Una
amiga cristiana discutió conmigo el tema del infierno. Está convencida de su
existencia y tiene mucho temor de un castigo de fuego eterno por sus pecados.
¿Qué dice la Biblia al respecto?
A
lo largo de los siglos, los cristianos han predicado acerca de un infierno
ardiente y eterno, y algunos han imaginado descripciones horribles de personas
que sufren dolores tremendos sin que misericordiosamente se les otorgue la
posibilidad de morir. El resultado fue que algunas personas se aterrorizaron y
siguieron a Dios por temor, mientras que otras se apartaron por completo de Él.
¿Qué dice en realidad la Biblia acerca del infierno?
En
primer lugar, la Escritura sí habla del infierno. Pero al interpretar la Biblia,
no debemos incluir nuestras propias ideas o sesgo cultural. Tenemos que ver la
Escritura en sus propios términos. Cuando Jesús habló del infierno, se refería
al castigo para los pecadores impenitentes, un castigo que culminará con el
fuego y la destrucción eternas (Juan 3:16; Mateo 7:13, 14; 25:31, 32, 41).
Destrucción/fuego eterno es un evento futuro conectado con la segunda venida de
Cristo. Por lo tanto, el “infierno” aún está en el futuro.
En
segundo lugar, los traductores de la Biblia han traducido “infierno” a partir
de términos que en realidad tienen otros significados.
La
palabra hebrea seol y el término griego hades se refieren al
lugar de los muertos que están en la tumba. Jacob esperaba descender a José
hasta el seol sepulcro (Génesis 37:35). No esperaba que su hijo piadoso
estuviera en el infierno y acompañarlo allí. Dios hace descender al seol
sepulcro y hace subir de allí (1 Samuel 2:6). Esto no concuerda con la
comprensión cristiana del infierno. En el seol sepulcro no hay trabajo,
ni planes ni sabiduría (Eclesiastés 9:10). No hay fuego ni tormento. Allí están
los justos y los injustos. En el hades hay deterioro. Jesús fue la
excepción (Hechos 2:27, 31). El seol y el hades son el lugar de
los muertos, pero no el infierno.
En
2 Pedro 2:4 dice “Arrojar al infierno o abismo”(tártaro). Esta es la
habitación de los ángeles caídos pero no es el lugar de los muertos o un
infierno donde se arroja a la gente después de muerta.
El
gehenna es el infierno al que se refirió Cristo. Es el lugar del castigo
futuro de los impíos. Se asocia con el fuego (Marcos 9:43). Este fuego se da al
fin del tiempo como el juicio divino contra el pecado, los pecadores y Satanás
(Mateo 25:41). Hasta entonces, las personas “duermen” en sus tumbas.
Apocalipsis 20:9, 10 y 15 habla del lago de fuego donde se consumen los impíos
después del milenio. Como el gehenna es asociado con el fuego y está en el
futuro, asociado con el juicio, es mejor entender el infierno en el contexto de
Apocalipsis 20. A ese infierno se refirió Jesús.
En
tercer lugar, ¿dura “por los siglos de los siglos” este infierno futuro?
(Apocalipsis 20:10) En la Escritura, el término “para siempre/eternamente/por
los siglos de los siglos” posee un significado más amplio. Puede describir (a)
algo o alguien sin comienzo ni fin (en conexión con Dios); (b) algo o alguien
con comienzo pero sin fin (la vida eterna de los redimidos, véase Juan 5:24;
Apocalipsis 21:3, 4); y (c) algo o alguien con comienzo y fin con el sentido de
“por algún tiempo” (Éxodo 21:5, 6; Jonás 1:17; 2:6). En conexión con el
infierno, “para siempre” debe entenderse según la tercera acepción. ¿Por qué?
Aunque los impíos sufren el “infierno” durante un tiempo limitado solamente,
los resultados son eternos. El fuego los devora (Apocalipsis 20:9). Esta es la
muerte segunda (Apocalipsis 20:14, 15). El fuego que nunca se apaga de Mateo
3:12 no puede extinguirse hasta que su obra sea hecha y todo se consuma (Mateo
13:40-42; Jeremías 17:27).
Por
último, la vida eterna está disponible solamente para los que son de Cristo. No
es otorgada a los que lo rechazaron. Satanás también será destruido y eliminado
por completo en el fuego del infierno (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10).
Así
es que la Escritura habla del infierno, pero el infierno es futuro y limitado
en el tiempo. Dios no es tirano. Por el contrario, es un Dios de amor y
justicia y en su reino ya no habrá muerte, llanto, clamor ni dolor (Apocalipsis
21:3, 4).
Ekkehardt
Mueller (Th.D., D.Min., Andrews University) es director asociado del Instituto
de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General, en Silver Spring,
Maryland, EE.UU. Su dirección electrónica: muellere@gc.adventist.org.
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