“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Más tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4).
sábado, 19 de febrero de 2011
viernes, 18 de febrero de 2011
miércoles, 16 de febrero de 2011
SIEMPRE PIERDE LA RELIGION?
En una disputa con la ciencia, la religión siempre
pierde. Esa es la creencia popular, que implica que la religión
jamás debería hacer afirmaciones verificables, dado que
no tiene contacto con la realidad. Los que comparten esta creencia citan,
como ejemplos, la física de Galileo, la geología de Hutton
y Lyell, la biología de Darwin y la psicología de Freud.
Afirman que la religión, especialmente la de origen sobrenatural,
siempre ha perdido y siempre perderá en estos debates. O bien la
abandonamos o deberíamos adoptar una versión liberal que
no realice aseveraciones que pueden someterse a pruebas racionales.
Es cierto que algunas religiones no afirman nada respecto
del universo físico que pueda verificarse. Pero para el cristianismo
bíblico, aceptar esa postura sería fatal. ¿Cómo
podría afirmar como hechos reales la creación del mundo,
el Diluvio universal, el Éxodo de Egipto y la resurrección
de Cristo? Sin afirmaciones como éstas, el cristianismo bíblico
se desmoronaría.
Resulta problemático, sin embargo, afirmar que
“la religión siempre pierde”. En primer lugar, la disputa
no ocurre entre la ciencia y la religión, puesto que hay científicos
del lado “religioso” y teólogos del lado “científico”.
El debate enfrenta la postura estrictamente naturalista con la que afirma
la realidad de lo sobrenatural; vale decir, entre los que creen que el
universo es autónomo y nunca ha tenido interferencias externas,
y los que creen que Dios interviene y puede cambiar el curso natural de
los acontecimientos.
Por eso, el caso de Galileo no es un buen ejemplo.
Tanto él como los que se oponían a sus ideas aceptaban la
realidad de Dios y su soberanía en el universo físico. El
debate ocurría en el campo teológico y giraba en torno a
si ciertos pasajes bíblicos debían ser tratados como ontológicamente
precisos (reales) o sólo fenomenológicamente precisos (mera
descripción de apariencias), y a la autoridad de la Iglesia Católica
en estas cuestiones.
Decir que la religión no siempre pierde en estos
debates es verdadero, pero trivial. La ciencia nunca puede probar con
absoluta certeza que una teoría es errónea. Aun si una teoría
parece ser más confiable que otra, siempre es posible que nuevas
evidencias inclinen la balanza a favor de una teoría que en ese
momento no es aceptada. Podemos afirmar que una teoría realizó
predicciones acertadas, pero no podemos saber a ciencia cierta que una
teoría particular es absolutamente correcta.
Por eso, expresaremos la proposición de otra
manera para otorgarle más contenido empírico: Las hipótesis
científicas e históricas arraigadas en una cosmovisión
sobrenatural o compatibles con ella a veces tienen más apoyo empírico
que las hipótesis enraizadas en una cosmovisión naturalista
o compatibles con ella. Y, lo que es más importante, en algunos
casos este apoyo se ha incrementado con el tiempo.
Ejemplos de la historia
En el campo histórico, un contraejemplo de “la
religión siempre pierde” está dado por la confiabilidad
de la cronología de los libros bíblicos de Reyes y Crónicas.
Por mucho tiempo, los escépticos creían que la cronología
“bíblica” era inexistente, y que los confusos datos
cronológicos que existían eran incompatibles con la cronología
“real” y secular.1 A partir
de los estudios de Thiele2, la cronología
de Reyes y Crónicas es considerada coherente y capaz de corregir
la cronología secular.3 El enfoque
bíblico ha ganado, o por lo menos ha mostrado ser más útil
para explicar los datos. En este caso, la religión no perdió,
y es improbable que en el futuro pierda en este tema.
Otro contraejemplo es el libro de Daniel. Los escépticos
afirmaban que Belsasar nunca había existido, que la cronología
de los eventos narrados era confusa, y que como todo el libro era ficción
no tenía sentido buscar en él a personajes históricos.4
El tiempo ha hecho cambiar de parecer. Belsasar no
sólo existió, sino que resultó ser el príncipe
heredero (la misma palabra hebrea para rey), capaz de ofrecer sólo
el tercer puesto de mando en el reino. La cronología sobre el año
en que Nabucodonosor tomó cautivos en Jerusalén también
ha sido confirmada. Acaso lo más interesante es que en documentos
babilónicos se han hallado los nombres de Daniel5
y de sus tres compañeros6. Esto
no significa que se ha verificado cada declaración del libro. Todavía
está en duda la identidad de Darío el Medo (aunque no se
ha descartado a todos los candidatos). Pero la historicidad del libro
está en mucho mejor posición que en el pasado. En este caso
también, la religión está ganando.
Ejemplos de las ciencias
Lo mismo puede decirse de las ciencias. Durante más
de un siglo los adventistas han venido declarando que el tabaco es “un
veneno lento, insidioso, pero de los más nocivos”.7
Cuando esto se escribió, los científicos no compartían
ese punto de vista; pero en los últimos 50 años las pruebas
se han vuelto abrumadoras respecto de la certeza de esta afirmación
surgida en un contexto religioso. La religión no perdió
en este caso. La misma autora de la afirmación anterior habló
a favor de las ventajas de un régimen vegetariano, que cada vez
encuentra más apoyo en las investigaciones científicas.
Hay también casos relevantes para la controversia
creación-evolución. El primer ejemplo es cosmológico.
¿Ha existido el universo desde un pasado infinito o ha tenido un
comienzo? La mayoría de los científicos todavía apoya
la primera opción, argumentando a menudo en base a prejuicios contra
lo sobrenatural.8 Este prejuicio explica
gran parte de las objeciones a la teoría del Big Bang. Si el universo
tuvo un comienzo, necesitaría de un creador. Tan grande era el
deseo de defender un universo eterno que, al hacerlo, Einstein cometió
lo que él llamó su error más grande,9
al introducir una constante cosmológica en la ecuación del
universo para mantenerlo estático. Sin embargo, las evidencias
disponibles apoyan el concepto de que el universo tuvo un comienzo. La
religión no está perdiendo.
Otro ejemplo tiene que ver con la supuesta existencia
de los llamados órganos vestigiales. A partir de Darwin, éstos
han sido utilizados como argumento en contra del diseño, y por
lo tanto de un diseñador. En la exposición clásica,
Wiedersheim10 enumeró más
de 150 estructuras que creía vestigiales. Supuestamente, se trataba
de estructuras o partes del organismo humano que habrían cumplido
una función en el cuerpo de algún presunto antepasado animal
en la secuencia evolutiva, pero que ahora no cumplían función
alguna. Wiedersheim hizo notar que algunas, como las glándulas
tiroides y adrenal, tenían probablemente alguna función,
por lo que podrían no ser verdaderamente vestigiales, y que lo
mismo podría decirse de otros órganos. Pero algunos de sus
seguidores no fueron tan cautos, por lo que no fue raro que las glándulas
timo y la pituitaria, así como el apéndice fueran declarados
completamente inútiles.11 Esta
postura era necesaria para oponerse a los creyentes en un diseño,
ya que si estos órganos cumplían alguna función,
su existencia en un organismo diseñado no serviría como
prueba en contra de un diseñador.12
Sin embargo, investigaciones posteriores hallaron funciones para todas
estas estructuras, destruyendo, algunas veces dramáticamente, los
argumentos en contra del diseño. Podría afirmarse que, en
este caso, el prejuicio a lo sobrenatural fue perjudicial para la ciencia,
ya que llevó a algunos científicos a no investigar las posibles
funciones de una estructura debido a sus prejuicios naturalistas.
