales como el conocimiento de Dios como Creador que merece adoración y obediencia.6 Tercero, hay algunas circunstancias o condiciones que desen-cadenan el accionar del sensus.
¿Cuáles son estos disparadores? De acuerdo a Plantinga, provienen de variadas experiencias humanas que pueden guiar a una persona a una conciencia de Dios.7 Por ejemplo, la apreciación de la belleza en la naturaleza o una experiencia de amor verdadero en las relaciones humanas pueden llevar a una persona a reflexionar sobre el poder creador de Dios o el amor perfecto de Dios hacia nosotros. Aun experiencias negativas, tales como el sufrimiento o la muerte, pueden orientar hacia el valor de la vida y la presencia viviente de Dios (tal fue el caso de Tolstói). Todos estos factores pueden suscitar en algún grado un conocimiento de Dios y un deseo de adoración.
A diferencia de Calvino, Plantinga amplía el contenido de sensus divinitatis para afirmar que aun aquellos que no son cristianos pueden encaminarse hacia la fidelidad y adoración a Dios, si tan solo permitiesen que ciertas condiciones estimularan su percepción interna de divinidad.
El concepto de Elena de White
A la discusión hasta aquí desarrollada sobre la percepción de divinidad, ahora agregamos otra dimensión, desde los escritos de Elena White. Ella es muy clara en la naturaleza limitada del conocimiento latente de Dios o la percepción nuestra de Dios, que no es suficiente para la salvación. Ella declaró: “El mundo no puede conocer a Dios en su sabiduría humana. Sus sabios obtienen un conocimiento imperfecto de Dios, de sus obras creadas, y luego, en su necedad, exaltan la naturaleza y sus leyes por encima del Dios de la naturaleza. Luego agrega: “Es imposible obtener un perfecto conocimiento de Dios por la naturaleza sola, pues la naturaleza en sí es imperfecta. En su imperfección, no puede representar a Dios, no puede revelar el carácter de Dios en su perfección moral.”8
Elena White no utiliza la frase “percepción de divinidad” pero parece hablar del conocimiento natural de Dios que corresponde a la revelación natural de sensus divinitatis. Este conocimiento es posible a través de una naturaleza externa del ser humano, pero es también parte de la estructura interna de los hombres. El pecado por supuesto, ha dañado severamente esta capacidad natural de conocer a Dios, pero existe aún alguna sensibilidad dentro de los seres humanos a la presencia viviente de Dios. Sin embargo, Elena White es cuidadosa en diferenciar entre la obra de una voz interna, de sensus divinitatis y de una vana profesión. “Hay personas que durante cierto tiempo profesaron la religión; y sin embargo, estaban realmente apartadas de Dios e insensibles a la voz de la conciencia. Son vanas y triviales, su conversación es de baja índole.”9
Para concluir: sensus divinitatis puede ser entendido como una disposición natural interna hacia el conocimiento de Dios, una disposición que debe ser activada en ciertas condiciones. Pero en sí misma, no es suficiente para llevar a una persona a la salvación, aunque puede ser un punto de contacto para que la testificación pueda tener efecto.
Sensus Divinitatis y la misión de la iglesia
¿Cómo entonces podemos utilizar esta sed innata por Dios –no importa cuán tenue u opaca pueda ser– para incrementar la efectividad de la misión cristiana?
1. Estar alertas al sensus divinitatis, que es sentido por todos los seres humanos. Esta percepción puede estar dañada o diluida por la presencia del pecado y su agudeza puede haber sido suprimida por la indiferencia a su presencia. Con todo, esta búsqueda interna de Dios puede ser un punto de contacto para la apologética cristiana. El objetivo de la misión cristiana debería ser el de alcanzar esta percepción interna, este deseo por Dios, esta sed por descubrir cómo es el Dios verdadero y qué es lo que él puede hacer. Llevar a las personas desde el simple sensus divinitatis a una revelación más completa, de un simple deseo de conocer a Dios a una confrontación significativa con Dios tal cual se revela en las buenas nuevas de Jesús. Esto es decir, sensus divinitatis puede solamente ser un punto de partida para la misión cristiana. La revelación disponible en la naturaleza o en la armonía del universo puede llevar el sensus a un desarrollo adicional. Pero una mayor comprensión de quién es Dios, de lo que él puede hacer por la liberación del hombre –de la esclavitud del pecado– puede suceder tan solo cuando la plenitud de Cristo como la Verdad y el Camino, es atesorada y entendida. Esto es posible únicamente a través del testimonio bíblico iluminado por el Espíritu Santo. Por lo tanto, lo poco revelado acerca de Dios a través del sensus no es suficiente para la salvación ni la vida cristiana madura, pero es un buen punto preparatorio para reconocer la posibilidad y oportunidad del concomiendo de Dios para los no creyentes.
