lunes, 22 de junio de 2009

¿POR QUE ERES ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA?



Si como adventistas se nos pidiera que definiéramos la singularidad de nuestra iglesia, sin duda habría respuestas muy diversas. Algunos mencionarían el reposo sabático; otros podrían hablar de la aceptación del ministerio de Cristo en el Santuario celestial, del ministerio profético de Elena White o inclusive podrían señalar aspectos del estilo de vida, tales como la alimentación, el entretenimiento o el arreglo personal. En cierto sentido, todas estas respuestas están en lo correcto.
Pero existe otra manera de definir el adventismo, y es como movimiento profético. Vemos que el adventismo es único debido a tres características distintivas que aunque ninguna otra iglesia las sostiene, los adventistas aun antes de la fundación oficial de la iglesia en 1863, consideraron que definían a la iglesia.
Esas tres características distintivas describen a los adventistas como el único pueblo que posee:
1. raíces proféticas o historia predicha en Apocalipsis 10.
2. identidad profética definida en Apocalipsis 12.
3. mensaje y misión profética dados en Apocalipsis 14.
Como adventistas no realizamos estas afirmaciones con actitud exclusivista o de jactancia religiosa. No significa afirmar que somos “mejores que”, sino más bien “diferentes de” otras iglesias.
Las raíces proféticas de Apocalipsis 10
En Apocalipsis 10:1-10, el apóstol Juan describe eventos que cobran importancia al analizar las raíces proféticas y la historia del adventismo. Creemos que el “librito” mencionado en los versículos 2, 8, 9 y 10 se refiere al libro de Daniel. Si bien la profecía de Daniel era en primer lugar un mensaje de tiempo, cuando preguntó por el significado de los períodos revelados, se le dijo: “Cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin” (Dan. 12:4). Era evidente que él no necesitaba comprender el mensaje, pero lo que durante siglos permanecería sellado un día sería entendido.
Daniel quería comprender el período de los dos mil trescientos días, al fin del cual el santuario sería purificado. Ese era el único mensaje sellado del libro de Daniel. Siglos después, en visión en la isla de Patmos, se le mostró a Juan un tiempo futuro cuando un ángel poderoso descendería a la tierra, y en su mano tendría un librito abierto –no cerrado ni sellado, sino abierto.
Desde nuestra ventajosa posición en la historia, podemos ver que fue cerca del fin de la profecía de los dos mil trescientos días en 1844 que este ángel con el libro abierto de Daniel hizo exactamente lo que Juan había visto. En el preciso momento predicho, el mensaje profético del ángel rodeó toda la tierra. Como había sido predicho en la visión de Juan, el tiempo profético había alcanzado su momento cumbre.
Al final del siglo XVIII y comienzo del XIX, muchas personas comenzaron a estudiar las profecías de Daniel y Apocalipsis. Al hacerlo, llegaron a la conclusión de que los dos mil trescientos días de Daniel 8:14 culminarían en la década de 1840. Como pensaron que la purificación del santuario descrita por Daniel se refería a la purificación de la tierra por el fuego al momento de la segunda venida de Cristo, concluyeron que Jesús regresaría para esa época. Pronto estas noticias fueron predicadas en diversas partes del mundo.
Para los adventistas en particular, 1844 y los años que le precedieron evocan el nombre de Guillermo Miller. Pero él fue tan solo uno de muchos que durante ese tiempo predicaron sobre el pronto regreso de Jesús. Personas como Manuel Lacunza, Joseph Wolff, Henry Drummond, Edward Irving, Hugh M’Neile y los niños predicadores de Suecia proclamaron también que los grandes períodos proféticos estaban por hallar su cumplimiento, y que entonces –según entendían– Jesús regresaría.
No fue solo en los Estados Unidos o Europa que la gente proclamó este mensaje, sino que circundó el globo. Wolff predicó en el Oriente Medio y en el norte del África (desde Egipto a Afganistán y desde Inglaterra a la India). En 1837 visitó los Estados Unidos. En la India, Daniel Wilson, obispo episcopal de Calcuta, predicó y escribió folletos sobre las profecías de Daniel.1 En Adelaida, Australia, el mensaje de un Salvador pronto a venir fue predicado por Thomas Playford.2 Tan grandes eran las multitudes que sus seguidores tuvieron que construir una iglesia con mayor capacidad.
Al fin del período profético, precisamente como se le había mostrado al apóstol Juan y en el momento predicho por Daniel más de dos mil trescientos años antes, el mensaje fue proclamado alrededor del mundo a viva voz. No es de extrañar que los pioneros adventistas estuvieran tan entusiasmados al darse cuenta de que estaban cumpliendo la profecía.
Apocalipsis 10:10 dice: “Entonces tomé el librito de la mano del ángel y lo comí. En mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido amargó mi vientre”.
Puede ser que no exista mejor resumen de lo que pasó a partir de allí en la historia adventista, que esas palabras proféticas. Los fundadores de la iglesia habían sido todos milleritas; es decir, seguidores de Guillermo Miller, un agricultor bautista que se convirtió en predicador y proclamó que Cristo regresaría entre 1843 y 1844, cuando concluyese la profecía de los dos mil trescientos días. Como adventistas contemporáneos se nos hace difícil imaginar qué preciosa fue la experiencia de esos milleritas al aproximarse el 22 de octubre de 1844, la fecha en que, según sus estudios, finalizaba la profecía de Daniel. La experiencia de ellos fue especialmente dulce durante las últimas semanas y días previos a la fecha señalada. Al leer algunos de sus testimonios, podemos tener una vislumbre de sus sentimientos alegres pero al mismo tiempo solemnes.
Al describir el encuentro campestre de agosto de 1844 en Exeter, New Hampshire, donde se anunció por primera vez la fecha de octubre, José Bates más tarde recordó:
“Cuando ese encuentro llegó a su fin, las colinas de New Hampshire anunciaron el potente clamor que venía el novio y había que salir a recibirlo. A medida que los carros, las diligencias cargadas y los trenes recorrían los diferentes estados, ciudades y aldeas de Nueva Inglaterra, se escuchaba el clamor: Aquí viene el novio. ¡El tiempo es breve! ¡Preparaos! ¡Preparaos!”3 “Como marea creciente –escribió Elena White– el movimiento se extendió por el país. Fue de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo y hasta a lugares remotos del campo, y consiguió despertar al pueblo de Dios que estaba esperando”.4