Se podría aun afirmar que ese prejuicio causó
varias muertes. Aunque el bazo no estaba en la lista de Wiedersheim, cuando
yo estudiaba medicina era común catalogarlo como un órgano
inútil del que bien podríamos prescindir, ya que sangraba
cuando sufría una lesión. (Su única función,
se decía, era mostrar que los humanos y los perros tenían
un antepasado común; en los perros, el bazo acumula sangre para
una autotransfusión en caso de hemorragia.) Como resultado, en
caso de lesión, generalmente era extraído, sin intento alguno
de preservar su función. Sólo más tarde se descubrió
que el no tener el bazo predispone a serias infecciones de neumococos.
Hoy en día, se trata de preservar su función siempre que
sea posible, ya sea por reparación quirúrgica o dejando
fragmentos en el abdomen con la esperanza de que se aglutinen.
Puede decirse que esta fue una falla de los defensores
del naturalismo. Todo órgano verdaderamente vestigial debería
perderse eventualmente, quizá con relativa rapidez. Pero el admitir
esto los privaría de uno de sus argumentos favoritos.13
La necesidad de desacreditar a los creacionistas aparentemente les impidió
realizar una evaluación concienzuda de las evidencias y la teoría.
La historia se repitió en el caso de la controversia
en torno al “ADN basura”. Cuando se descubrió el ADN,
muchos evolucionistas supusieron que en el genoma de diversos organismos,
incluido el humano, existían vastas cantidades de ADN totalmente
inservible, al que denominaron “ADN basura”. Como destaca
Standish,14 acaso estaban ignorando la
teoría evolucionista debido a sus prejuicios contra los creacionistas.
Lo importante es que los creyentes en lo sobrenatural realizaron por lo
general una mejor predicción respecto del alcance del “ADN
basura” y, por lo tanto, los prejuicios en contra de lo sobrenatural
pueden haber obstaculizado la investigación (lo opuesto de lo que
generalmente se dice).
Una comprensión creciente
Esto nos lleva a un punto importante. Una de las razones
por las que la “ciencia” (el naturalismo) afirma no perder
en estos debates es porque incorpora a su perspectiva descubrimientos
que originalmente se pensaba que favorecían a la “religión”
(lo sobrenatural). Temas como la temporalidad del universo y los daños
del tabaco son incorporados al modelo naturalista, y el naturalista moderno
a menudo no es consciente de los matices religiosos de estas ideas, sino
que las ve como un ejemplo más del avance continuo de la ciencia.
Sin embargo, rara vez se le concede a la religión
la misma flexibilidad. Por ejemplo, la enorme mayoría de los teólogos
han aceptado una concepción heliocéntrica del sistema solar.
No obstante, los naturalistas siempre les recuerdan a los cristianos que
hubo un tiempo cuando la mayoría de ellos15
estaba en desacuerdo con esa teoría, y que la Iglesia Católica
forzó a Galileo a retractarse y prohibió sus libros, una
acción que ha tenido que repudiar. Pero si uno cree que el cristianismo
moderno es responsable de los errores de la mayoría de sus predecesores,
uno puede creer lo mismo de los naturalistas.
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Añadir leyenda |
Pero ellos están absolutamente comprometidos
con el origen natural de la vida. Algo de este espíritu puede percibirse
en un pasaje del valoso libro de Robert Shapiro titulado Origins: A Skeptic’s
Guide to the Origin of Life on Earth 17.
En él, Shapiro se refiere a las fallas de las diversas teorías
sobre el origen de la vida, para finalmente optar por la teoría
de los péptidos pequeños no modernos, que le parece menos
problemática. Pero en la página 130 revela sus prejuicios:
“Puede ser que llegue el día cuando todos los experimentos
químicos razonables descubran que, más allá de toda
duda, no se conoce el origen de la vida. Acaso nuevas evidencias geológicas
podrían indicar una aparición repentina de la vida en la
Tierra. Finalmente, podríamos haber explorado el universo sin hallar
en ningún lugar vestigios de vida o procesos que podrían
producirla. En ese caso, algunos científicos podrían buscar
respuestas en la religión. Otros, sin embargo, entre los que me
incluyo, examinaríamos las explicaciones científicas menos
probables con la esperanza de escoger una que fuera aún más
probable que las otras”.
Es decir que el naturalismo debe defenderse de lo obvio.
Y la mejor defensa es: “Aún no hemos perdido. Seguiremos
esperando hasta encontrar mejores argumentos”. En cuanto al origen
de la vida, se ve que el naturalismo habría perdido el debate hace
ya mucho tiempo si sus adherentes lo hubieran reconocido.
El problema de afirmar que en estas disputas “la
religión siempre pierde” es que no es verdad. No es verdad,
en retrospectiva, y si continúan las tendencias actuales de investigación,
tampoco lo será. Una afirmación tal debería ser reconocida
por lo que es, una declaración de fe contraria a las evidencias
de la historia y la ciencia. La religión no siempre pierde.18
Paul Giem es médico emergentólogo residente
en California. Entre sus intereses académicos se encuentran la
relación entre ciencia, religión e historia, y es autor
de un libro sobre el tema: Scientific Theology (disponible en http://www.scientifictheology.com).
Su dirección electrónica: paulgiem@yahoo.com.
REFERENCIAS
1. Edwin Thiele, The Mysterious Numbers
of the Hebrew Kings, 3ra ed. (Grand Rapids, Michigan: Zondervan,
1983, p. 12) da varios ejemplos, como el de Heinrich Ewals (The History
of Israel, Londres, 1876), Julius Wellhausen (“Die Zeitrechnung
des Buchs der Könige seit der Theilung des Reichs”, Jahrbücher
für Deutsche Theologie XX:607-40, 1875), and Bernhard Stade
(Geschichte des Volkes Israel, Berlin, 1889).
2. The Mysterious Numbers of the Hebrew
Kings.
3. Kenneth. Strand, “Thiele’s Biblical
Chronology as a Corrective for Extrabiblical Dates,” Andrews
University Seminary Studies 34 (1996):295-317.
4. Paul Giem, Scientific Theology
(Riverside, California: La Sierra University Press, 1977), pp. 98-109,
contiene una discusión con referencias.
5. William Shea, “Bel(te)shazzar meets
Belshazzar,” Andrews University Seminary Studies 26 (1988)
1:67-81.
6. “Extra-Biblical Texts and the Convocation
on the Plain of Dura,” Andrews University Seminary Studies
20 (1982) 1:29-57.
7. Elena White, El ministerio de curación,
p. 251. El libro se publicó originalmente en inglés en 1905,
compilando escritos anteriores, con el título de The Ministry
of Healing.
8. Robert Jastrow, God and the Astronomers
(Nueva York: W. W. Norton and Company, 1978). Si bien los creyentes en
lo sobrenatural no siempre estuvieron de un lado y los naturalistas del
otro, como hace notar Helge Kragh (Cosmology and Controversy
[Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1999], pp. 251-268), había
sin embargo una tendencia de alinearse del lado más compatible
con la evaluación personal del teísmo.
9. Citado, entre otros, en Oxford Reference
Online, disponible en http://www.oxfordreference.com/pages/Sample_Entries__sample_01.html.
La referencia más antigua que pude hallar, probablemente la fuente
original, es G. Gamow, My World Line (New York: Viking Press,
1970), p. 44.
10. The Structure of Man: An Index to His
Past History, trads. H. y M. Bernard; G. B. Howes (ed. London: MacMillan
and Co., 1895).
11. Para comentarios sobre el apéndice,
remítase a K. R. Millar, Finding Darwin’s God (New
York: Cliff Street Books, 1999), pp. 100, 101.
12. Para que el argumento contra lo sobrenatural
tenga éxito, es importante que la estructura a considerar no tenga
función alguna. No es suficiente que tenga una función mínima
y de fácil compensación. De otra forma, estructuras tales
como los dedos pequeños o de los pies podrían considerarse
innecesarias, ya que, si faltaran, sólo muy pocas funciones no
pueden llevarse a cabo de la misma manera, pero al mismo tiempo, parece
irracional afirmar que no podrían haber sido diseñadas.
13. Este argumento resulta tan atractivo que
todavía se utiliza. Aparece, por ejemplo, en Millar, pp. 100, 101.