2. El sensus divinitatis debería ayudarnos a ver a los no creyentes no como antagonistas absolutos del evangelio, sino como personas que pueden estar abiertas a descubrir la realidad y plenitud de Dios y su camino de salvación. No todos pueden encajar dentro de esta descripción, dado que algunos han permitido que su testarudez pecaminosa o su obstinada inmoralidad, desafíen las tentativas y súplicas del Espíritu, y perseveran en opacar su sensus interno. Pero no importa cuán perdida pueda estar una persona, es objeto del amor de Dios y su gracia no abandona fácilmente a ningún ser humano, por cuanto todos son valiosos para él. Tampoco debiéramos abandonar nuestra misión a la primera señal de rechazo; porque aunque una persona pueda rechazar el testimonio del evangelio, mientras el punto de contacto de la percepción divina este allí, debemos poner nuestras esperanzas en el hecho de que las almas perdidas no están fuera del alcance de la gracia de Dios. Ellos pueden entrar al reino de Cristo con el gozo de encontrar la genuina realidad espiritual.
3. Finalmente, en nuestro acercamiento misionero necesitamos estar mucho más alertas a los posibles disparadores de la obra delsensus divinitatis. Estos disparadores pueden impactar a alguien hasta el punto que la sed por Dios lo conduce hacia el encuentro con el Dios que ama; el Dios que por un lado es poder y grandeza y por el otro, amor y benevolencia.
Tales disparadores pueden ser positivos o negativos. Los positivos representan todas las experiencias de estado placentero y positivo en nuestra conciencia. Por ejemplo, cuando vemos el cielo estrellado en una noche despejada de verano, podemos experimentar una experiencia de éxtasis que puede conducirnos a afirmar la existencia de una extraordinaria e inteligente fuerza en la naturaleza. Repentinamente, podemos sentir cómo esta fuerza elimina nuestra sensación de soledad en el universo. Todos estos sentimientos pueden nacer en nosotros aun cuando no conozcamos a un Dios creador personal. Y existe la posibilidad que estos sentimientos de gozo o reconocimiento de algo tan maravilloso en los cielos, provoquen la creencia de que puede existir Dios. De esta manera, nacería una creencia de la presencia de Dios.
Otra ejemplo de disparador puede ser la música. Escuchar las composiciones de Bach o Mozart, pueden guiarnos hacia la armonía y la paz que estábamos buscando. Este éxtasis de armonía puede despertar el pensamiento de armonía universal como la apariencia de algo divino. El resultado puede ser la creencia en Dios, quien asegura armonía y unidad en la vida real.
Los disparadores negativos representan todas aquellas experiencias de estados negativos o dañinos en nuestras vidas. Hemos mencionado previamente la idea de suicidio de Tolstói, que lo llevó al punto final de desesperación, a la “conciencia de vida”; un conocimiento de que existe valor y sentido en esta vida. Incluso las experiencias más negativas de la vida pueden disparar una afirmación por lo positivo. Como en el caso de Job, uno puede ser capaz de percibir la fortaleza de Dios aun en medio de la destrucción: “Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios.”(Job 19:26).
Otro ejemplo de un disparador negativo es el sentimiento de culpa. En cualquier momento que sentimos la forma extrema de culpa personal, puede haber una posibilidad de apertura forzada al arrepentimiento, como la única salida y la única alternativa positiva a la desesperación y desesperanza que pueden aplastar nuestro ser. El perdón perfecto de los seres humanos es imposible, pero la búsqueda del perdón puede conducirnos a quien es capaz de perdonar completamente, y ese es Dios.
De esta manera, en nuestro ministerio y misión, podemos buscar disparadores que puedan estimular el sentido latente interno de búsqueda de Dios. Estos disparadores pueden variar de persona en persona, pero podemos intentar tocar estos puntos de contacto y desde allí guiar a estos individuos a una fe más dinámica y abierta, a una relación con el grande y amante Dios. Nuestra insistencia y búsqueda de estos estímulos o del sensus divinitatis representan un enlace excepcional en nuestra misión con los no creyentes.
REFERENCIAS
1. Leon Tolstói, Zonia, citado por William James, The Varieties of Religious Experiences: A Study In Human Nature (Nueva York: Modern Library, 2002), p. 174.
2. Este artículo está basado en mi investigación Knowing God: Evaluation of John Calvin’s and Alvin Plantinga’s Concept of Sensus Divinitatis para el posdoctorado.
3. John Calvin, Institutes of the Christian Religion, John Allen, trans. (Filadelfia: Presbyterian Board of Christian Education, 1936), Book I, ch. iii, p. 1.
4. Plantinga no quiere ser visto como un intérprete de Calvino y menciona que su idea de sensus divinitatis tiene únicamente una similitud aparente con la de Calvino (Entrevistado por el autor el 15/11/ 2007).
5. Alvin Plantinga, Warranted Christian Belief (Oxford: Oxford University Press, 2000), p. 173.
6. Plantinga, The Twin Pillars of Christian Scholarship (Grand Rapids: The Stob Lectures, Calvin College and Seminary, 1989-1990), p. 53.
7. Plantinga dice: “En una variedad de circunstancias –al contemplar el cielo estrellado, al percibir que hemos hecho algo profundamente equivocado… los seres humanos somos conscientes de la presencia de Dios, percibiendo que le debemos obediencia y fidelidad” (Ibid.).
8. Elena White, Mensajes Selectos (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas), tomo 1, p. 347
9. ____, El hogar cristiano (Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas), p. 42.

