miércoles, 1 de julio de 2009

EL ZARANDEO


"Imaginemos, digo, que después de muchísimos siglos de paz, de inocencia, de justicia y fervor, empiece a entrar en las gentes, ya en este país, ya en el otro, cierta especie de distracción, en lo que toca al servicio de Dios. A esta distracción deberá seguir naturalmente un poco de tibieza: a esta tibieza, un poco de amor a la comodidad o sensualidad: a esta comodidad o sensualidad seguirá naturalmente el amor al lujo, a la vana ostentación: a ésta un poco de avaricia: a esta avaricia no pocas injusticias. Finalmente, a todos los males, aunque no se adviertan, deberá seguirle una grande y bien estudiada hipocresía".

Desde el comienzo de nuestra pequeña publicación hemos visto y analizado algunos aspectos (quedan muchísimos) de la realidad de este mundo que nos muestran que el cumplimiento final de las profecías es un hecho tangible y cercano, más de lo que humanamente podríamos entender. Elena de White decía que los últimos acontecimientos serían rápidos. Esto se confirma diariamente. No sólo quienes están estudiando detenidamente los tiempos se dan cuenta de esto. El mundo en general vive un estado de angustia e inseguridad por los sucesos presentes y especialmente por las señales del futuro inmediato, señales que no presagian lo que se predica: "paz y seguridad". Qué en cuánto al pueblo de Dios? Qué en cuanto a aquellos que tienen la misión de levantar el reloj para que el mundo vea la hora que vive? Qué acerca de aquellos que deberán mostrar al planeta el terrible resultado de rechazar la única solución para el grave problema humano? Estamos realmente a la altura de las circunstancias? Tal vez por mucho observar lo que sucede en la sociedad, en la naturaleza, etc. nos olvidamos que hay indicios de los momentos que nos tocan transitar, dentro de las puertas de Jerusalem. Jesús habló muchas veces de la condición de Su pueblo cuando el venga a la tierra; hasta el final existirían ovejas y cabritos, trigo y cizaña. La pregunta que nos hace Jesús es: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, +hallará fe en la tierra?" Esa pregunta es para Sus hijos. Todo pueblo con verdadera grandeza acepta sus errores y, con la ayuda divina, trata de corregirlos.

El espíritu que debemos demostrar es de humildad y de reconocimiento de nuestra propia debili-dad. Este es el primer paso hacia la victoria. Todo el planeta se halla bajo la prédica de un evangelio de "éxito" y de "triunfo". La gran mayoría escucha lo que le suena grato a los oídos. Tristemente esto también ocurre dentro de nuestra iglesia. Los mensajes de amonestación no son siempre bien recibidos. Ocho siglos antes que Jesús naciera, un pobre pastor y agricultor, el cual no se había preparado en los centros religiosos o intelectuales de la época, se levantó en medio del pueblo de Israel que, debido a los triunfos militares y económicos obtenidos, se hallaba en una posición de tibieza espiritual originada en el orgullo de ser el pueblo escogido, para hacerle recordar los requerimientos divinos.

Astutamente, Amós captó la atención del pueblo profetizando la destrucción de los odiados reinos vecinos. Pero esa era la introducción; el verdadero centro del mensaje era la mediocridad espiritual de Israel. (Ver Amós 1 al 9 ) La historia nos muestra con infinidad de ejemplos que cada vez que existió bonanza material y tolerancia, la religión perdió su sentido más profundo y pasó a ser nada más que un cúmulo de doctrinas y tradiciones, tapando "la verdad presente" que Dios mandaba que se proclamase. Las prácticas religiosas se siguieron cumpliendo, no por respeto a Dios, sino por conveniencia social. El aspecto externo, de las costumbres, primaba sobre lo interno, verdadera fuente de relación y conocimiento de Dios. Hemos sido puestos por Dios con un mensaje distintivo. Esto no debe conducir al exclusivismo sino a un sentimiento de profunda responsabilidad. El triple mensaje angélico, (ver El mensaje de los tres...) debe ser predicado completo a un mundo que perece, sino, la "promesa" de Ezequiel 33:6 u.p. será una espantosa realidad. Tal vez este mensaje no sea de "éxito". Tal vez no sea de "paz y unión". Tal vez resulte para muchos hasta "discrimina-torio". El movimiento ecuménico mundial * (ya dedicaremos un artículo a este tema) dirigido por Satanás está intentando crear en la mente del ser humano la idea de un Dios que no necesita ser adorado "en Espíritu y en verdad". Que cualquier forma de religiosidad alcanza; que Dios se comunica y se expresa a través de diversas ideas espirituales y que todas son válidas mientras apunten al mejoramiento del hombre y de sus relaciones*.