14. Standish, “Rushing to Judgment: Functionality
in Noncoding or ‘Junk’ DNA,” Origins 53 (2002):
7-20. Disponible en http://www.grisda.org/origins/53007.pdf.
15. No todos; Felipe Melanchton fue una excepción.
16. La Explosión Cámbrica es
el nombre dado a la evidencia de que si bien en las rocas precámbricas
existen acaso tres o cuatro phylae (grupos básicos de organismos)
en un muy breve período de tiempo, en la primera aparecen la mayoría
de los phylae modernos (y aparentemente varios que desaparecieron), sin
formas intermedias conocidas. Esto no es lo que uno podría esperar
según la teoría evolucionista estándar.
17. New York: Summit Books, 1986.
18. Una versión anterior de este artículo
fue publicada en Origins 55 (2004):3-8, disponible en http://www.grisda.org/origins/55003.pdf.
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lunes, 14 de febrero de 2011
miércoles, 9 de febrero de 2011
EL BESO DIVINO DE LA VIDA
En su libro Mortal Lessons: Notes on the Art of
Surgery, el cirujano Richard Selzer narra lo sucedido una noche en
que se encontraba junto al lecho de una mujer que comenzaba a recuperarse
de una cirugía facial. Tenía la boca contorsionada grotescamente
a causa de la operación. Se le había desarrollado un tumor
en la mejilla y para extirparlo, el cirujano había tenido que cortar
una diminuta fibra del nervio facial que correspondía a los músculos
bucales. Por el resto de su vida, la boca iba a tener ese gesto extraño.
Un hombre joven se encontraba en el cuarto, junto a su cama. Levemente
iluminados por una lámpara, parecían ignorar al cirujano.
“¿Quiénes son?”, se pregunta. “Él
y la mujer con la boca deformada que yo causé; ellos, que se miran
y se acarician con tanto afecto”.
“¿Me quedará la boca así
para siempre?”, le pregunta ella, mirando al doctor.
“Sí, porque tuve que cortar el nervio”,
explica Selzer.
Ella asiente en silencio.
Pero el visitante sonríe. “A mí
me gusta”, comenta. “Te queda gracioso”.
Entonces Selzer se da cuenta de quién es el
hombre, y baja la mirada. Sin preocuparse por la presencia del cirujano,
el joven esposo se inclina y besa a su esposa en la boca torcida. Selzer
estaba tan cerca que podía ver cómo él doblaba sus
propios labios para acomodarlos a los de ella, para mostrarle que aún
podían ser besados.1
Uno se pregunta cómo habrá hecho Dios
para acomodar su boca y soplar en la nariz de Adán el aliento de
vida (Génesis 2:7). ¿Puedes imaginarlo? El don de la vida
es conferido a la raza humana en un encuentro cara a cara. Dios forma
una obra de arte a partir del polvo húmedo de la tierra. En el
proceso, se crea un vínculo entre el artista y su obra. Entonces
llega el momento del toque final. ¡Sólo Dios lo hubiera pensado!
Los labios vivientes se acercan a la fría nariz de lodo. Un soplo
silencioso de vida pasa de la boca de Dios a la inerte escultura de barro.
Los labios de polvo se llenan de vida. Los ojos fríos e inexpresivos
se abren y se encuentran con la mirada danzante de los ojos divinos. El
rostro sonriente de Dios permanece muy cerca. Sus manos aún sostienen
el rostro del hombre. Es la primera experiencia de vida de Adán,
un encuentro cara a cara con Dios. ¡Qué momento!
La identidad que Dios concede
El libro de Génesis traía buenas noticias
a la generación de israelitas que se preparaban para entrar en
la tierra prometida. Era un pueblo inseguro de su identidad y de su propósito
en la vida y su futuro. Un pueblo que debía mantener una postura
espiritual y moral en medio de una cultura inmoral que negaba a Dios.
Un pueblo que luchaba por creer que la tierra prometida era mejor que
Egipto o que cualquier refugio en el desierto. Tenía que ser diferente
de sus vecinos paganos. Lo mismo se espera de nosotros, que somos el pueblo
de Dios para el tiempo del fin. ¿Qué mejor imagen podemos
tener que la de Dios tomando el rostro de Adán entre sus manos
y acomodando sus labios contra sus narices polvorientas para darle vida?
¿Nos hizo a su imagen y su semejanza? Pues entonces, nuestra identidad
moral y espiritual provienen directamente de Dios (Génesis 1:26-28).
A mediados de los años 90, el fabricante de
juguetes Mattel lanzó a Barbie, la muñeca de más
venta en el mercado de los juegos electrónicos. El bello maniquí
de 28 centímetros ahora puede caminar y moverse en un programa
informático interactivo. Incluye el programa “Diseñador
de moda”, que permite crear hasta 15.000 diferentes atuendos que
las Barbies muestran en una caminata tridimensional por una pasarela.
Y también está el programa “Creación de historias”,
donde es posible crear tus propios filmes de Barbie, incluyendo argumentos
y escenas de acción. Se trataba de una estrategia comercial para
que las niñas fueran tan adictas a la informática como lo
son los varones. De esa manera, por más de 40 años, Barbie
ha sido el medio por el cual las jovencitas han imaginado la vida y se
han proyectado a su futuro.
Algo semejante ha ocurrido con las diversas teorías
acerca de la naturaleza humana existentes en el mundo actual. Evolucionistas,
sociólogos, psicólogos, seguidores de la Nueva Era, marxistas,
budistas, musulmanes y cristianos de diversas convicciones han “vestido”
al ser humano de diferentes maneras. Los marxistas dicen que nos forman
las presiones socio-económicas. Los evolucionistas, que somos la
culminación del desarrollo biológico natural de la supervivencia
del más apto. Los de la Nueva Era afirman que somos dioses y parte
de una vasta conciencia cósmica. Los existencialistas nos han dicho
que sólo nosotros decidimos nuestro destino. Jean Paul Sartre declaró
que “el ser humano es como una burbuja de conciencia en el vasto
océano de la nada, en el que flotamos precariamente hasta explotar”.
Sin un claro sentido de identidad, podemos sentirnos
perdidos y anónimos en medio de los miles de millones que pueblan
nuestro planeta. El futuro puede parecer absurdo y sin sentido. Gran parte
de la crisis moral de nuestra sociedad y las disfunciones familiares se
deben a que existe confusión acerca de quiénes somos y para
qué estamos en el mundo.
Afortunadamente, el Génesis nos recuerda que
hemos sido creados a imagen del Dios que nos ama y está obrando
para redimirnos. Este despertar repentino por el soplo en las narices
de polvo inerte es significativo pues constituye el fundamento de lo que
la Biblia enseña acerca de quiénes somos. Explica el propósito
de nuestra vida y apunta a nuestro destino. Delinea nuestra dignidad,
nuestras responsabilidades y derechos.
Un centro espiritual
Naomi Rosenblatt escribe: “Estar hechos a imagen
de Dios nos proporciona un centro espiritual portátil”.2
Donde vayamos, esa esencia nos acompaña. “Si nos consideramos
hechos a la imagen de Dios, nadie más puede definirnos”.3
Cuando somos conscientes de esa identidad espiritual, nadie puede usurparla
ni reemplazarla, aun cuando pasemos por situaciones difíciles.
Eso es lo que Israel necesitaba oír en el pasado. Eso es lo que
necesitamos oír hoy como pueblo remanente de Dios que se encuentra
a las puertas de la tierra prometida celestial. Y siempre debe ser parte
del mensaje del evangelio a un mundo habitado por seres confundidos acerca
de su origen, propósito y destino (Apocalipsis 14:7; 10:1, 5-7;
4:11; 21:1, 5).