viernes, 3 de junio de 2011

I CONCILIO MINISTERIAL HISTÓRICO EN SUDAMÉRICA

Cuatro mil pastores escuchan mensaje sobre la preparación espiritual
3 Jun 2011, LIMA , ÑAÑA, PERU
Walter Gabriel Q.. UPEU 
"¿Están realmente unidos en la esperanza del regreso de Jesús?", preguntó Ted N. C. Wilson a unos cuatro mil pastores de Sudamérica al inaugurar un histórico Concilio Ministerial bajo el lema "Unidos en la esperanza".
Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista mundial, inaugura el encuentro ministerial de la División Sudamericana el pasado 24 de mayo en Foz do Iguacu, Paraná, Brasil. Un récord de cuatro mil pastores está asistiendo al evento. [fotografía: Leônidas Guedes]

El encuentro reunió a pastores de ocho países, y se cree que es el primero que logra reunir todos los pastores de una de las trece divisiones de la iglesia mundial.
En su mensaje a los pastores que atestaron el centro de convenciones de la ciudad de Foz do Iguacu, Wilson hizo referencia a la reciente predicción de que Jesús regresaría el 21 de mayo. Wilson recordó a su audiencia que Jesús regresará cuando Dios lo determine, pero que los creyentes necesitan estar preparados para ese momento.
El presidente enfatizó la esperanza de que los miles de millones de habitantes de este mundo no se pierdan la oportunidad de estar en el cielo y de que nada los distraiga de este gran evento. "El Señor Jesús volverá pronto y estamos aguardando esa bienaventurada esperanza", declaró.
Antes de que el líder de los casi 17 millones de adventistas pronunciara su mensaje, Erton Köhler, presidente de la División Sudamericana, citó el legado de sus dos antecesores, Rui Nagel y Joao Wolff. Recordó la distribución de cinco millones de volantes sobre el regreso de Cristo el 31 de marzo de 1979, cuando Wolff era presidente, y el establecimiento del evangelismo integrado bajo la conducción de Nagel Köhler enfatizó también la necesidad de buscar el reavivamiento y la reforma personal.

Algunos de los miles de pastores presentes colocan sus manos sobre una Biblia especial que recibieron de regalo, durante la oración de dedicación. [fotografía: Jael Eneas]

"Somos ciudadanos del cielo Nuestra identidad habla más fuerte que nuestros orígenes", expresó.
Desde el mismo comienzo se buscó ilustrar la diversidad entre los pastores y feligreses de la división, dado que representantes saludaron a los presentes en seis idiomas diferentes: portugués, español, aimara, quechua, guaraní y romaní.
Cada pastor recibió una Biblia con casi setenta suplementos y un juego completo de 27 estudios bíblicos. Al recibirla, los ministros presentes recibieron el desafío de predicar a los más de trescientos millones de habitantes del territorio. G. T. Ng, secretario de la Iglesia Adventista mundial, elevó una oración de dedicación de las Biblias mientras los miles de pastores colocaban su mano sobre ella.
La primera noche, se realizó también el primer censo de pastores adventistas de Sudamérica. Según el sociólogo Tadeu de Jesus, todos los participantes tenían que completar un cuestionario de 216 preguntas sobre la vida personal y profesional del pastor. Se espera que esto ayude a generar indicadores para medir los procesos y resultados estratégicos de los ministros adventistas.

