lunes, 15 de junio de 2009

¿Es Lc.16 (El rico y Lázaro) una parábola o una historia verdadera?

Antes de responder esta pregunta es indispensable establecer qué es una parábola. Parábola es una historia de sucesos terrenales que se añade al relato para explicar cosas espirituales, nunca se insertan nombres propios porque exponen situaciones generales, por ejemplo: la parábola del sembrador, el hijo pródigo, el buen samaritano, el siervo infiel, el fariseo y el publicano, etc.
El relato de Lucas 16 vemos que no se ajusta a la definición técnica de lo que es una parábola, primeramente porque no se está refiriendo a un caso general sino a uno específico que incluye a un hombre en particular, Lázaro. Y en segundo lugar porque no se trata de un relato terrenal para entregar una enseñanza espiritual, sino que abarca el desenlace celestial más allá de esta vida terrenal.
Cuando se está narrando un suceso que no es terrenal, con personas definidas e identificadas por sus nombres propios, no se puede considerar como parábola, sino que corresponde a un acontecimiento histórico.
El Señor Jesucristo utilizó este método de enseñanza para transmitir masivamente sus enseñanzas a un pueblo que aunque era religioso, desconocía el verdadero significado espiritual de las ordenanzas e instrucciones que Dios les había entregado.
En esta descripción que hace el Señor Jesucristo en Lucas 16, corresponde a un acontecimiento que Él como Dios conoce y se permite descorrer el velo de la eternidad, para que nosotros estemos apercibidos y sin ninguna posibilidad a equivocarnos de lo que espera al ser humano después de la muerte.
Nos enseñó con grandes detalles que cuando morimos, en el instante mismo que nuestro cuerpo deja de funcionar, nuestra alma parte en plena consciencia a uno de esos dos lugares que se encuentran en la eternidad, el cielo o el lugar de tormento.
El Señor relata que ese rico que vivió en opulencia y las fiestas que su fortuna le permitía, cuando murió su cuerpo fue sepultado, pero inmediatamente cuando falleció, su alma partió en pleno estado de consciencia a ese lugar de tormento que su indiferencia y desenfreno lo arrojó. Allí también se le dijo que era imposible pasar de ese estado de condenación, al lugar donde llegó Lázaro y estaba Abraham.
Algunos piensan que este relato podría ser una parábola, pero lo cierto es que el Señor entregó sus enseñanzas a través de parábolas para revelarnos cosas celestiales, por lo tanto en nada quita la fuerza y solemnidad de esta indicación divina de lo que nos espera después de la muerte, porque este fue el propósito por el cual Cristo nos relató este episodio celestial.
No tiene gran importancia que Lucas 16 sea considerado un hecho verídico que sucedió con personas reales o una parábola, porque la enseñanza es la misma, y eso es lo que finalmente interesa en esta enseñanza del Señor Jesucristo cual Dios manifestado en carne.

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