jueves, 12 de enero de 2012

EL TRABAJO DE LOS ÁNGELES


EL TRABAJO DE LOS ÁNGELES
Pr. W. Gabriel Quispe

I.        La obra de los ángeles de Dios


II.     la tarjeta de oro


1.        Ellos presentan  una tarjeta para entrar al cielo.


Entonces el ángel que me acompañaba me indicó de nuevo la ciudad, donde vi a cuatro ángeles que volaban hacia la puerta. Estaban justamente presentando al ángel de la puerta la tarjeta de oro. Notas biográficas pág 129. Primeros Escritos pág. 37.


III.  EL AMOR DE DIOS POR SU PUEBLO es muy grande


1.        El amor de Dios por su pueblo es muy grande.


He visto el tierno amor de Dios por su pueblo, y es muy grande.  Vi ángeles que extendían sus alas sobre los santos.  Cada santo tenía su ángel custodio.  Si los santos lloraban desalentados o estaban en peligro, los ángeles que sin cesar los asistían, volaban con presteza a llevar la noticia, y los ángeles de la ciudad cesaban de cantar.  Entonces Jesús comisionaba a otro ángel para que bajase a alentarlos, vigilarlos y procurar que no se apartaran del sendero estrecho; pero si los santos desdeñaban el vigilante cuidado de aquellos ángeles, rechazaban su consuelo y seguían extraviados, los ángeles se entristecían y lloraban.  Llevaban allá arriba la noticia, y todos los ángeles de la ciudad se echaban a llorar y en alta voz decían: "Amén." Pero si los santos fijaban los ojos en el premió que los aguardaba y glorificaban a Dios en alabanza, entonces los ángeles llevaban a la ciudad la grata nueva, y los ángeles de la ciudad tañían sus áureas arpas, y cantaban en alta voz: "¡Aleluya!" y por las bóvedas celestes repercutían sus hermosos cánticos. PE pág. 39

 

2.        Santa ciudad – los  ángeles presentan la tarjeta de oro.


En la santa ciudad hay perfecto orden y armonía.  Todos los ángeles comisionados para visitar la tierra llevan una tarjeta de oro que, al salir o entrar en la ciudad, presentan a los ángeles de la puerta.  El cielo es un lugar agradable. Yo anhelo estar allí y contemplar a mi hermoso Jesús que por mí dio la vida, y ser transmutada a su gloriosa, imagen. ¡Oh! ¡quién me diera palabras para expresar la gloria del brillante mundo venidero! Estoy sedienta de las vivas corrientes que alegran la ciudad de nuestro Dios. PE pág. 39





3.        Visión de otros mundos que no han caído en pecado.


El Señor me mostró en visión otros mundos.  Me fueron dadas alas y un ángel me acompañó desde la ciudad a un lugar brillante y glorioso.  La hierba era de un verde vivo y las aves gorjeaban un dulce canto.  Los moradores de aquel 40 lugar eran de todas estaturas; eran nobles, majestuosos y hermosos.  Llevaban, la manifiesta imagen de Jesús, y su semblante refulgía de santo júbilo, como expresión de la libertad y dicha que en aquel lugar disfrutaban.  Pregunté a uno de ellos por qué eran mucho más bellos que los habitantes de la tierra, y me respondió: "Hemos vivido en estricta obediencia a los  mandamientos de Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de la tierra." Después vi  dos árboles, uno de los cuales se aprecia mucho al árbol de vida de la ciudad. El fruto de ambos era hermoso, pero no debían comer de uno de ellos.  Hubieran podido comer de los dos, pero les estaba vedado comer de uno.  Entonces el ángel que me acompañaba me dijo: "Nadie ha probado aquí la fruta del árbol prohibido, y si de ella comieran, caerían."  Después me transportaron a un mundo que tenía siete lunas; donde vi al anciano Enoc, que había sido trasladado.  Llevaba en su brazo derecho una esplendente palma, en cada una de cuyas hojas se leía escrita la palabra: "Victoria." Ceñía sus sienes una brillante guirnalda blanca con hojas, en el centro leía: "Pureza." Alrededor de la guirnalda había piedras preciosas de  diversos colores que resplandecían más vivamente que las estrellas  y , reflejando su fulgor en las letras, las magnificaban. En la parte posterior de la cabeza llevaba un moño que sujetaba la guirnalda, y en él estaba escrita la palabra: "Santidad." Sobre la guirnalda ceñía Enoc una corona más brillante que el sol.  Le pregunté si aquel era el lugar adonde lo habían transportado desde la tierra.  El me respondió: "No es éste.  Mi morada es la ciudad, y he venido a visitar este sitio." Andaba por allí como si estuviese en casa. Supliqué a mi ángel acompañante que me dejara permanecer allí.  No podía sufrir el pensamiento de volver a este tenebroso mundo.  El ángel me dijo entonces: "Debes volver, y si eres fiel, tendrás, con los 144,000, el privilegio de visitar todos los mundos y ver la obra de las manos de Dios."  Primeros Escritos pág . 39 –40.