Aquel despertar milagroso del Génesis indica
no sólo que Dios tiene poder de crear algo de la nada (incluyendo
la nada de nuestras vidas), sino también que tiene el deseo de
que así sea. Esto ha sido afirmado en el Calvario, donde los labios
de Jesús se contorsionaron al pronunciar palabras de dolor, angustia
y perdón. El Apocalipsis nos promete que en la nueva creación
los seres humanos verán una vez más el rostro de Dios cara
a cara (Apocalipsis 22:4). Y sus labios pronunciarán palabras de
bendición, sonreirán con gozo y entonarán una canción
(Sofonías 3:17).
Hoy, en medio del sufrimiento y las pruebas, se nos
invita a meditar en aquella primera manifestación del amor divino
por nosotros, cuando Dios nos concede el aliento de vida para que reflejemos
sus cualidades morales en este mundo. La cruz afirma ese milagroso comienzo
y nos brinda el poder para ser restaurados por completo a su imagen (Romanos
5:10-21; Apocalipsis 12:10, 11). La promesa de la nueva creación
revela no sólo quiénes somos sino también adónde
vamos (Apocalipsis 22:3, 4; 2 Pedro 3:11-14; 1 Juan 3:1-3; Colosenses
3:1-10). Vivimos, pues, entre la creación primigenia y la restauración
futura, seguros de nuestra identidad y confiados en nuestro glorioso destino.
¡Alabemos a Dios por ello!
Walter Gabriel Quispe Apaza,.
REFERENCIAS
1. Richard Selzer, Mortal Lessons: Notes
on the Art of Surgery (Nueva York: Simon and Schuster, 1974), pp.
45, 46.
2. Naomi H. Rosenblatt, Wrestling With
Angels (Nueva York: Delacorte Press, 1995), p. 15.
3. Ibid., p. 14.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
viernes, 19 de noviembre de 2010
MINISTERIO DE LA MUJER. Mision del lago titicaca
Con el lema “MORA EN MÍ, JESÚS”, se realizó el encuentro femenino de
la MLT; estos seminarios se desarrollaron en las instalaciones de la
UPeU (Filial de Juliaca). Contamos aproximadamente con 650 damas
provenientes de los 33 Distritos Misioneros de la MLT.
Los seminarios que se dictaron fueron los siguientes:
• Devoción Personal (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana (MM MLT)
• Oración Intercesora (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana
• Recepción (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana
• Educación de los Hijos: “Voluntad divina para padres e hijos” Sra. Flor de Sandoval (UPS)
• Desarrollo personal: “Sanando sus heridas ocultas” Sra. Flor de Sandoval UPS
• Salud de la Mujer: “Higiene íntima” Dra. Norka Huamalíes (Clínica de Juliaca)
• Oración Intercesora (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana
• Recepción (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana
• Educación de los Hijos: “Voluntad divina para padres e hijos” Sra. Flor de Sandoval (UPS)
• Desarrollo personal: “Sanando sus heridas ocultas” Sra. Flor de Sandoval UPS
• Salud de la Mujer: “Higiene íntima” Dra. Norka Huamalíes (Clínica de Juliaca)
Como invitada especial tuvimos a la Sra. Flor de María Sauco de
Sandoval, Departamental de los MM y del Mn. de la Unión Peruana del Sur y
a la Dra Norka Huamalíes, Directora de la Clínica Americana de
Juliaca).
Estamos muy contentas de poder ayudar a las damas de nuestra misión
en los diferentes aspectos para un mejor desarrollo tanto físico, mental
y espiritual.
Con el lema “MORA EN MÍ, JESÚS”, se realizó el encuentro femenino de
la MLT; estos seminarios se desarrollaron en las instalaciones de la
UPeU (Filial de Juliaca). Contamos aproximadamente con 650 damas
provenientes de los 33 Distritos Misioneros de la MLT.
Los seminarios que se dictaron fueron los siguientes:
• Devoción Personal (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana (MM MLT)
• Oración Intercesora (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana
• Recepción (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana
• Educación de los Hijos: “Voluntad divina para padres e hijos” Sra. Flor de Sandoval (UPS)
• Desarrollo personal: “Sanando sus heridas ocultas” Sra. Flor de Sandoval UPS
• Salud de la Mujer: “Higiene íntima” Dra. Norka Huamalíes (Clínica de Juliaca)
• Oración Intercesora (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana
• Recepción (Seminario y Sociodrama) Amparo de Cahuana
• Educación de los Hijos: “Voluntad divina para padres e hijos” Sra. Flor de Sandoval (UPS)
• Desarrollo personal: “Sanando sus heridas ocultas” Sra. Flor de Sandoval UPS
• Salud de la Mujer: “Higiene íntima” Dra. Norka Huamalíes (Clínica de Juliaca)
Como invitada especial tuvimos a la Sra. Flor de María Sauco de
Sandoval, Departamental de los MM y del Mn. de la Unión Peruana del Sur y
a la Dra Norka Huamalíes, Directora de la Clínica Americana de
Juliaca).
Estamos muy contentas de poder ayudar a las damas de nuestra misión
en los diferentes aspectos para un mejor desarrollo tanto físico, mental
y espiritual.
jueves, 18 de noviembre de 2010
miércoles, 17 de noviembre de 2010
REAVIVAMIENTO ESPIRITUAL . Ted Wilson, líder mundial adventista,
El Concilio se realiza cada cinco años y
es el momento donde se toman varias decisiones administrativas para
todas las instituciones adventistas en los ocho países sudamericanos.
Aquí se realizan nombramientos de los diversos cargos y son presentados
los proyectos misioneros de los próximos años. Wilson dice que los
pastores y líderes necesitan reconocer su necesidad de Dios y humillarse
ante él diariamente.
“Jesús debe ser el enfoque de todo lo que hacemos”, afirmó traducido por el Pr. Alberto Timm.
El líder mundial también habló sobre la palabra reavivamiento, que también es parte del lema del Concilio Quinquenal 2010, Reavivados para cumplir la misión. El reavivamiento tiene relación directa con la necesidad de buscar la presencia del Espíritu Santo como garantía del éxito, mediante el estudio de la Santa Biblia, y la divulgación de sus enseñanzas al mayor número de personas posibles. Este es el desafío que los adventistas tomaron para sí desde su organización oficial en el Siglo XIX.
El líder mundial también habló sobre la palabra reavivamiento, que también es parte del lema del Concilio Quinquenal 2010, Reavivados para cumplir la misión. El reavivamiento tiene relación directa con la necesidad de buscar la presencia del Espíritu Santo como garantía del éxito, mediante el estudio de la Santa Biblia, y la divulgación de sus enseñanzas al mayor número de personas posibles. Este es el desafío que los adventistas tomaron para sí desde su organización oficial en el Siglo XIX.
El presidente general de los adventistas
en el mundo, responsable por el liderazgo de más de 16 millones de
miembros en más de 200 países, recordó que no es posible delegar el
reavivamiento y la reforma. Se trata, según su evaluación, de una
actitud particular y constante. “El compromiso espiritual es fundamental
en el tiempo en que vivimos”, completó. Dentro de esta estrategia de
motivar a los presentes a tener más tiempo de comunión y contacto con
Dios, cada mañana a las cinco de la mañana, un mensaje impreso está
siendo colocado debajo de la puerta de cada pieza de los participantes.
Según recordó el Pr. Erton Köhler, líder sudamericano de los adventistas, la idea es ayudar a recordar que cada uno necesita priorizar momentos de reflexión con Dios cada día. El Concilio continuará hasta el próximo sábado 13.
Según recordó el Pr. Erton Köhler, líder sudamericano de los adventistas, la idea es ayudar a recordar que cada uno necesita priorizar momentos de reflexión con Dios cada día. El Concilio continuará hasta el próximo sábado 13.
martes, 16 de noviembre de 2010
PASTOR. Ted NC Wilson PRESIDENTE MUNDIAL DE LA IASD.
Ted NC Wilson, originario de Norte
America uno de los vicepresidentes de la Conferencia General de los
Adventistas del Séptimo Día, fue elegido hace minutos como el nuevo
presidente de los 16,3 millones de miembros denominación protestante
mundial. Wilson fue nombrado por 246 votos de la Comisión de
Nombramientos y confirmado por los delegados de la sesión de la
Conferencia General, que es un organismo internacional de 2.410 miembros
designados y el máximo órgano de gobierno en la iglesia.