A este falso evangelio apunta directamente el mensaje angélico. Y las aseveraciones son muy claras. E irritantes.
Muchos tratan de suavizar el evangelio que Dios nos dio. Esto produce un movimiento dentro de la propia iglesia de Dios. Muchos están más preocupados por su salvación económica terrenal que por su salvación eterna. Muchos prefieren mantener el statu quo que supimos conseguir y evitar el ridículo. Tal vez tengamos demasiados logros humanos que cuidar. O demasiadas facturas que nos pueden cobrar. Muchos están más preocupados por dar la imagen de que son gente buena y amable, vegetariana (ya no tanto) y muy simpática antes de preocuparse por avisarle al mundo lo que Dios nos ha ordenado. Debemos recordar aquí y siempre que Dios no se va a llevar gente buena (en nuestro pobre sentido de "bueno") sino gente santa. Y la santidad nos aparta para hacer "la voluntad de Dios, buena y perfecta".

(1). El Señor buscará una iglesia ..."para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha"

(2) Cada momento que perdemos en dar el certero toque a la trompeta tiene consecuencias eternas. "La obra que la iglesia no ha hecho en tiempo de paz y prosperidad, tendrá que hacerla durante una terrible crisis, en las circunstancias más desalentadoras y prohibitivas. Las amonestaciones que la conformidad al mundo ha hecho callar o retener, deberán darse bajo la más fiera oposición de los enemigos de la fe. Y en ese tiempo la clase superficial y conservadora, cuya influencia impidió constantemente los progresos de la obra, renunciará a la fe"
(3) El cumplimiento veloz de las predicciones bíblicas producirán en el pueblo de Dios el mayor terremoto que alguna vez haya afectado a seres humanos sobre la tierra. Muchos intentarán frenarlo. No hay que alarmar, dicen. Pero es Dios quien está al frente. Satanás intentará, con gran éxito, introducir teorías extrañas dentro de la iglesia. Muchos se apartarán y "no sufrirán la sana doctrina"

(4) No solo no la sufrirán sino que, saliendo, se levantarán violentamente en contra de ella. Algunos intentarán echar mano de falsos conceptos de autoridad parafrenar el avance, de esta manera pensarán evitarse los males de la persecución que se avecina sobre el verdadero pueblo de Dios, "aquellos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesus"

(5) Pero con esto se transformarán en los peores perseguidores. No pretendemos analizar los diversos movimientos que pretenden mostrar un "nuevo aspecto" del camino de la salvación, y lo único que consiguen es dividir, en el mal sentido (la única unión verdadera está dada por el evangelio completo de Cristo y todo lo que esto implica). Liberalismo en sus variadas formas, gracias baratas, gran admisión de "nuevas" filosofías, legalismos, carismatismos, falsos ecumenismos, etc, etc y varios etcéteras.
Estas ideas lo único que logran es mostrar dónde están nuestros verdaderos intereses y quitar tiempo y energía al pueblo de Dios para dar Su mensaje destruyendo la confianza en las Escrituras y en el Espíritu de Profecía. "El último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Profecía. ‘Sin profecía el pueblo será disipado’ (Proverbios 29:18 ver. Valera ant.). Satanás trabajará hábilmente en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero".