PECADO DE MUERTE Y NO DE MUERTE



PECADO DE MUERTE Y NO DE MUERTE


Pr. W. Gabriel Quispe

I.        Introducción

A.      Heb 6:4-6 “Porque es imposible que los que fueron una vez iluminados, que gustaron del don celestial, que llegaron a ser participantes del Espíritu Santo, 5 que también probaron la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, 6 y después recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento; puesto que crucifican de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a vituperio”.

B.       La palabra que se usa para recaer es  parapeso,ntaj verb part aor act acc masc pl  [UBS] parapi,ptw (aor. ptc. parapesw,n) la cual significa caer fuera,  cometer apostasía.

1.       Para la Iglesia Cristiana de Bolivia el pecado de muerte es el adulterio.

II.     Hebreos 4:4-6

A.      A través de los siglos, estos versículos han dejado a sus lectores perplejos y angustiados porque a primera vista parecen enseñar que no hay esperanza de arrepentimiento o aceptación divina para aquellos que aceptaron a Cristo o lo rechazaron.

B.       Para mejor comprensión del problema, Hebreos 6:4-6 debe ser estudiado juntamente con las declaraciones  que tratan acerca del mismo asunto en Hebreos 10:26-31, 12: 15-17;25-29.

C.       Hay varias interpretaciones sugeridas para la solucionar los aparentes contradicciones de estos pasajes con las demás doctrinas escrituristicas, destacándose entre estas las arminianas y las calvinistas, presentadas por Russell en el Nuevo Testamento interpretado, vol. 5, págs 537 y 538.

D.      En una cosa los comentaristas están de acuerdo, hay en estos textos referencias al pecado de la apostasía.

E.       El CBA entre las várias opiniones que han sido sugeridas declara:

1.       Que la apostasía aquí referida es el acto de comenter el pecado imperdonable (mat 12:31-32), una vez que esta es la única forma de apostasía que es sin esperanza.

2.       Que el pasaje correctamente comprendido no enseña la absoluta desesperanza de la apostasía aquí descrita, sino una desdeperanza condicional.


III.  1 Juan 5:16

A.      1 Jn 5:16 “Si alguno ve que su hermano comete pecado que no es de muerte, pedirá, y se le dará vida; digo, a los que no pecan de muerte. Hay pecado de muerte, acerca del cual no digo que se pida”.