Finalmente llegó el gran día. Guillermo Miller observó que “aun los burladores malvados permanecieron en silencio” ese día.5 Pero luego sigue diciendo: “El día pasó. Y al día siguiente pareció como si todos los demonios del abismo insondable hubieran sido liberados sobre nosotros. Los mismos que […] habían clamado por misericordia […] ahora se burlaban, mofaban y nos amenazaban de la forma más blasfema”.6
La experiencia que había sido tan dulce en la boca, como había anticipado el apóstol Juan, se volvió terriblemente amarga en el estómago. Como no podemos comprender 
plenamente lo que habrá sido anticipar el regreso de Cristo ese lejano martes 22 de octubre, tampoco podemos comprender la desgarradora desilusión que sufrieron en los días y semanas que siguieron. Hiram Edson fue probablemente quien mejor resumió la experiencia: “Esperamos la venida del Señor hasta que el reloj dio las doce de la noche. El día había pasado; nuestra desilusión se hizo realidad. Nuestras más caras esperanzas y expectativas fueron destruidas, y nos acometió tal espíritu de llanto como jamás habíamos experimentado antes […] Lloramos y lloramos hasta el amanecer”.7
Sin embargo, el capítulo 10 de Apocalipsis sigue diciendo: “Él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apoc. 10:11).
Por cierto, debido a su desilusión, los pioneros adventistas no comprendieron plenamente este versículo, especialmente la parte que habla de profetizar “otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”. Poco a poco entenderían la obra mundial que se les estaba asignando. Y también el mensaje más abarcador que debían predicar, que incluía el sábado, el santuario, el estado de los muertos y el mensaje de salud, entre otros.
Este resumen, aunque breve, nos recuerda por qué como iglesia vemos nuestra historia profética anticipada en Apocalipsis 10. Pero esta es solo la primera de las tres características identificadas por la profecía.
La identidad profética de Apocalipsis 12
Apocalipsis 12 cubre un mayor período histórico que cualquier otro capítulo de la Biblia: desde la caída de Lucifer hasta el año 1798 d. C. En el último versículo del capítulo, vemos que la iglesia verdadera de Dios surge de su experiencia del “desierto”. A continuación aparece un pueblo “remanente” que es identificado por dos características:
1. Guardan los mandamientos de Dios (todos los mandamientos), incluyendo el cuarto.
2. Tienen el “testimonio de Jesús”, que en Apocalipsis 19:10 es definido como el “espíritu de la profecía”: una 
renovada concesión del divinamente inspirado don de profecía.
Aunque existen iglesias que guardan el sábado y otras que afirman tener el don de profecía, ninguna de ellas concuerda con las dos características dadas aquí. En consecuencia, como adventistas hallamos nuestra identidad profética en las dos características dadas en Apocalipsis 12:17.
Fue un día de diciembre de 1844 cuando mientras oraba con otras cuatro mujeres, una jovencita de 17 años llamada Elena Harmon experimentó que el Espíritu Santo descansaba sobre ella como jamás lo había hecho antes. Dios había escogido una vez más una mensajera profética. Así como lo había hecho en muchos otros momentos cruciales de la historia de la salvación (Noé antes del diluvio, Juan el Bautista antes del ministerio de Cristo), Dios ahora envió otro mensajero profético. Otro hito crucial de la historia profética había llegado: los grandes períodos proféticos de Daniel y Apocalipsis estaban llegando a su fin; y así como había sido predicho, el pueblo remanente de Dios recibió una vez más el don de profecía.
En 1846, Elena Harmon se casó con Jaime White, y su ministerio se extendería durante un período de setenta años (de 1844 hasta su muerte en 1915, incluiría unas dos mil visiones e incorporaría la autoría de más de cinco mil artículos y 24 libros (además de dos manuscritos inéditos) antes de su muerte.
Hoy día, después de más de ciento cincuenta años de observar el fruto de su labor, puede demostrarse que los consejos que Dios le dio a la iglesia por medio de Elena White son sólidos: han resistido la prueba del tiempo. Toda evaluación sincera de la historia de la denominación revela que la iglesia ha prosperado toda vez que siguió la dirección divina dada a través del espíritu de profecía, y tambaleó en cada ocasión que no lo hizo.
Esto nos lleva a la tercera característica.
El mensaje profético de Apocalipsis 14
Creemos que tenemos un mensaje para el mundo que se halla en Apocalipsis 14:6-12. Hasta donde sé, ninguna otra iglesia está proclamando hoy día “los mensajes de los tres ángeles”. Es digno de destacar que al traducir la Biblia al inglés contemporáneo en una versión especial para católicos, monseñor Ronald Knox incluyó una interesante nota al pie en su traducción de Apocalipsis 14:6.
La mayoría de las versiones suelen identificar los mensajes de los tres ángeles como “el evangelio eterno”. En su traducción, Knox la traduce como “un evangelio final”8 y añade entonces la siguiente nota al pie: “Final significa literalmente eterno. No está claro –dice Knox– por qué se describe así al evangelio predicado por el ángel, pero el contexto sugiere que se trata del último llamado al arrepentimiento ofrecido a los hombres en la historia de este mundo”.9
En relación con este mismo punto, muchos años antes Elena White escribió: “En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con esta y nada debe desviar nuestra atención de ella”.10
Durante más de ciento sesenta años, como iglesia hemos estado proclamando los mensajes de los tres ángeles. Los dos primeros (la predicación del evangelio “eterno” o “final” con el trasfondo del mensaje del juicio, y el llamado a salir de Babilonia), fueron dados por primera vez por los milleritas, pero después de la desilusión que sufrieron los fundadores de la iglesia, les llevó un tiempo determinar la significación del mensaje del tercer ángel. Después de descubrir la obligación y el privilegio de observar el sábado, pronto entendieron también su significación teológica y profética en relación con el mensaje del tercer ángel.
Elena White escribió: “Cada aspecto del mensaje del tercer ángel ha de ser proclamado en todas partes del mundo. Esta obra es mucho más importante de lo que muchos creen”.11.