lunes, 16 de mayo de 2011

MUJERES AL SERVICIO DE CRISTO

¿Piensas que el liderazgo de la Iglesia cristiana fue realizado únicamente por hombres? Esa era mi impresión hasta hace poco. Pablo y Pedro, Agustín, los Papas, Lutero y Calvino, los presidentes de la Asociación General. ¡Todos hombres! Imagina mi sorpresa cuando comencé a investigar más allá de lo obvio y descubrí que la historia de la iglesia cristiana estuvo llena de nombres de mujeres, algunas de ellas profundamente influyentes. Me di cuenta que aunque fueron notorias, sus historias generalmente han sido descuidadas; tal vez porque eran simplemente historias de mujeres, no lo suficientemente importantes como para llegar a los libros de historia. Cuando las mujeres como grupo son pasadas por alto, son también descalificadas y se crea la idea de que no han tenido una influencia significativa en la iglesia cristiana. Vivimos con las consecuencias de esta descalificación. Dado que no conocemos nuestra historia, podemos creer que en realidad sólo importan los hombres. Sin embargo, nuestra postura acerca del papel femenino cambiará al tomar conciencia del legado que nos dejaron.
Me gustaría compartir breves historias de mujeres que tenían dos denominadores comunes. Primero, estaban llenas del Espíritu Santo que a su vez les dio un sentido de misión y dignidad y segundo, no tenían miedo de enfrentar obstáculos o enemigos.
Cristina de Markyate
Considera a Cristina de Markyate (ca. 1096-ca. 1166). Su nombre de bautismo era Teodora, pero ella misma se lo cambió para que reflejara su amor por Cristo. A los trece años se prometió a sí misma que Jesús sería su único “esposo”. De ahí en más refutó a cada clérigo que trató de persuadirla de obedecer los deseos de sus padres que querían forzarla a olvidar esa promesa y aceptar un casamiento. Siempre que defendía su postura, lo hacía apoyándose en la Biblia. Pasó mucho tiempo encerrada en su habitación, sola, sin alguien para apoyarla; únicamente tenía a Dios. Sostenida por el poder del Espíritu y la oración continua, fue capaz de resistir y de vivir la vida conforme a la manera en que pensaba que debía ser. Ese amor y amistad con Dios la movió más allá de cualquier duda o miedo de ser ella misma y la llevó a convertirse en una persona de autoridad y poder.
Katherine Zell
Más tarde encontramos a Katherine Zell (1497-1562), una de las mujeres más francas de la reforma. Cuando tenía alrededor de veinte años se casó con un hombre que casi duplicaba su edad; a lo largo de la vida fueron muy felices.1 Su esposo, un ex sacerdote católico se había convertido en predicador luterano. Juntos conformaron un equipo en el norte de Francia, en la ciudad de Estrasburgo, donde vivieron y trabajaron en pro de la Reforma y la paz entre católicos y protestantes.
Algunos de los opositores de la reforma esparcieron rumores maliciosos acerca de la pareja, diciendo que el esposo engañaba a Katherine con una sirvienta. En vez de reaccionar agresivamente, Katherine publicó una carta a través de la cual explicaba a los habitantes de la ciudad que ella nunca había tenido sirvienta y que el deseo de ellos como pareja era morir lado a lado en cruces, ¡cada uno alentando al otro!
“Katherine no tenía temor de manifestar públicamente su opinión y cuando sus opositores quisieron silenciar su voz les dijo: Ustedes me hacen notar que el apóstol Pablo les dijo a las mujeres que permanecieran silenciosas en la iglesia. Yo les quiero recordar que ese mismo apóstol dijo que en Cristo no existe hombre o mujer, y que la profecía de Joel menciona que ‘tus hijos e hijas profetizarán’”.2 Luego de estas palabras terminó su declaración humildemente pero con sarcasmo: “No pretendo ser Juan el Bautista retando a los fariseos. No alego ser Natán censurando a David. Solamente me contento con ser el asno de Balaam castigando a su amo”.
Katherine no tenía miedo de trabajar arduamente y lo hacía impulsada por sus convicciones; podía realizar lo que otros temían hacer. Organizó reuniones entre líderes católicos y protestantes. Organizó la alimentación y abrigo para tres mil refugiados que llegaron a Estrasburgo como resultado de la Guerra de los Campesinos. También se ocupó de cuidar a uno de los líderes de la ciudad que enfermó de lepra. Compiló y público himnos en forma de panfletos, para inspirar a los pobladores y concentrar su atención en Dios, en medio de la rutina y actividades de la vida diaria. Y, como última obra, ofició en el funeral de una mujer que no compartía la misma fe, dado que el ministro luterano local se negó a hacerlo. El Consejo de la Ciudad quería reprimir duramente a Katherine por su transgresión, pero ella enfermó y falleció antes que lograran hacer algo en su contra.
Elizabeth Hooton
Esta es otra historia acerca de una mujer cristiana valiente. Elizabeth Hooton (1600-1672) fue la primera cuáquera convertida y la primera predicadora cuáquera en Inglaterra; esto sucedía en el siglo XVII.
Como cuáquera, ella creía que para Dios, la mujer y el hombre eran iguales, y por lo tanto no dudó en desafiar a los sacerdotes en cuanto a asuntos doctrinales ni tuvo temor de resistirse a arrodillarse ante el rey Carlos II.3 Fue azotada y encarcelada varias veces por su conducta y creencias, pero la opresión no hizo cesar sus actividades. Elizabeth era una mujer de “ilimitada fortaleza y perseverancia”4 e iba donde el Espíritu la guiara. A la edad de 61 años, fue a Nueva Inglaterra (actualmente los Estados Unidos) como misionera, sabiendo que probablemente allí también la esperaba la persecución. Las autoridades puritanas de Massachusetts estaban tan decididas en la postura de no recibir ningún cuáquero, que aprobaron una ley prohibiendo que los capitanes de barcos dejasen desembarcar alguna persona de esta religión en el puerto de Boston, so pena de pagar una multa de cien libras.
Siendo así Elizabeth tuvo que bajarse del barco en Virginia y caminar la gran distancia que la separaba de su meta final. Ni bien llegó a Boston fue encarcelada, pero el gobernador creyó que aun en la cárcel era demasiado peligrosa, por lo que fue sacada y obligada a caminar hacia una región boscosa donde los guardias armados la abandonaron en pleno invierno, a la merced de osos y lobos.
Elizabeth finalmente salió ilesa del bosque y volvió a Inglaterra, donde permaneció apenas el tiempo suficiente para obtener el permiso del rey para comprar algunas tierras en Boston, a fin de construir una casa. Siendo que era muy realista, creyó que en Boston se necesitaba un lugar donde pudieran quedar los cuáqueros que estaban siendo perseguidos. Sin embargo las autoridades de dicha ciudad desconocieron la orden del rey; esta vez la encadenaron a un carruaje y la forzaron a caminar pasando por tres ciudades. En cada lugar le quitaron la ropa de la espalda y la azotaron con un látigo de tres cuerdas. Luego de ese castigo una vez más fue abandonada en los bosques para morir.
Por causa de su labor misionera en la región de Nueva Inglaterra fue encarcelada tres veces, recibió nueve azotes severos y dos destierros a los bosques, pero Elizabeth consiguió salir con vida de las tierras salvajes y decidió tomar un nuevo rumbo. Sin embargo pocos días después de desembarcar en Jamaica, murió pacíficamente, lejos de su pueblo natal en Inglaterra. El amor que tuvo por la humanidad la motivó a atravesar cada aflicción que se le enfrentó en su camino de la vida.
Elena White
Los adventistas tenemos nuestra propia heroína. Elena White era bastante joven cuando le dijo “Sí” al llamado de Dios y permitió ser llena del espíritu. El sentido de misión divina le dio valentía para colocarse aun frente a la gente que la rechazaba y trataba de impedir su trabajo, que ya de por sí era difícil. En una época en la que no se destacaban las mujeres como líderes religiosas, ella escribió, predicó, viajó y guió el movimiento adventista por más de cincuenta años. ¿Dónde estaría la Iglesia Adventista del Séptimo Día sin Elena White? Ni siquiera es muy seguro que hubiera existido si no hubiese sido por ella.
Elena y las demás mujeres mencionadas sirven de ejemplo de lo que puede suceder cuando alguien dedica completamente su vida a Dios. Donde está el espíritu del Señor, hay libertad. Libertad del miedo. Libertad de vivir la vida en forma cabal y completa.