B.       1 Juan 5:16 no pone énfasis en el pecado sino en su resultado.


Camino de vida

                                                           Vida
                               Caída
                                                           Sal 40:1-3
        Camino de Pecado




                                    pozo                Muerte
                                   de
pecado

C.       Tito 2:9-11

D.      Ezeq 3: 17-21, 27.

1.       17 "Oh hijo de hombre, yo te he puesto como centinela para la casa de Israel. Oirás, pues, las palabras de mi boca y les advertirás de mi parte. 18 Si yo digo al impío: '¡Morirás irremisiblemente!', y tú no le adviertes ni le hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su pecado; pero yo demandaré su sangre de tu mano. 19 Pero si tú le adviertes al impío y él no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, él morirá por su pecado, pero tú habrás librado tu vida. 20 Y si algún justo se aparta de su justicia y hace maldad, y yo pongo tropiezo delante de él, él morirá; porque tú no le advertiste, morirá por su pecado. Sus obras de justicia que había hecho no le serán tomadas en cuenta, y su sangre demandaré de tu mano. 21 Pero si tú adviertes al justo para que no peque, y no peca, ciertamente vivirá por haber aceptado la advertencia; y tú mismo te habrás librado." 27 Pero cuando yo te haya hablado, abriré tu boca, y les dirás: "Así ha dicho el Señor Jehovah." El que escucha, que escuche; y el que deja de escuchar, que deje de escuchar. Porque son una casa rebelde. 

2.       RVA Proverbs 28:9 El que aparta su oído para no oír la ley, aun su oración es abominable.


IV.  Pecado contra el Espíritu Santo

A.      RVA Matthew 12:31 Por esto os digo que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.

1.       Blasfemia

a)       blasfhmi,a noun nom fem sing  [UBS] blasfhmi,a, aj  hablar contra Dios,  blasfemar; hablar en contra, calumniar, hablar insultando 

b)       Cristo fue acusado de blasfemia

(1)      RVA Mark 2:7 --¿Por qué habla éste así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados, sino uno solo, Dios?
(2)      RVA John 10:33 Los judíos le respondieron: --No te apedreamos por obra buena, sino por blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

B.       Cuál es la obra del Espíritu Santo

1.       Jn 16:8-11

C.       Tres etapar para concretar la blasfemia contra el Espíritu

1.       Entristecerlo

a)       Efe 4:30

2.       Resistirlo

a)       Hch  7:51

3.       Apagamos la obra del Espíritu

a)       1Tes 5:16

4.       Perder la sensibilidad

a)       Efe 4:19

b)       David Sal 51:10, 11

c)        Saul 1 Sam 16: 14

d)       Los fariseos y escribas atribuyeron los milagros

e)        LBA Hebrews 10:26 Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados,

f)         Cada paso dado en dirección de rechazar a Cristo es un paso dado hacia pecado imperdonable.   



ACTIVIDADES PROFESIONALES COMPLEJAS EN SÁBADO



ACTIVIDADES PROFESIONALES COMPLEJAS EN SÁBADO

INTRODUCCIÓN

Dios manda santificar el sábado

El mandato de Dios sobre la observancia del sábado es sencillo y claro:

 “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;   mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.  Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20: 8-11)

El cuarto mandamiento manda abstenerse de trabajar en sábado. Suspender toda actividad común o secular en ese día; y respetarlo como un día sagrado y dedicado a Dios. En la práctica, significa no asistir a la fuente de trabajo y sí asistir a la iglesia; y compartir con los hermanos un día de adoración, unidad y experiencia espiritual.

El sábado es un regalo de Dios para la felicidad del hombre, pues es la certeza de su presencia. El sábado es la garantía de un Dios personal y amante. El sábado es el derecho humano irrenunciable de pertenencia a Dios. Identifica al hombre como hijo y amplía sus horizontes hacia la libertad, a la paz, a la felicidad, a la abundancia, al progreso, a la estabilidad y a la vida.

Dios se reservó en el sábado para nosotros. La bendición de Dios al sábado tiene la garantía de felicidad y prosperidad para la humanidad, pues “fue hecho por causa del hombre” (Mar 2: 27). Lo santificó para librarnos de la “culpa” y del “poder” del pecado. Lo declaró un día de reposo para otorgarnos libertad de la esclavitud del trabajo y de la esclavitud de las preocupaciones; y para existir con derecho a la vida.