Conclusión
Sí; en el fin de los tiempos habrá en esta tierra un grupo de fieles observadores de los mandamientos que se distinguirán de todas las entidades religiosas de tres maneras singulares. Solo los adventistas encajamos exactamente en esta descripción. El hecho de que hayamos sido llamados a dar un mensaje único antes de la segunda venida de Cristo no da lugar a la jactancia ya que el mismo no pertenece a la iglesia, sino a Dios.
Así las cosas, los adventistas tenemos que vivir de manera diferente, actuar en forma diferente y predicar de manera diferente. Muchas otras iglesias están haciendo una buena obra, pero nadie está predicando el evangelio “eterno” o “final” con el trasfondo del mensaje del juicio. Esto debería darnos un sentido de la urgencia de nuestra predicación.
Tenemos como iglesia una obra especial que hacer en el fin del tiempo. Que Dios no permita que perdamos el sentido de nuestro enfoque y de la misión profética, sino que, por el contrario, experimentemos el entusiasmo y el compromiso de los pioneros que entendieron que Dios quería obrar por su medio para culminar su obra aquí en la tierra. Que el mismo sentido de asombro y dedicación sea la experiencia de la Iglesia Adventista actual.
Fuente: AdventistWorld.comAutor: James R. Nix es director del Patrimonio White / White State, en la sede central de la Iglesia Adventista en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos.Referencia: 1. L. E. Froom, Prophetic Faith of Our Fathers, vol. 3, pp. 617-622. 2. M. E. Olsen, Origin and Progress of Seventh-day Adventists, p. 103. 3. José Bates, Second Advent Way Marks and High Heaps, 1847, pp. 30, 31. 4. Elena White, El gran conflicto, ed. 2007, p. 397. 5. Carta manuscrita de Guillermo Miller al Dr. J. O. Orr, 13 de diciembre de 1844, citada en F. D. Nichol, The Midnight Cry, p. 250 (CHL ed., p. 266). 6. Ibíd. 7. Hiram Edson, fragmento manuscrito autobiográfico sin fecha que obra en la Biblioteca de la Universidad Andrews, pp. 8a, 9. 8. Msgr. Ronald A. Knox, The Holy Bible, 1944, 1948, 1950. 9. Msgr. Ronald A. Knox, The Holy Bible, Sheed & Ward, Inc., New York, 1956, p. 270, nota al pie sobre Apocalipsis 14:6. 10. Testimonios para la iglesia, vol. 9, p. 17. 11. Alza tus ojos, p. 275.