REFERENCIAS

1. Véase Roland H. Bainton, Women of the Reformation: In Germany and Italy (Minneapolis: Augsburg Publishing House, 1971), p. 55.
2. Véase Ruth A. Tucker y Walter Liefeld, Daughters of the Church: Women and Ministry from New Testament Times to the Present (Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 1987), p. 183.
3. Ibid., p. 227.
4. Elaine C. Huber, “‘A Woman Must Not Speak’: Quaker Women in the English Left Wing,” en Ruether y McLaughlin eds. op. cit., p. 165.

miércoles, 4 de mayo de 2011

ELENA WHITE Y LOS TRATAMIENTOS PARA LA SALUD MENTAL

Elena White no fue ajena a temas relacionados a la salud mental. Ella misma luchó con la depresión en su proceso de conversión, y su familia también enfrentó algunos desafíos. Su esposo sufrió accidentes cerebrovasculares durante la mediana edad, que alteraron su personalidad. Algunos de sus hermanos, sufrieron enfermedades mentales, e incluso su hijo Edson pudo haber padecido un déficit de atención. Como consejera espiritual, a menudo abordaba temas de la mente. Como fue visto en la última edición de Diálogo, frecuentemente escribió y habló a las personas afectadas por dificultades emocionales y mentales. Siempre les brindaba esperanza y los guiaba a un amante Padre celestial y a un tierno Salvador que puede sanar y librar a aquellos que están heridos y quebrantados por el pecado y las adversidades de la vida.
Sin embargo, al tratar temas de salud y enfermedades mentales, Elena White escribió enfáticamente en contra del uso de drogas y de la “psicología”. De esto, algunos concluyeron que Elena White estaba en oposición a la utilización de estas modalidades al tratar con las enfermedades mentales, pero no es así. Para comprender correctamente su postura relacionada al abordaje terapéutico para la cura mental, hay que comprender el contexto de sus escritos en el siglo XIX.
Antes de nada, debemos mencionar dos puntos importantes. Primero, a menudo ella resaltó la vital importancia de la salud mental. “La mente rige a todo el hombre. Todos nuestros hechos, buenos o malos, tienen su origen en la mente. Es ella la que adora a Dios y nos une con los seres celestiales”.1 Segundo, ella reconoció el efecto de la salud física sobre la mente. “Todos los órganos físicos son los siervos de la mente y los nervios los mensajeros que transmiten sus órdenes a cada parte del cuerpo guiando los movimientos de la maquinaria viviente”.2
Terapia a través de medicamentos
Debido al estado confuso y problemático de la terapia química durante la época en que vivió Elena White, no tuvo mucho para decir al respecto. Su base filosófica para la cura y terapia de salud mental eran más holísticas, haciendo énfasis en remedios espirituales, naturales e hidroterapia.
“El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimentario conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios. Todos debieran conocer los agentes que la naturaleza provee como remedios, y saber aplicarlos. Es de suma importancia darse cuenta exacta de los principios implicados en el tratamiento de los enfermos, y recibir una instrucción práctica que le habilite a uno para hacer uso correcto de estos conocimientos”.3
El siglo XIX conllevó filosofías difusas y falaces en esta área. El tratamiento empírico era la terapia heroica “tradicional” sostenida por Benjamín Rush. Defendía las sangrías y el uso de inductores del vómito, para aliviar “fiebres” o “tensión vascular”, que según él, causaban la enfermedad. Esto incluía el uso interno de drogas como calomel (cloruro de mercurio) y el uso de químicos cáusticos.
La alternativa de los pobres era otra: seguir los consejos de Samuel Thompson, quien decía que todas las enfermedades eran causadas por el frío y por lo tanto, buscaba incrementar la temperatura natural del cuerpo. Utilizaba lobelia, una planta que posee características sedantes e inductoras del vómito. Otras filosofías de curación incluían la homeopatía, que sostenía que pequeñas dosis de las drogas que producían los síntomas de una enfermedad, en una persona sana podían curar dicha enfermedad. En los tiempos de la Guerra Civil Americana, la homeopatía era el método preferido por médicos que habían rechazado la “terapia heroica”. Había muchos otros tratamientos que tenían bases filosóficas cuestionables y usaban drogas como los opiáceos, arsénico y quinina, junto a variados productos de plantas y raíces de orígenes desconocidos. Estos eran generalmente diluidos en alcohol.
No sorprende entonces que Elena White haya escrito en contra del uso de los medicamentos. “Hay más personas que mueren por el uso de las drogas que todas las que tendrían que morir a causa de las enfermedades, si se hubiera dejado que la naturaleza realizase su obra”.4 No se oponía al uso de drogas si estas tenían resultados favorables al salvar vidas, incluso cuando la droga era peligrosa. Durante un tiempo la quinina era el único recurso para combatir la malaria; su respuesta a una pregunta fue: “Se espera que hagamos lo mejor que está a nuestro alcance”.5 En otras palabras, si la quinina salva una vida, úsela. El uso moderno de drogas en los tratamientos psiquiátricos posee una base más fisiológica y acorde a la comprensión de los médicos acerca de los principios involucrados en el tratamiento de los enfermos. Si ella opinase en el presente, probablemente aún defendería los métodos naturales cuando es posible, pero daría lugar a la terapia química basada en la fisiología.