Para disfruta de las bendiciones del sábado es necesario santificarlo

Para gozar así del sábado, es necesario “santificar” el sábado, es decir, “reverenciarlo”. No profanarlo con negocio alguno, actividades ordinarias: leer el periódico, mirar televisión, escuchar música secular, lavar la ropa, arreglar la casa, etc. Y en área académica, no asistir a clases en sábado, no estudiar, no hacer las tareas, ni trabajos grupales ni investigación ni rendir exámenes, etc.

El sábado cumple su función cuando se lo disfruta en su plenitud. Es necesario cuidar que las actividades concluyan antes de la puesta del sol de viernes. Si viajamos, estudiamos, negociamos, trabajamos, vendemos, compramos que no sea en sábado.

Ocupaciones que complican la observancia del sábado

Sin embargo, el mundo en el que vivimos es bien complejo; y existen ocupaciones, deberes y responsabilidades que complican la observancia del sábado, como profesionales militares, policías, hoteleros, médicos, etc. Los médicos y enfermeros que tienen que cumplir con las obligaciones y deberes en la atención a los enfermos. Los estudiantes de medicina que necesitan cumplir con prácticas de atención médica social.

¿Cuándo la atención médica a los enfermos en sábado están en armonía con la santidad del sábado? ¿Qué podemos decir del personal de apoyo a los centros hospitalarios? ¿Qué de los empleados de las instituciones educativas adventistas que trabajan en sábado, como ser los preceptores, las ecónomas, los vigilantes, etc.?¿Qué quiso decir el Señor Jesucristo cuando dijo “mi padre trabaja y yo también trabajo” refiriéndose al sábado?

Proposición: Para responder estas preguntas dividiremos el tema en dos partes:
         Primera parte:                                                                      Un visión bíblica de los principios sobre el sábado.
         Segunda parte:                                                                   Una aplicación de esos principios a casos especiales.

I.     UNA VISIÓN BÍBLICA DE LOS PRINCIPIOS SOBRE EL SÁBADO.

COGER ESPIGAS EN SÁBADO (Mar 2: 23-28)

 “Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban;  cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban? También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”.

Jesús y sus discípulos son acusados de transgredir el sábado al “arrancar” (Mar 2: 23) y “refregar” espigas con las manos (Luc 6: 1) en el día sábado. Jesús no discutió el asunto, no argumentó. Podría haber acusado a ellos de imponer pesadas cargas, resultado de las interpretaciones equivocadas del “Mishnah Sabbath”. Pero no lo hizo, prefirió enseñar la verdad sobre el sábado, que contrarrestar el error.

¿Estaban en lo correcto los fariseos? ¿Prohibía la ley de Moisés arrancar espigas en sábado? ¿Era una transgresión a la ley? Pareciera que la orden de no “prender fuego” (Ex 35: 3), el “estar quieto” y “santificar” (Ex 20: 8) el sábado indicaba que se debía tomar todas las precauciones para reposar en el sábado y no estar en el campo “cogiendo” y “refregando” trigo.

¿Cuáles fueron los argumentos de Jesús para demostrar que “coger” y “refregar” trigo en el sábado estaban de acuerdo con el espíritu del sábado?:

A.  David y sus hombres comieron del pan sagrado.


1.      Jesús dijo que existen excepciones. Citó la experiencia de David y el sumo sacerdote Abiatar (Ahimelec) en 1Samuel 21: 6-7:

“El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres.  Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy sus vasos?  Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos fueron quitados”
2.      Los “panes de la proposición” (Lev 22: 10) (del griego proqesiV = prózesis que significa: propósito, plan, voluntad,)  eran doce panes que se colocaban en el lugar santo del tabernáculo sobre una mesa en dos hileras. Como ese pan era sagrado, solo lo podían comer los sacerdotes en el lugar santo “porque es una cosa muy santa para él”. (Lev 24:5-9).