resumen por gabriel.

¿Por qué eres adventista? ¿Por qué te hiciste Adventista del Séptimo Día? No estoy preguntando cómo te hiciste adventista, no estoy pidiendo tu testimonio, sino ¿por qué eres adventista? ¿Por qué, después de conocer la verdad, continúas siendo adventista?

Existen muchas respuestas, pero las más comunes son las siguientes:
Yo soy adventista porque espero la segunda venida.
Yo soy adventista porque es la iglesia verdadera.
Yo soy adventista porque aquí conocí al Salvador.
Yo soy adventista porque guarda los Diez Mandamientos de Dios.
Yo soy adventista porque guarda el sábado, el verdadero día del Señor.

Estas son respuestas buenas, pero no suficientes. Hasta podría decirse que son respuestas peligrosas.

Si eres adventista porque esperas la segunda venida de Cristo, ¿Por qué no te quedaste en la Iglesia Católica? Ellos también esperan la segunda venida. Por lo menos así lo dice el credo: “Subió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”.Esta esperanza también se encuentra el rezo del “Padre Nuestro” cuando dice: “Venga tu reino”

Si eres adventista porque es la iglesia verdadera, lamentablemente todas las iglesias dicen lo mismo; y con la Biblia en la mano. Tu sabes que “cada panadero alaba su propio pan”.

Si eres adventista porque en la iglesia conociste al Señor Jesucristo, entonces puedes llegar a ser de cualquier otra religión, porque en todas las iglesias cristianas existen personas sinceras que conocen de corazón al Señor Jesucristo.

Si eres adventista porque ella guarda el sábado y los diez mandamientos, pues quiero decirte que la Iglesia Adventista no es la única. Existen:
• Los Israelitas del Nuevo Pacto que guardan los 10 mandamientos y el sábado.
• La Iglesia Bautista del Séptimo día.
• La Iglesias Adventistas de la Reforma.
• Los Movimientos Adventistas separatistas del Séptimo Día (más de 200).