La posición de Elena de White en contra de la psicología
Tres corrientes terapéuticas que imperaban en los tiempos de Elena White la indujeron a hacer comentarios acerca de temas de salud psicológica y mental. Ella se oponía fervorosamente a las tres. En 1862 escribió: “Las ciencias de la frenología, la psicología y el mesmerismo han sido el conducto por el cual Satanás se ha llegado más directamente a esta generación, y ha obrado con ese poder que iba a caracterizar su obra hacia el fin del tiempo de gracia”.6
Mesmerismo. Al inicio de su ministerio ella se vio forzada a confrontar repetidamente al mesmerismo y sus métodos de manipulación mental. En los Estados Unidos, a mediados del siglo XIX, el magnetismo animal era una filosofía de tratamiento muy aceptada. Creada por el médico vienés Franz Antón Mesmer (1734-1815), enseñaba que un fluido magnético invisible permeaba al universo. Mesmer teorizó que la enfermedad producía un desequilibrio de este fluido dentro del cuerpo humano, el cual podía ser curado a través del uso de imanes y corriente eléctrica. Más tarde abandonó el uso de imanes y propuso que el “cuerpo del curandero permeado con magnetismo animal, podría redirigir el fluido magnético del paciente sin la utilización de los imanes”. El objetivo era inducir una “crisis” al alterar el estado mental del sujeto a través de fiebre, delirios, convulsiones, llanto incontrolado o tics nerviosos. Mesmer veía estas manifestaciones como síntomas saludables de curación. La sugestión y control mental eran utilizados para producir un trance y así realinear el cuerpo.7 James Braid más adelante redefinió el término “mesmerismo” como hipnotismo, y Mesmer fue reconocido como el padre de la hipnosis moderna.8 En el transcurso de 1845, Elena White fue forzada a confrontar a Joseph Turner, un eminente ministro millerita adventista de Maine. Turner estaba utilizando el mesmerismo e intentó incluso hipnotizarla a ella. En una oportunidad en que Elena se encontraba en Maine, él intentó manipularla. Ella lo describió así: “Él miraba fijamente a través de sus dedos, y sus ojos parecían los ojos de una serpiente, diabólicos”.9 Sus experiencias al confrontar a este hombre, junto a la luz recibida en visiones, la colocaron en oposición a las modalidades de control mental hipnóticas que abolían la independencia y libertad otorgadas por Dios. Ella fue muy directa y específica al escribir acerca de este tema. “No es propósito de Dios que ser humano alguno someta su mente y su voluntad al gobierno de otro para llegar a ser instrumento pasivo en sus manos. Nadie debe considerar a ser humano alguno como fuente de curación. Solo debe depender de Dios”.10
En un serie de cartas escritas durante 1901 y 1902 a A. J. Sanderson y su esposa, quienes eran los directores médicos del Sanatorio Santa Helena, les advirtió acerca de los peligros de la hipnosis. “Separaos de todo lo que se parezca al hipnotismo, que es la ciencia utilizada en su trabajo por los instrumentos satánicos”.11 Ella identificó el aspecto de la hipnosis que mas le preocupaba y reveló uno de los puntos centrales de la cura mental: “La teoría del gobierno de una mente por otra fue ideada por Satanás para intervenir como artífice principal y colocar la filosofía humana en el lugar que debería ocupar la filosofía divina… El médico debe educar a la gente para que desvíe sus miradas de lo humano y las dirija hacia lo divino”.12
Frenología. Esta fue una teoría popularizada en los Estados Unidos a mediados del siglo XIX. Hecha famosa por los hermanos Orson y Lorenzo Fowler quienes afirmaban que la forma de la cabeza de una persona determinaba su carácter o personalidad. Aunque basada en una premisa falsa, fue ampliamente aceptada como auténtica, pero Elena White se mantuvo firme en su oposición. En 1893 escribió acerca de la frenología como “vana filosofía, gloriándose en cosas que ellos no comprenden, asumiendo un conocimiento de la naturaleza humana el cual es falso”.13
Cura de sueño. Esta modalidad fue liderada por Silas Weir Mitchell, como respuesta a desórdenes nerviosos. Promovía un descanso total y ausencia de estímulos sensoriales. Rrequería que el sujeto no tuviese visitas, cartas, lectura, escritura, baños, ejercicio, o incluso la presencia de luz o sonido. El descanso debía ser estimulado, ininterrumpido y prolongado. Elena White contradijo esta postura: “Al enfermo [mental] debe enseñársele que es erróneo suspender toda labor física a fin de recobrar la salud”. 14