Wilson sustituye a Jan Paulsen, quien se
ha desempeñado como presidente desde 1999. El nombramiento tuvo lugar
en la 59 Sesión de la iglesia de la Conferencia General, que se celebra
en el Georgia Dome y el adyacente World Congress Center en Atlanta,
Georgia, Estados Unidos.
Wilson, de 60 años, fue elegido como uno
de los vicepresidentes generales de la Iglesia Adventista en 2000
durante la Sesión General de la Conferencia en Toronto. Sus 36 años de
servicio denominacionales incluyen los puestos administrativos y
ejecutivos en los Estados Unidos del Atlántico Medio, África y Rusia.
Wilson es el hijo del ex presidente de
la Conferencia General Neal C. Wilson, quien se desempeñó en el cargo
desde 1979 hasta 1990.
El Pr. Marcos Blanco, Jefe de Redacción
de la Asociación Casa Editora Sudamericana, expresó lo siguiente con
respecto a la nominación: “El Pr. Wilson es uno de los administradores
que mejor conoce la Iglesia Adventista mundial. Además, es reconocido
por sostener enfatizar el estudio de la Biblia y los escritos de Elena
de White. Él estuvo detrás del programa “Conectando con Jesús”, que
distribuyó ampliamente los escritos del Espíritu de Profecía. Considero
que su liderazgo beneficiará a la iglesia e impulsará el cumplimiento
de la misión”.
lunes, 15 de noviembre de 2010
viernes, 12 de noviembre de 2010
viernes, 8 de octubre de 2010
¿Qué tamaño tiene tu DIOS?
El
tamaño de algo se determina por unidades de medida, las que varían dependiendo del objeto que medimos.
El oro se mide en onzas o gramos; el carbón, en toneladas. El petróleo crudo se
despacha en barriles, la gasolina refinada se vende por litros o por galones.
El tamaño de una caja se define por su longitud, anchura y altura, en
centímetros o en pulgadas, y para alfombrar una habitación se habla de metros
cuadrados o yardas cuadradas. Como
los metros o las yardas son inadecuados para indicar la distancia entre Nueva
York y Nairobi, usamos kilómetros o millas. Pero las distancias
interplanetarias demandan años luz, y un año luz es igual a la distancia que la
luz viaja en un año a la velocidad de 300.000 km (186.000 millas) por segundo.
¡Algo casi impensable!
Pero,
¿qué tamaño tiene tu Dios? ¿Está él tan distante y es tan infinito que el
espacio y el tiempo no significan nada para él? ¿Es él tan trascendente que
podemos reconocerlo como la base moral o la
causa primera del
universo, y luego dejarlo solo con su grandeza, y seguir nuestras vidas sin
referencia a su existencia o a sus demandas? ¿O se halla tan cercano, tan
inmanente, tan involucrado en la vida y sus miríadas de movimientos que vive en
ese árbol o se lo encuentra en esta piedra o es una parte de todo lo que
existe, una especie de ser panteísta, y lo hacemos como uno de nosotros? Y todo
esto, ¿tiene realmente sentido, después de todo?
Para
el salmista, el asunto del
tamaño de Dios era de importancia. “¿A dónde me iré de tu espíritu? ¿Y a dónde
huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos, allí estás tú; y si en el seol
hiciera mi estrado, allí tú estás. Si tomara las alas del alba y habitara en el
extremo del
mar, aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra” (Sal. 139:7-10).
Reflexiona sobre esto, y tendrás una idea del
infinito: no del tipo matemático, donde el
infinito está más allá de lo alcanzable, sino de la dinámica espiritual, en la
cual Dios puede ser a la vez trascendente e inmanente; infinito, pero puede
amar lo suficiente como
para identificarse con las necesidades y preocupaciones humanas. Por ello David
se asombra y siente contentamiento: Dios está en el cielo omnipresente,
omnisciente, omnipotente y sin embargo lo suficiente interesado como para que podamos
decir: “Me asirá tu mano”.
En
este mismo asombro y contentamiento reside uno de los desafíos más grandes que
confrontamos como cristianos con respecto a
Dios: la tentación de considerar a Dios desde el punto de vista de nuestras
limitaciones y cuestionar su poder y fortaleza.
Resistamos
la tentación
Pero
los cristianos que aceptan la Biblia como
revelación de Dios para la humanidad no están sin ayuda para resistir tal
tentación. La Biblia habla de la revelación última que Dios realiza en la
persona de Jesús, en quien lo finito y lo infinito se fusionan. En él lo divino
y lo humano, el totalmente Otro y Aquel que se identificó con nuestras
debilidades y fragilidad, se unieron para mostrar que la vida puede vivirse en
estrecha relación con Dios, sin diluir su infinitud magnífica.
Jesús
demostró el poder de Dios en su vida, muerte y resurrección, poder que tocó y
transformó la vida de sus discípulos. El tímido y atropellado Pedro llegó a ser
el predicador intrépido del
día de Pentecostés. El Tomás que dudaba buscando una evidencia científica y una
prueba sensorial, cuando el Jesús resucitado lo confrontó, cayó a sus pies en
humildad, exclamando: “¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20:28).
Pero
la timidez de Pedro y la duda de Tomás no eran exclusivas de ellos. Pareciera
que los cristianos de todas las épocas han tenido y tienen dificultades para
creer en todos los aspectos de la revelación de Dios, si carecen de un apoyo
aceptable. Por ejemplo, considera las palabras proféticas de Apocalipsis 1:7:
“He aquí que viene con las nubes: todo ojo lo verá”. Algunos preguntan: ¿Cómo
pueden todos los habitantes de la tierra ver la venida de Jesús al mismo
tiempo, dado el hecho de que la tierra es redonda? Una pregunta científica, es
cierto, pero que ignora el hecho de que en este caso nos confrontamos con un
evento divino, y no debemos entender a Dios en términos de las limitaciones
humanas. Considera que aun nosotros, los humanos, hemos desarrollado en
nuestros días la capacidad tecnológica de lograr que un acontecimiento
determinado sea visto alrededor de la tierra al mismo tiempo. No estoy
sugiriendo que Cristo usará satélites y la televisión para difundir su segunda
venida. Pero me refiero a que si los seres finitos han logrado diseñar un
sistema mediante el cual un incidente sobre esta tierra puede verse
simultáneamente por todos sus habitantes, ¿por qué limitaremos a un Dios
infinito al decir que él no puede lograrlo de la manera que él mismo escoja?
¿Qué tamaño tiene tu Dios?
El
poder de Dios y la creación
Una
área en la que se observa en forma especial este problema de limitar el poder
de Dios es el origen de la tierra y de la vida sobre ella. Los científicos
afirman que esta tierra, junto con muchas galaxias y planetas, fue el resultado
de la explosión de alguna masa de origen desconocido, y que la vida se
desarrolló eventualmente cuando se produjeron las condiciones adecuadas. Pero
la teoría de la evolución no es tan científicamente sólida como se hace creer a
mucha gente y varios trabajos eruditos han señalado los problemas de la teoría
de la evolución (ver recuadro).
Existe
una diferencia filosófica básica entre un científico que apoya el evolucionismo
y uno que cree en la creación. La ciencia trata acerca de los fenómenos
naturales. La teoría de la evolución explica el origen del planeta Tierra y la
vida sobre él, usando las leyes naturales cuyos efectos se observan en el
mundo. El problema es que hay brechas significativas que no pueden salvarse con
ninguna ley conocida o fenómeno observado. Por ejemplo, la antiquísima
pregunta. “¿Qué fue primero: el huevo o la gallina?”. Todo pollo sale de un
huevo que se empolla, y cada huevo es puesto por una gallina. La aparición del
primer huevo o la primera gallina, de cualquier otro modo, no es natural, ¡para
decir lo mínimo! Los científicos creacionistas señalan esto y dicen que la
ciencia sólo puede considerar las leyes naturales que fueron establecidas como
parte de una creación sobrenatural. Esto se entiende mejor si comparamos la
fabricación y el mantenimiento de un automóvil. Así como las herramientas que
son totalmente satisfactorias para arreglar un vehículo son inadecuadas para su
fabricación, las leyes científicas que sirven apropiadamente para comprender el
funcionamiento y el mantenimiento de este mundo son inadecuadas para dar cuenta
de su origen.