Como notas, ser adventista por estas razones nos vuelve vulnerable a cualquier engaño. No son respuestas seguras. La respuesta correcta a la pregunta ¿por qué eres adventista del Séptimo Día? Es la siguiente:
“Yo soy Adventista del Séptimo Día porque es una iglesia profética”

¿Qué significa que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es una Iglesia profética?
1. Significa que es una iglesia que se encuentra profetizada en la Biblia.
2. Significa que las razones de la existencia de la iglesia se encuentran escrita en la Biblia.
3. Significa que la iglesia adventista es el cumplimiento de las profecías de la Biblia.
4. Significa que Dios es el creador y dueño de la Iglesia.
5. Significa que la historia, el mensaje y la organización de la iglesia están escritos en la Biblia.

PROPOSICIÓN: En esta oportunidad te invito a descubrir bíblicamente que la iglesia adventista es una iglesia profética.

ORACIÓN DE TRANSICICIÓN: Vamos a ver que (1) la historia, (2) el mensaje y (3) la organización de la Iglesia Adventista son bíblicas.

I. LA HISTORIA DE LA IGLESIA ADVENTISTA ES BÍBLICA.
A. La partida de nacimiento de la iglesia se encuentra en Daniel 8: 14.

“Y él respondió: "Hasta 2.300 días de tardes y mañanas. Entonces el Santuario será purificado". (Dan 8: 14)

1. La profecía de las 2.300 tardes y mañanas nos lleva a 1.844.
a. Es el certificado de nacimiento de la Iglesia Adventista. En 1844, con el gran chasco, nace la iglesia.
b. Además, también los 2.300 días proféticos dan origen al mensaje de la Iglesia, porque en este año entró nuestro Sumo Sacerdote al Lugar Santísimo en el Santuario Celestial.

2. Esta profecía es reconfirmada con la profecía del Juicio Investigador de:
a. Daniel 7: 9-10:
"Mientras yo miraba fueron puestos tronos, y un Anciano de muchos días se sentó. Su vestido era blanco como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura. Su trono llama de fuego, y sus ruedas fuego ardiente. Un río de fuego salía delante de él. Millares de millares le servían, y millones de millones asistían ante él. El tribunal se sentó en juicio, y los libros fueron abiertos”.
b. Daniel 9: 13-14
"Seguí mirando en la visión de la noche, y vi que con las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre. Llegó hasta el Anciano de días y fue llevado ante él. Y le fue dado dominio, y gloria y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominio es eterno, que nunca pasará, y su reino nunca será destruido".

B. El capítulo 11 de Apocalipsis es un capítulo exclusivo para la Iglesia Adventista.
Es el capítulo del gran chasco ocurrido el 22 de octubre de 1.844.

1. La primera parte tiene que ver con el “librito abierto”.
a. Es el libro de Daniel que estaba sellado en sus días, pero que para 1.844 está abierto.
b. El mensaje del inminente regreso de Cristo, que Guillermo Miller predicara, fue “dulce como la miel”.
c. Pero al amanecer del 23 de octubre de 1.844, cuando Jesús no vino, “amargó el vientre”.

2. La Segunda parte tiene que ver con el juramento que “el tiempo no sería más”.
a. No habría otra profecía con fecha exacta después de 1.844.
b. Nadie debería fijar fecha alguna para el regreso de Jesús.
c. Además, es el anuncio del tiempo del fin y que Jesús viene pronto.

3. La tercera parte tiene que ver con la gran misión.
a. “Es necesario que profetices otra vez” significa que la Iglesia recibía la comisión de ser la portadora de los grandes “misterios proféticos”.
b. “A toda nación”, es la gran misión de predicar el verdadero evangelio a todo el mundo.

C. Las siete etapas de la iglesia de Dios en la historia de Apocalipsis 2 y 3.
Así como una persona en su vida pasa por 7 etapas, así también la iglesia de Dios. Una persona pasa por 7 etapas que son: La infancia, la niñez, la pre-adolescencia, la adolescencia, la juventud, la adultez y, por último, la tercera edad. No son 7 personas, sino 7 etapas de una misma persona. Así también la iglesia pasó por 7 etapas, pero es una sola iglesia. Son 7 etapas de la iglesia de Dios.