Las bases filosóficas de estas tres modalidades a pesar de ser populares en ese momento, han demostrado ser falaces. Cuando Elena White utilizó los términos “psicología” y “ciencia”, se estaba refiriendo a estos movimientos espurios y erróneos, y no a las definiciones modernas. En una oportunidad, inclusive escribió en forma positiva al utilizar el término “psicología” en un sentido más amplio o general. “Los verdaderos principios de psicología se encuentran en las Sagradas Escrituras. El hombre no sabe lo que vale. Obra de acuerdo con su temperamento sin convertir, porque no contempla a Jesús, Autor y Consumador de su fe”.15 Así es que consideraba que la correcta “psicología” tenía una elevada visión del valor de los seres humanos, entendidos a la luz del regalo de Jesús y del amor de Dios. Para ella, el objetivo del estudio psicológico era reconectar a la persona con Dios, como el gran sanador de la mente y del alma.
Recibiendo asistencia psicológica
A pesar de que fue mostrado que Elena White centraba su filosofía de cura y salud mental en Dios, ella no excluyó el rol de los humanos en cooperar con Dios. Es clara al decir que Dios puede utilizar consejeros para asistir en el tratamiento de aquellos con enfermedades mentales y emocionales. “Los siervos de Cristo son sus representantes, los conductos por los cuales ha de obrar. Él desea ejercer por ellos su poder curativo”.16 En otro momento dice: “Por medio de sus siervos, Dios se propone que oigan su voz los enfermos, los desdichados y los poseídos de espíritus malignos. Por medio de sus agentes humanos quiere ser un consolador como nunca lo conoció el mundo”.17 Aún más, ella brindó orientaciones para la consejería. “Cuando sobreviene una crisis en la vida de un alma… es la vida consecuente, la revelación de un interés sincero y cristiano por las almas en peligro, lo que le dará eficacia al consejo para persuadir y lograr que dicha alma retorne a la senda segura”. Quienes descuidan este trabajo, “¡deberán dar cuenta de su negligencia para con aquellos a quienes podrían haber bendecido, fortalecido, sostenido y curado!”18
La experiencia de Elena White como consejera es una aplicación de esta declaración. A pesar de no tener formación profesional, a lo largo de su vida ayudó a muchos a lograr una mejor salud mental y emocional. Hasta hoy, sus escritos proveen un marco teológico y filosófico útil que apoya la actividad “médico misionera”, como ella la llamaba, en los campos de la psiquiatría y la psicología.
Algunos cristianos bien intencionados no han estado dispuestos a conversar con profesionales del área mental; les fue dicho que Dios no desea que ellos cuenten a otro ser humano sus pecados o debilidades. Piensan que al buscar asistencia psicológica están traicionando su fe, ya que están buscando ayuda en humanos en lugar de procurarla en Dios. Pero Elena White es clara al decir que hay situaciones en que es correcto y adecuado confiar en otros.19 Frecuentemente escuchaba y daba consejos a personas agobiadas por el dolor y las perplejidades. Estas fueron sus palabras de aliento para un hombre en Australia. “Si los agentes humanos de quienes podemos esperar ayuda, fallan en cumplir su parte, seamos consolados con el pensamiento de que las inteligencias celestiales no fallarán en hacer la suya. Pasarán por alto a aquellos cuyos corazones no son tiernos y misericordiosos, amables y considerados, y prestos a aliviar las cargas de otros; utilizarán cualquier agente humano que sea conmovido por las inseguridades, necesidades, problemas y perplejidades de las personas por las que Cristo murió”.20 Un repaso de sus muchas declaraciones acerca del rol de los consejeros humanos, muestra que resaltaba que Jesús es el máximo ayudador y sanador. Sin embargo, consejeros humanos, sea un amigo, padre, pastor, médico o psicólogo, han de ayudar a la persona a buscar a Jesús como el “Amigo que nunca falla, a quien podemos confiar todos los secretos del alma”.21 La cura mental y emocional, al igual que la cura física es un proceso que requiere tiempo. Los escritos de Elena White revelan un notable grado de sensibilidad al proceso psicológico –algunas veces extenso– que requiere ayuda.
Conclusión
El punto de vista de Elena White se basó en la utilización de principios. Fomentó el aconsejamiento y los métodos naturales. Su rechazo tajante de las drogas estaba apoyado en las ideas raras prevalecientes y en los químicos peligrosos que se usaban. Sus aseveraciones en contra de la “psicología” y “ciencia” están relacionadas con su oposición al mesmerismo, frenología y la “cura del sueño”. Como consejera tuvo vastas interacciones y lidió con variados tipos de disfunciones psicológicas. Siempre fue empática y redentora, aún cuando la condición fuese particularmente objetable. Aun cuando no tuvo entrenamiento formal en salud mental y vivió en un tiempo cuando la ciencia era rudimentaria en esta área, fue capaz de ayudar a muchas personas. Entendió que el quebrantamiento emocional y mental no era curado instantáneamente y que una persona podía estar caminando con Dios y aún necesitar apoyo y guía. Creyó en la necesidad de una intervención directa por personas que fueran capaces de aconsejar y guiar. A pesar de que no escribió acerca del rol de los psiquiatras y psicólogos, escribió en forma positiva acerca del tipo de ayuda que puede ser brindada por estas disciplinas. No podemos decir con exactitud cuál sería su reacción a la práctica moderna de estas disciplinas, pero un estudio de su vida, escritos y actividades, sugiere que ella apoyaría una práctica psicológica cristiana que estuviese en armonía con una filosofía de curación bíblica.