La
primera ley de la termodinámica, que trata de la conservación de la energía,
afirma que los procesos naturales no pueden crear ni destruir la energía, sino
que sólo pueden convertir la energía de una forma en otra. Esto fija una
limitación importante a la naturaleza. Como la materia es una forma de energía,
la naturaleza no puede dar razón de la energía total del universo, incluyendo
la materia; de allí la necesidad de lo sobrenatural. ¿Podría esto sobrenatural
ser el Dios Creador, revelado más específicamente en Jesucristo?
Los
que creen que la Biblia es la revelación de Dios no deberían sorprenderse si
cualquier determinación científica de la edad de la tierra no guarda
consistencia con la historia de la creación. El acto de la creación implica un
acontecimiento sobrenatural que dio como resultado una tierra madura,
completamente desarrollada, con sus habitantes al final de la semana de la
creación. Cualquier método para datar la tierra científicamente involucra
suposiciones de condiciones y procesos naturales, y no dará resultados que
apoyen una base de creación sobrenatural.
Como
Dios creó este mundo en forma sobrenatural, ningún método de datación
científica de la tierra, aun en los días de Adán, podría dar resultados que
estuvieran en armonía con la creación. La entrada del pecado cambió la
perspectiva de la humanidad y ha puesto límites a la comprensión humana. Aquí
es donde entra la fe. “Por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la
palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía...
Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan” (Heb. 11:3,
6).
Se
necesita precaución
Lo
que hemos considerado hasta ahora nos advierte que debemos ser cuidadosos al
buscar, desde nuestra perspectiva humana, poner un límite a la persona y el
poder de Dios. No podemos medir ni comprender a Dios desde el punto de vista de
nuestra inadecuación. Tampoco podemos apreciar completamente el papel de Dios
en esta tierra y su historia, desde la perspectiva limitada de nuestra
inteligencia. Podemos pensar, sondear, inquirir, analizar —en realidad Dios nos
anima a hacerlo–, pero llega un punto en el que nos confronta el vasto abismo
entre lo finito y lo infinito. Lo finito no puede abarcar o comprender
plenamente lo infinito; lo finito sólo puede creer. Allí es donde la fe viene a
nuestro rescate. Y mientras estudiamos y teorizamos, los que afirman su fe en
Dios confesarán humildemente que no todas las cosas son claras todavía. “Ahora
vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco
en parte, pero entonces conoceré como
fui conocido” (1 Corintios 13:12).
¿Qué
tamaño tiene tu Dios? ¿Es suficientemente grande para darle sentido a la vida,
aunque no podamos comprender todos los misterios involucrados en ella? ¿O es
tan pequeño que la vida llega a ser un viaje tortuoso, vapuleada de aquí para
allá, de la vacilación a la duda y de la duda a la desesperación? La elección
es tuya.
E.
Theodore Agard (Ph. D., University of Toronto) sirvió por muchos años como
físico de radiaciones y oficial de seguridad de radiaciones en el Kettering
Medical Center, Dayton, Ohio. Continúa investigando, escribiendo y dando
conferencias. Su dirección: P.O.
Box 678425; Orlando,
Florida, 32867-8425;
E.U.A. E-mail: etagard@mciworld.com
GUILLERMO MILLER: el Hombre Detrás de la HISTORIA de 1844
Es el 22 de
octubre de 1994. Miles de adoradores de todas partes de los Estados Unidos se
congregaron en la hacienda de Low Hampton, en Nueva York. Habían venido no sólo
a adorar, sino también a conmemorar un acontecimiento religioso que ocurrió
hace 150 años; a recordar la época cuando los "fieles" habían vendido
sus tierras, enmendado sus errores y reunido en Low Hampton para esperar la
segunda venida de Cristo. Habían venido a renovar su compromiso con una visión,
porque "la visión tardará aún por un tiempo... aunque tardare, espéralo,
porque sin duda vendrá" (Habacuc 2:3).
Vinieron
a recordar a Guillermo Miller, el hombre detrás de la historia de 1844.
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Guillermo
Miller nació el 15 de febrero de 1782 en Pittsfield, Massachusetts, en la
región noreste de los Estados Unidos. Su padre había luchado en la guerra de la
revolución norteamericana. Aun cuando no hizo una profesión pública de
religión, había puesto a disposición de los vecinos su casa para la adoración y
predicación. Su madre, Paulina Phelps, hija de un pastor bautista, trajo al
hogar una rica herencia religiosa.
La
vida del
joven Guillermo corre paralela al período temprano de la historia
norteamericana y al mismo tiempo la refleja. Fue el mayor de los 16 niños y
"la suya fue una historia de pobreza, un ansia inusual por aprender a
leer, la necesidad de la diligencia en la actividad agropecuaria para asegurar
la supervivencia"1. Su herencia fue un orgullo de patriotismo y religión, del ideal de progreso
yanqui. Su época, como
su vida, estuvo llena de "aplastantes incertidumbres y acuciantes
cambios".2
Forjando
su vida
Cuando
Guillermo tenía apenas cuatro años, sus padres se mudaron a un campo de 100
acres, "un desierto casi deshabitado"3 en Low Hampton, en el noreste
de Nueva York.
El pago anual de la hipoteca ascendía a alrededor de 20 barriles de trigo.
Había sólo seis casas esparcidas en la región. En este asentamiento, donde
merodeaban animales salvajes, se derribaban árboles para construir caminos y se
abrían claros en la espesura, los Miller vivieron controlando la naturaleza por
medio de la agricultura. Era una vida ruda que hacía necesario que el pequeño Guillermo
ayudara en el campo. La educación se limitaba a tres meses de escuela durante
el invierno, cuando había pasado la cosecha. Entre los 9 y los 14 años, Miller
asistió a la escuela local. Durante los largos meses de invierno, la mamá
Miller le enseñaba a leer a Guillermo. Y él se tornó en un ávido lector,
sediento de conocimiento. El único material disponible era la Biblia, el
himnario y el libro de oraciones. Cuando pasó la edad escolar, continuó
aprendiendo por sí mismo.
Los
candiles constituían un lujo, de modo que Guillermo aprendió a conseguir luz de
los pinos para leer. Una noche, cuando permaneció leyendo hasta tarde, su padre
se despertó y al ver la luz llameante pensó que la casa se estaba incendiando.
Al encontrar a Guillermo leyendo, lo envió rápidamente a la cama. Pronto el
voraz lector se dio cuenta que la comunidad era un buen recurso de material de
lectura. Algunos le prestaban libros, otros se los concedían a su pedido.4
En
su adolescencia Guillermo comenzó a mantener un libro diario. Una anotación
fechada el 10 de julio de 1791 lleva el siguiente encabezamiento: "La
historia de mi vida" y tiene la siguiente declaración: "Desde pequeño
fui educado y enseñado a orar al Señor". Su vida temprana fue similar a la
de la mayoría de los muchachos de esos días. Sin embargo, Guillermo anhelaba
algo más. Incluso trató de obtener alguna ayuda de un generoso médico local
para continuar estudiando. Sus sueños no se pudieron convertir en realidad,
pero hizo lo mejor que pudo como
autodidacta. Aprendió a usar bien las palabras y se convirtió en el
"escriba general" entre los jóvenes. Si alguien quería que se
redactara una carta o una poesía, recurrían a Guillermo.5 La familia se
mudó de nuevo a Pultney, en el estado de Vermont.