1.Las tres primeras Iglesias: Efeso, Esrmirna y Pérgamo:
b.Efeso, la iglesia de los apóstoles. 31 - 100
c.Esmirna, la iglesia de las catacumbas. 100 - 313
d.Pérgamo, la iglesia de la transición con el mundo. 313 – 538

2. Las tres posteriores Iglesias: Tiatira, Sardis y Filadelfia:
a. Tiatira, la iglesia de la apostasía, de la oscuridad. 538 - 1517
b. Sardis, la iglesia de la Reforma. 1517 - 1798
c. Filadelfia, la iglesia de la consolidación. 1798 – 1844

3. La última Iglesia de la profecía bíblica. 1844 - ?
a. Laodicea: “Lao” = Pueblo, “dicea” = Juicio: “El pueblo del juicio”.
b. Es la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Es la última iglesia de la profecía.
c. No hay lugar para una octava iglesia.

II. EL MENSAJE DE LA IGLESIA ADVENTISTA ES PROFÉTICO.
A. El mensaje de los 3 Ángeles es sólo predicado por la Iglesia Adventista.

1. El primer ángel dice: (Apoc 14: 6, 7)
“Entonces vi otro ángel que volaba por el cielo, con el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: ´¡Reverenciad a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio! Y adorad al que hizo al cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.

2. El segundo ángel dice: (Apoc 14: 8)
“Un segundo ángel lo siguió, diciendo: ´¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia!, la que ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación”.

4. El tercer ángel dice: (Apoc 14: 9-11)

“Y un tercer ángel lo siguió diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, este también beberá del vino de la ira de Dios, vaciado puro en la copa de su ira”

B. Las profecías bíblicas son entendidas únicamente por el pueblo remanente. ´
1. El evangelio de Cristo, está acompañado por la “revelación de Jesucristo”.
2. La revelación de Jesucristo es el entendimiento de las profecías apocalípticas.
3. El único pueblo que tiene un entendimiento profundo y equilibrado sobre Daniel y Apocalipsis es la iglesia adventista organizada y unida.

III. LA ORGANIZACIÓN TAMBIÉN ES PROFÉTICA (Eze 1: 15-18)
“Mientras yo miraba a los seres vivientes, vi una rueda sobre la tierra, junto a cada ser viviente, una por cada rostro. Las ruedas resplandecían con el fulgor del crisólito. Las cuatro tenían la misma forma. Y parecía como si una rueda estuviera dentro de la otra. Podían moverse en cualquiera de las cuatro direcciones. Y cuando andaban, no se volvían. Sus llantas eran altas y espantosas, llenas de ojos alrededor en las cuatro ruedas” (Ezequiel 1: 15-18)

A. “Una rueda sobre la tierra, junto a cada ser viviente”.
1. “Una rueda”, es una organización, una iglesia organizada.
2. “Junto a cada ser viviente”, los seres vivientes, no significan ángeles u otros seres que viven en la presencia de Dios, sino son las características de un Dios amante y solícito con sus criaturas.
3. Entonces, significa que esta organización está en la inmediata presencia de Dios y bajo sus cuidados.
4. “Sobre la tierra”, significa que no está en el cielo, sino en la tierra.
5. Se refiere a Iglesia Adventista del Séptimo Día organizada.

B. “Las cuatro tenían la misma forma. Y parecía como si una rueda estuviera dentro de la otra”.
1. Que descripción más impresionante de la organización de la iglesia adventista.
2. Aquí están las 4 ruedas: La Asociación General, la Unión, la Asociación/Misión y la iglesia local.
3. “Las cuatro tienen la misma forma”, significa que están bien unidas.

C. ¿Cuál será la mejor organización del mundo?
1. Hace año, se hizo una encuesta en los EE.UU. sobre cuál era la mejor organización del mundo. Ellos descubrieron que la mejor organización del mundo era una Transnacional de Explotación de Petróleo y que la segunda era la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
2. Resulta que aquella Empresa de Explotación de Petróleo quebró y dejó de existir, dejando el primer lugar a nuestra iglesia.
3. Dios dice:
“Que nadie albergue el pensamiento de que podemos prescindir de la organización. Esta nos ha costado mucho estudio y muchas oraciones en demanda de sabiduría, de manera que sabemos que Dios ha contestado, para erigir esta estructura. Ha sido edificada por su dirección, en base a mucho sacrificio y conflicto. Que ninguno de nuestros hermanos esté tan engañado como para intentar destruirla, porque entonces introduciréis una condición que ni siquiera soñáis. En el nombre del Señor os declaro que la organización ha de permanecer, fortalecida, establecida, fijada”.