REFERENCIAS
Si no se señala un autor, corresponde a Elena White.
1. Conducción del niño (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1978), p. 338.
2. Ibíd.
3. Ibíd., p. 344.
4. Mensajes selectos (Mountain View, California: Pacific Press Publ. Assn., 1977), t. 2, p. 517.
5. Ibíd., p. 322.
6. Mensajes para los jóvenes (Mountain View, California: Pacific Press Publ. Assn., 1979), p.55.
7. Irving Kirsch, Steven Jay Lynn, and Judith W. Rhue, “Introduction to Clinical Hypnosis,” in Handbook of Clinical Hypnosis (Washington, DC: American Psychological Association, 1993), 5; John C. Burnham, “Franz Anton Mesmer,” International Encyclopedia of Psychiatry, Psychology, Psychoanalysis, and Neurology, ed. Benjamin B. Wolman (New York: Aesculapius Publishers, 1977), t. 7, p.213.
8. Henry Alan Skinner, The Origin of Medical Terms (Baltimore, MD: Williams & Wilkins, 1949), p. 186.
9. Manuscrito 131, 1906.
10. El ministerio de curación. (Mountain View, California: Pacific Press Publ. Assn., 1975), p. 186.
11. Mensajes selectos (Mountain View, California: Pacific Press Publ. Assn., 1977), t. 2, p. 401.
12. Carta 121, 1901 para A. Sanderson, 12 de setiembre, EGWE.
13. Carta 78, 1893 para E. J. Waggoner, 22 de enero, EGWE.
14. Testimonios (Miami, Florida: Asociación Publicador Interamericana: 2003), t. 1, p. 483.
15. Mente, carácter y personalidad (Miami, Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 1977), t. 1, p. 10.
16. El Deseado de todas las gentes (Mountain View, California: Pacific Press Publ. Assn.) p. 763.
17. El ministerio de curación, p. 73.
18. Carta 70, 1894 para “los hermanos que trabajan en Review and Herald”, 13 de enero, EGWE.
19. Mente, carácter y personalidad (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1991) pp. 761-819.
20. Carta 4, 1894 para J. R. Buster, 3 de agosto, EGWE.
21. Testimonios, t. 1, p. 440.