Allí conoció a Lucy Smith y se casó con ella en 1803. Se unió a la fraternidad
masónica y llegó a la orden más alta. Seis años después de su casamiento fue
sheriff y también sirvió a la comunidad como
juez de paz. Su interés primordial no era la agricultura, aunque trataba todavía
de parecerlo. Por supuesto, sus escritos y lecturas continuaban. Leía las obras
de escritores deístas, su historia y filosofía, que obtenía en la
biblioteca pública. Escribía cartas, notas, editoriales en periódicos y poemas
patrióticos, uno de los cuales fue usado por su comunidad para las
celebraciones de la independencia. Pareciera que su trasfondo patriótico
y los distinguidos ejemplos de su padre y de su abuelo en las guerras previas
hicieron que Miller dejara un trabajo seguro en su vecindario y se ofreciera en
1810 como
voluntario en el servicio militar. Peleó en 1812 en la guerra norteamericana
contra el ejército británico, y en la batalla de Plattsburgh, vio a los
norteamericanos, desventajados en número, aplastar a los británicos, por lejos
superiores. Este incidente constituyó un punto de giro en la vida de Miller.
Un deísta
insatisfecho
Aunque
Guillermo había abrazado el deísmo, no estaba totalmente satisfecho. Le
perturbaba el postulado deísta según el cual la naturaleza humana era básicamente
buena y honesta; sus lecturas y la observación mostraban justamente lo
opuesto.6 La batalla de Plattsburgh
desarmó su creencia en el deísmo. Hizo un recuento del incidente: "Muchas circunstancias
convirgieron en debilitar mi confianza en la corrección de los principios
deístas... Estaba particularmente impresionado con esto... cuando estaba en la
batalla de Plattsburgh, cuando 1.500 regulares y 4.000 voluntarios derrotábamos
a los británicos, que eran 15.000 fuertes... Un resultado tan sorprendente en
condiciones tan desparejas, me pareció más bien como el trabajo de una potencia más poderosa
que el hombre".7
El
resultado de la batalla le hizo desafiar otro credo deísta, según el cual Dios
no interfiere en los asuntos humanos. Además, durante la guerra de 1812 Miller
perdió a una hermana y a su padre, en rápida sucesión, poniéndolo cara a cara
con la muerte y su propia mortalidad. Esos eventos lo indujeron a retornar a la
herencia religiosa de su juventud, a la que se había opuesto. Miller, como muchos de su época,
estaba interesado en reformar la sociedad. Estaba involucrado en la temperancia
y otras reformas. Guillermo Garrison (1805-1879), un periodista norteamericano
famoso por sus denuncias en contra de la esclavitud, describió a Miller como un franco amigo de la causa de la temperancia, la
abolición, la reforma moral y la paz.
Parecía estar en favor de tratar bien a todos los seres humanos, aunque no hay
evidencias de que haya estado directamente comprometido con algún movimiento en
contra de la esclavitud.
Aun
cuando estaba en el ejército, Miller continuó haciendo todas las cosas que
amaba. Escribía a menudo a su esposa y se preocupaba extremadamente cuando no
recibía regularmente cartas de ella. Se mantenía alejado de los vicios, tan
comunes en la vida militar, y era altamente respetado. Cuando retornó del ejército en 1815,
tuvo que atender negocios de la familia. Su padre había muerto dejando una
hipoteca en la propiedad de Low Hampton.
Levantó la hipoteca y permitió a su madre seguir viviendo en la casa. Entonces
compró un campo a menos de un kilómetro de allí y mudó a su familia de Vermont
a Low Hampton.
Construyó una casa del
estilo de la Nueva Inglaterra de entonces, "blanca, con persianas verdes y
roja en el lado de atrás".
Una
vez más Miller se volvió un participante activo en la comunidad. Cerca de su
casa había un hermoso bosque que había sido escogido para la fiesta del Día de la
Independencia, el 4 de julio de 1816. Su generosidad de espíritu también lo
llevó a abrir su casa al ministro, su tío Eliseo Miller, de la iglesia cercana.
Como lo habían
hecho sus padres, su hogar estaba abierto a los predicadores de varias
denominaciones que llegaban de visita. Encontraban alimento allí y, para el
deleite de sus amigos y el horror de la familia, Miller se burlaba de la fe de
ellos.8
Aunque
no estaba totalmente entregado al cristianismo, asistía a la iglesia cuando
estaba el ministro. Cuando el pastor se iba del pueblo y el sermón era leído por el
diácono, Miller sentía que "no era edificado por la manera en que leían
los diáconos" y se ausentaba. Su madre, buena y astuta, notaba su ausencia
y, al enterarse del
motivo, hizo arreglos para que él leyera cuando el ministro estuviera ausente.
Esas lecturas deben haber influido imperceptiblemente en el pensamiento de
Miller.
Un
cambio crucial
Dos
acontecimientos ocurridos en 1816 lo llevaron a un punto crucial de su vida. El
11 de septiembre él sus amigos estaban muy entusiasmados con un baile que se
realizaría como
evento principal en celebración de la batalla de Plattsburgh. Como parte de las celebraciones, el Dr. B.
predicó unas pocas noches antes que el baile tuviera lugar. De acuerdo con
Bliss, el efecto del
sermón fue evidente: "Al regreso, la señora M(iller), que había
permanecido en casa, observó un asombroso cambio en su comportamiento.
Su espíritu festivo había desaparecido y todos estaban profundamente pensativos
y sin deseos de conversar... Estaban totalmente incapacitados para desempeñar
cualquier parte en los arreglos festivos... En ese vecindario hubo reuniones de
oración y alabanza en vez de frivolidad y baile".9
El
siguiente domingo Guillermo Miller fue llamado otra vez a leer el sermón que
habían seleccionado los diáconos. Tan pronto como comenzó a leer el discurso sobre la
"Importancia de los deberes de los padres", le sobrevino una profunda
emoción y tuvo que dejar de leer. Parece que su lucha con los conceptos deístas
finalizó en este punto, según lo refirió más tarde:
"Repentinamente
el carácter de un Salvador
impresionó vívidamente mi mente. Parecía que debía haber un Ser tan bueno y
compasivo al punto de presentarse a sí mismo como
expiación por nuestras transgresiones y por lo tanto salvarnos de sufrir la
penalidad del
pecado... Pero surgió la pregunta: ¿Cómo se puede probar que tal Ser
existe?"10
Esto
fue el comienzo de la experiencia de conversión de Miller. Guillermo Miller, el
deísta, el burlón, se volvió cristiano. Inmediatamente comenzó un culto
familiar y abrió su casa para reuniones de oración. Así como
había sido un soldado devoto y leal por su país, ahora se convirtió en un
soldado por su Salvador.
Sus amigos consideraron su conversión como una
enorme pérdida, pero Miller tomó la determinación de conducirse a sí mismo como un valioso ejemplo
de cristiano. Como crítico del cristianismo conocía todas las críticas;
ahora usaba todos sus poderes racionales para contestar las mismas preguntas
que se había formulado previamente.11
Y
comenzó su búsqueda con la Biblia. Renunció a todas sus presuposiciones y
decidió permitir que las Escrituras hablaran por sí mismas. A partir de su
profundo e intenso estudio, desarrolló las siguientes ideas: la Biblia es su
propio intérprete; algunas partes de la Biblia, tales como las profecías, son simbólicas; los
libros de Daniel y Apocalipsis predicen el retorno literal de Cristo, que
podría ocurrir pronto, dentro de los siguientes 25 años.12
Mientras
realizaba sus investiga-ciones, Miller continuó como
agricultor, sirviendo como
juez de paz y asistiendo fielmente a la iglesia. Aparte era padre de ocho
hijos--seis varones y dos mujeres--. Un hijo y una hija murieron mientras eran
bebés y otro a los cuatro años. Con todo, Miller encontraba tiempo para
estudiar la Biblia, impulsado por una sed de la verdad. Luego de dos años de
intenso estudio les habló a sus amigos y vecinos acerca del pronto retorno de Cristo, pero encontró
poco entusiasmo y aceptación. Muy poco tiempo después Low Hampton pasó por una
ola de reavivamiento y Miller se sintió culpable de no haber compartido lo que
él consideraba como la verdad más importante del momento. Aunque
sentía que Dios lo estaba llamando a predicar, se resistía.