CONCLUSIÓN
La iglesia adventista, no nació por casualidad o por inspiración de un hombre. No es el resultado de la espiritualidad de nadie ni tampoco de la capacidad creativa del hombre. La iglesia Adventista es la iglesia de Dios, es la expresión de su voluntad. Fue profetizada cientos de años antes que existiera.

Todo aquel que es adventista debe dar gracias a Dios por el enorme privilegio de militar en la iglesia. Nadie debe osar en criticarla, derrumbarla y dudar de su elección divina. La iglesia adventista, aunque tiene falencias, es la causa de la atención y el cuidado de Dios. La iglesia es la organización de su mayor consideración.

Cada miembro, cada líder, cada anciano, cada pastor debiera amarla, cuidarla y brindarle su mayor consideración. Sólo así la vida cobra sentido. Cualquier profesión que el ser humano desarrolle, no llena el corazón. Siempre habrá un vacío. Sin embargo, Dios ha establecido su iglesia, que es donde se congregan los que serán salvos, que servirla, amarla y defenderla da sentido a la vida. Servir a Dios haciendo todo cuanto pueda para llevar adelante la misión de la iglesia, para desarrollarla y hacerla crecer proporciona motivación y razón de ser a la existencia.

Cada uno debería preguntarse: ¿Qué sería de mí si no hubiera conocido a Cristo y a su iglesia? ¿Dónde estaría yo si Dios no me hubiera dado el privilegio de ser miembro de la ella? Fuera de la iglesia la vida no tiene objetivo ni razón de ser. Es un camino sin luz y un afán sin motivación.

Pero, desde el momento que conoces la iglesia y te enrolas en ella activamente, entonces la vida cobra su verdadera dimensión. Dios te da una enorme razón de vivir. Se crean en ti objetivos claros, ideas claras y resultados claros. Es por ello, que predicar el evangelio y ganar almas es el mayor de los privilegios. Pero para gozar de estas bendiciones debes mantenerte leal a la iglesia, a sus dirigentes y a su organización. Recuerda que siendo leal a la iglesia eres leal a Dios.

Ahora preguntemos a las otras denominaciones religiosas si su existencia es bíblica:

• ¿Es la Iglesia de “Los Santos de los Últimos Días” una iglesia profética?. ¿En qué parte de la Biblia dice que en 1830 José Smith debía fundar esa iglesia?... En ningún lado.
• ¿Es la iglesia “Testigos de Jehová” una iglesia profética?. En qué parte de la Biblia dice que Carlos Russell debía funda esta iglesia en la década de 1870. En ningún lado.
• ¿En qué parte de la Biblia dice que en 1730, Juan Wesley debía fundar la Iglesia Metodista? En ningún lado.
• ¿Y la iglesia católica? No existe respaldo bíblico. Al contrario, ella aparece recibiendo poder y autoridad del dragón según la Bestia de Apocalipsis 13.
Sin embargo la iglesia adventista, es una iglesia profética y tiene derecho de llevar los nombres de casi todas las iglesias:
• Es una iglesia católica, porque está en más 203 países de los 230 países que la ONU reconoce. Aunque somos mucho menos en número que los católicos, sin embargo tenemos presencia en más países que la iglesia católica. Así que nosotros somos la verdadera iglesia universal, la verdadera iglesia católica.
• Aunque los metodistas asumieron este nombre por la disciplina y el orden que ellos tenían, nosotros los hemos superado con creces. La iglesia adventista es la institución mejor organizada, ordenada y interdependiente que cualquier otra organización del mundo. Por lo tanto somos la verdadera iglesia metodista.
• “Los testigos de Jehová”, ¿son verdaderos testigos? Es cierto que Isaías 43: 12 dice “vosotros sois mis testigo”, pero esta expresión debe estar acompañada con Isaías 58: 13, que menciona que tu serás un verdadero testigo “si retiras tu pie de pisotear el sábado”. Por lo tanto los verdaderos “testigos de Jehová” somos nosotros.
• Si “santo” lo usamos en el sentido que San Pablo lo usa de “escogido” entonces nosotros somos los verdaderos “santos de los últimos días”, más aún si Dios nos ha comisionado para predicar el mensaje de los tres ángeles y reunir un pueblo para su encuentro.