(6) Así como en el mundo, la iglesia quedará dividida en dos. Aquellos que hacen la voluntad de Dios y los que no. "En la iglesia ocurrirán divisiones. Se formarán dos grupos. El trigo y la cizaña crecerán juntos hasta el momento de la cosecha".

(7) Esta división o zarandeo es producida por Dios mismo. A través del fuego de la tan temida y muy poco comprendida persecución "el perfecto amor hecha fuera el temor (1 Jn.4:18)" Dios hará un trabajo de refinamiento que de ninguna otra manera podría ser hecho. Como hijos del rigor que somos, necesitamos un poco (o mucho) de corrección para poder aprender lo que es necesario para nosotros. "Cuando la religión de Cristo sea más despreciada, cuando su ley sea más menoscabada, entonces deberá ser más ardiente nuestro celo, y nuestro valor y firmeza más inquebrantables. El permanecer de pie en defensa de la verdad y la justicia cuando la mayoría nos abandone, el pelear las batallas del Señor cuando los campeones sean pocos, ésta será nuestra prueba. En este tiempo, debemos obtener calor de la frialdad de los demás, valor de su cobardía, y lealtad de su traición"

(8) "El gran asunto que pronto afrontaremos (la imposición de las leyes dominicales) eliminará a todos aquellos a quienes Dios no ha señalado, y él tendrá un ministerio puro, verdadero, santificado, preparado para la lluvia tardía"

(9) "No está lejos el tiempo cuando cada alma será probada. Se nos presionará para aceptar la marca de la bestia. A aquellos que paso a paso hayan cedido a las demandas mundanales y se hayan conformado a las costumbres del mundo, no les resultará difícil ceder a las autoridades imperantes antes que someterse a la burla, los insultos, las amenazas de cárcel y la muerte. La contienda es entre los mandamientos de Dios y los de los hombres. En este tiempo, el oro será separado de la escoria en la iglesia"

(10) Debemos repetir que cuando el evangelio es muy reconocido y aceptado y llega a ser norma en la sociedad, no podemos hablar del "triunfo" del evangelio sino más bien de su prostitución. Es la rebaja de los principios en aras de aceptación. Y desde la época de Constantino hasta nuestros días esto es una cruda realidad. Tal vez suene agresivo pero si miramos a nuestro alrededor, el "cristianismo" que vive la mayoría sólo se queda en el título. Roguemos nosotros vivir en sintonía con el Hombre que prestó su nombre y entregó su vida por todos nosotros. Nuestra mayor ocupación, día a día, debería estar centrada en nuestra salvación; estar preparándonos para el encuentro con nuestro mejor Amigo. A pesar de los problemas que podamos enfrentar, a pesar de que muchas cosas no salen como las deseamos, a pesar de que muchas veces la propia iglesia remanente, con toda su luz, se preocupa de cosas bastante estériles, debemos saber que al frente marcha Jesús. Nada ni nadie podrá detener el mensaje que Dios tiene para el mundo. El tiempo de prueba que espera a todo el mundo y especialmente al pueblo de Dios está en el horizonte y esto no es alarmismo sino realismo. Los momentos de las decisiones más duras que alguna vez haya tenido lugar sobre la tierra nos enfrentan. Pronto, todos decidiremos nuestro destino eterno si es que el tiempo no ha pasado ya para algunos. Este es el único mensaje de esperanza: el Rey del universo que murió por cada habitante del planeta viene a buscar a quienes le recibieron, sus embajadores.

Quiera el Zarandeador que no seamos paja sino trigo. *Si observamos detenidamente los acontecimientos de nuestra sociedad planetaria podremos notar, sin ser intelectuales o eruditos, que hay un rápido cambio en las ideas que el ser humano tiene del futuro. Popularmente ya se sobreentiende que la única manera de lograr la paz es unirse y luchar todos juntos. Al ser la unión religiosa la única unión trascendente es a ella a quien debemos prestar atención ya que las uniones políticas y muchos menos económicos no producen hechos globalmente positivos.

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