Un
trato con Dios
Finalmente,
le hizo una promesa a Dios. En agosto de 1831 decidió que si se le pedía que
predicara, esto sería una señal de que Dios quería esparcir la verdad que él
había encontrado. A la media hora de haber tomado la decisión recibió una
invitación para hablar en un pueblo vecino.13 De allí en adelante, fue de
pueblo en pueblo usando el estilo de predicación de reavivamiento. Su mensaje
se centraba en la entrega a Cristo y en su pronto retorno. Por medio del tratamiento lógico del tema basado en la Biblia, su ferviente
sinceridad y su poderoso mensaje, ganó muchos conversos y seguidores.
Con
todo, la mayoría de los ministros de cultos de esa época no siguieron a Miller
y comenzaron en verdad a oponerse a su predicación. Sin embargo, Miller
revitalizó la evangelización del
momento.14 El principal método que usaban Miller y sus asociados para llevar el
mensaje no era diferente de los de otros reavivamientos evangélicos. Sin
embargo, estaba en una posición contraria al punto de vista popular de sus días
cuando predicaba que Jesús vendría antes de la iniciación del milenio.15 Podría
haber permanecido como un oscuro predicador viajando por los senderos de Nueva
Inglaterra si no fuera por la determinación de un ministro y editor, Josué V.
Himes, para llevar el mensaje millerita a Boston y otras ciudades. De este modo
el mensaje y el mensajero se volvieron más visibles, en la medida en que los
periódicos locales se referían a sus reuniones. Además, Himes le suplía de
afiches, posters y otros medios de publicidad e imprimía y distribuía folletos,
panfletos y otros materiales impresos.
Hacia
1834, las invitaciones a predicar vinieron con tal frecuencia y rapidez que
Miller se convirtió en un predicador de tiempo completo. Un año antes la
iglesia bautista local le había conferido una licencia para predicar, pero
Miller no quería favorecer una denominación por sobre otra. Lo que le interesaba
era que las personas se entregaran personalmente a Cristo y estuvieran listas
para su pronto retorno. Era difícil ser predicador de tiempo completo, porque
no recibía un sueldo regular y en muchas ocasiones ni siquiera el pago por los
gastos de viaje. Tenía dos fuentes de ingreso. Una era su granja, que ahora
confiaba a sus hijos y por la cual recibía una asignación regular para cubrir
sus gastos. La otra fuente eran sus ahorros. Sólo cuando su mensualidad era
insuficiente para satisfacer sus necesidades básicas, Miller permitía que las
iglesias compartieran sus gastos.16
El
movimiento se expande
En
tanto se relacionaba con Himes y otros predicadores que aceptaban su idea del pronto regreso de
Cristo, Miller comenzó a publicar su mensaje a través de la página impresa. Se
distribuían folletos y panfletos en número creciente. El movimiento de Miller
también adoptó el tipo metodista de reuniones campestres, el primero de los
cuales tuvo lugar en Boston
en mayo de 1842. Como
resultado, el movimiento continuó expandiéndose, atrayendo a miles.
El
mensaje original de Miller incluía un elemento de tiempo, pero él no estaba
interesado en establecer una fecha particular. Creía que Jesús retornaría, de
acuerdo con sus cálculos, en algún momento en torno de 1843. Entonces,
finalmente, coincidió con la fecha del
22 de octubre de 1844. Junto con miles de seguidores, experimentó un amargo
chasco cuando Cristo no retornó, como
se esperaba. El día siguiente, escribió:
"Pasó.
Y el siguiente día parecía como
que todos los demonios desde el foso sin fondo fueran desatados sobre nosotros.
Los mismos y muchos más que lloraban por misericordia dos días antes, estaban
ahora mezclados con la turba y la mofa, ridiculizando y amenazando del modo más
blasfemo".17
Pero
Miller nunca cedió en su convicción del
pronto retorno de Cristo. El 10 de noviembre de 1844 escribió a Himes: "He
fijado mi mente sobre otro tiempo, y con esto quiero decir que permaneceré
firme hasta que Dios me dé más luz, y ese tiempo es hoy, hoy y hoy hasta que él
venga".18 Miller continuó predicando y animando a otros con la esperanza
cristiana, aunque tenía que hacer frente a personas insatisfechas y a la
crítica.
En
enero de 1848 perdió la vista, lo cual no le impidió mirar hacia adelante, a la
venida de Cristo. Ese mismo año había construido una pequeña capilla, cerca de
su casa, donde los creyentes adventistas fieles podían adorar. En la capilla
están inscriptas las siguientes palabras citadas de la Biblia: "La visión
tardará aún por un tiempo... aunque tardare, espéralo, porque sin duda
vendrá".19 Esta fue su posición sobre la segunda venida de Cristo hasta su
muerte, a los 67 años, el 20 de diciembre de 1849.
Las
ideas de Miller sobre la profecía bíblica y el retorno inminente de Jesús
pueden ser comprendidas mejor en el contexto de un movimiento religioso amplio
que emergió en forma concurrente en Europa y en las Américas durante la primera
parte del
siglo XIX. Una vez apagado el reavivamiento millerita, muchas de esas ideas se
consolidaron en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que continúa predicando
el inminente retorno de Jesús pero sin fijar una fecha específica.21
Joan
Francis (Ph.D., Carnegie-Mellon University), es oriunda de Barbados y enseña
historia en el Atlantic Union College, en South Lancaster, Massachusetts,
Estados Unidos.
Notas
y referencias
1. Ronald L. Numbers y Jonathan M. Butler, eds., The Disappointed: Millerism
and Millenarianism in the Nineteenth Century (Indianápolis: Indiana
University Press, 1987), p. 17.
2. Marvin Meyers, citado por Numbers, p. 17.
3. Sylvester Bliss, Memoirs of William Miller (Boston: Joshua V. Himes,
1853), p. 7.
4. Ibíd.
5. Ibíd.
6. Id.,
pp. 32-33. Ver también George R. Knight, Millennial Fever and the End of the
World (Boise, Idaho: Pacific Press, 1993), pp. 28-31.
7. Bliss, pp. 52, 53.
8. Id.,
p. 64.
9. Id.,
p. 66.
10.
Id.,
pp. 66, 67.
11.
Id.,
pp. 67, 68.
12.
Ver Bliss, capítulos 6-8 para detalles de su conversión y método de estudio de
la Biblia.
13.
Bliss, pp. 97-99.
14.
Ruth Alden Doan, "Millerism and Evangelical Culture" en Numbers, p.
121.
15.
Knight, pp. 54-55.
16.
Id.,
pp. 57-59.
17.
Carta manuscrita, 3 de diciembre de 1844, citada por Paul A. Gordon, Herald
of the Midnight Cry: William Miller and the 1844 Movement (Boise, Idaho:
Pacific Press, 1990), p. 103.
18.
Gordon, p. 107.
19.
Habacuc 2:3.
20.
Ver, por ejemplo, Leroy Edwin Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers,
4 t. (Washington, D.C.: Review and Herald, 1950-1954). Ver también "Manuel
Lacunza: La Conexión Adventista", Diálogo 6:1 (1994), pp. 12-15 y
"Francisco Ramos Mexía: ¿El Primer Adventista Moderno?" Diálogo
6:2 (1994), pp. 13-15.
21.
Las declaraciones de Cristo sobre el particular son claras; ver, por ejemplo,
Mateo 24:36, 42, 50; 25:13; Marcos 13:32; Hechos 1:6, 7. De acuerdo con Gordon
(Herald..., pp. 119-120), Langdon, uno de los ocho hijos de Miller, se
unió a los creyentes adventistas del
séptimo día.
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