CONSIDERACIONES
A un adventista que lee su Biblia, su folleto de Escuela Sabática y los libros de la Sra. White no lo mueve nadie de su fe ni nadie lo saca de la iglesia. Bueno..., casi nadie. Pero existe una persona que lo puede sacar de la iglesia. ¿Quieres saber quién es?...

Prepárate para saberlo. La persona que te puede sacar de la iglesia puede ser el hermano que se sienta al lado tuyo. Es el hermano o pariente que tú aprecias y que confías en él; y que conoce un poco más de la Biblia y de los Testimonios que tú. Pero tiene un problema, no entiende la elección divina de la iglesia, no entiende por qué es adventista.

Este empieza a “descubrir nuevas luces”, o a escuchar a los disidentes, o dar sus interpretaciones privadas. De esta forma llega a conclusiones diferentes a las que Dios revela a la Iglesia Organizada, de tal manera que empieza a ser pregonero de otra doctrina, de otro liderazgo, de otra organización, de otra forma del uso de los diezmos.

Como no quiere perderse sólo, entonces empieza a persuadirte. Como tú lo aprecias, como te habla del sábado, de la reforma pro saludo salud, de profecías, etc., entonces te empieza a llenar la mente de acusaciones contra la iglesia y contra sus dirigentes. Así empieza la apostasía: la confusión y desconfianza en la iglesia. Recuerda que Satanás tratará de “engañar, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mat 24: 24)

Sin embargo, Dios nos llama a permanecer firmes en la fe y no escuchar ningún viento de falsas doctrinas. “El que persevere hasta el fin, ese será salvo”(Mat 10: 22). Por ello, debemos velar por nuestra fe. Mantenernos unidos unos a otros. Seguros que su iglesia es la última iglesia de la profecía Bíblica.

Cada vez que un hermano llegue a tu puerta y te invite a estudiar las profecías a espalda de la iglesia, no aceptes. No es de Dios. Te quiere sacar de la iglesia. No aceptes ni literatura, ni casetes, ni videos, ni nada que no tenga el visto bueno de la iglesia.

Si te dice: “la iglesia no guarda bien el sábado, ven acá con nosotros, acá lo guardamos bien. Acá se guardan los Mandamientos como Dios manda, practicamos la “reforma pro salud” que los pastores no practican”. No vayas. Puede ser en parte cierto lo que critican, pero aquello no los justifica. Es cierto que la iglesia, los pastores y todos necesitamos vivir mejor los grandes principios de la verdad.

Sin embargo, nada justifica a nadie para formar otra organización, criticar a la iglesia, ni sembrar deslealtad. La Biblia no tiene lugar profético para otra organización eclesiástica. Dios no apoyará a nadie que se aparte de la iglesia por muy loables que sean sus intenciones. “Hay camino que parece derecho, pero al fin conduce a la muerte” (Prov 14: 12).

Nuestra única seguridad consiste en permanecer firmes en la iglesia, confiados que Dios es el Creador, Sustentador y Protector de esta iglesia. Dios ha prometido guiar esta embarcación y llevarla hasta el puerto seguro. Hoy es la iglesia militante, mañana será la iglesia triunfante. Triunfa con ella.

“No hay necesidad de dudar, de temer que la obra no tenga éxito. Dios está al frente de ella, y pondrá todo en orden. Si hay que ajustar ciertos asuntos en la sede de la obra, Dios se ocupará de ello, y corregirá todo. Tengamos fe que Dios va a conducir con toda seguridad al puerto al noble barco que conduce al pueblo de Dios”. (Review and Herald, 20 de septiembre de 1892). La Iglesia Remanente, Tercera Sección: La Iglesia Triunfante, capítulo 12, La Asoc. General, p.113

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