De esta manera Jesús estaba comparando a David y sus guerreros con sus propios discípulos. Su razonamiento fue: “Si David y sus hombres no tuvieron culpa por haber comido el pan sagrado en un momento de necesidad, sus discípulos tampoco tienen culpa por haber arrancado el trigo por hambre, aunque sea sábado.
3.      Entonces, podríamos decir, que las necesidades apremiantes pueden justificar ciertas acciones en sábado que en otras circunstancias serían profanación del sábado. Por ejemplo, en caso de emergencia, donde miles de personas han perdido sus hogares, nuestros templos pueden ser usados como albergue interino, mientras se busca solución.

B.  Los sacerdotes trabajan en sábado y son sin culpa.


1.      Los sacerdotes trabajan todos los días y en forma especial en sábado. Según la ley de Moisés, todos los días debían sacrificar dos corderos: El cordero matutino y el cordero vespertino (Núm 28: 4), pero en el sábado debían sacrificar el doble, es decir, cuatro en el día (Núm 28: 9, 10), más ofrendas de flor de harina.
2.      El proceso de sacrificio demandaba gran esfuerzo y trabajo: preparar el altar, atizar el fuego, matar a la victima, despellejar, faenar, quitar las vísceras, colocar cada parte en su lugar. Quemar, llevar los desechos afuera del campamento, etc. De hecho, que este acto era trabajo en sábado.
¿Por qué los sacerdotes con semejante trabajo eran tenidos sin culpa de profanar el sábado?
3.      Tres repuestas:
a.       Dios mandó” la obra de los sacerdotes en sábado (Núm 28: 9, 10).

b.      Todo “trabajo redentor” está de acuerdo con el espíritu del sábado.

El trabajo de los sacerdotes en sábado eran trabajos “redentor”. Con los sacrificios se ilustraba el plan de salvación. Cada sacrificio pre figuraba a Cristo el Cordero de Dios. Eran actos de adoración y culto a Dios. Su objetivo no era el comercio, o el entretenimiento, sino eran “trabajos” de perdón, redención, justificación y salvación.

c.       Todo trabajo que cumple con la misión de Cristo de “buscar” y “salvar” está de acuerdo con el espíritu del sábado.
                                                  i.      Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Jn 5: 17)
                                                ii.      El trabajo del Padre y del Hijo en sábado no era el trabajo Creador, sino el “trabajo” infatigable de “buscar” y “salvar” a los perdidos (Luc 19:10; Jn 6: 27; 9: 4; 14: 12; 17: 4). Y toda obra que está de acuerdo con esto, está en completa armonía con el sábado. El sábado es monumento también de la obra liberadora y salvadora de Dios (Deut 5: 12-15).

C.  “Misericordia quiero y no sacrificio” (Mat 12: 7).


1.      ¿Qué quiso decir el Señor Jesucristo que misericordia quiere y no sacrificio? ¿Es más importante “la misericordia” que la “santificación del sábado”?

2.      Para entender debemos ver el contexto. Resulta que era costumbre que las visitas de las sinagogas sean invitadas a almorzar a casa, pero en esa ocasión nadie los invitó. Los rabinos y creyentes no habían mostrado ninguna cortesía con Jesús y sus discípulos; y no le habían invitado a sus mesas.

3.      Pero, cuando, ellos, en lo permitido por la ley para el pobre de coger de los sembrados, cogieron trigo para saciar su hambre, los legalistas pero inmisecordes, estaban listos para censurar y condenar.

4.      Entonces, Jesús les dice: “Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes” (Mat 12: 7). La aplicación consiste en tener cuidado y amor por los que yerran, más que en condenar. La actitud no debe ser en condenar, sino en ponerse la mano al pecho y preguntarse, ¿qué puedo hacer yo para ayudar a aquel que ha sucumbido en la prueba del sábado?

D.  “Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”.


¿Qué quiso decir el Señor “Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”?

1.      “Señor” del griego KurioV (Kírios) significa: Amo, Señor, Dueño. Cuando Jesús dijo “El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” estaba afirmando su derecho sobre lo que le pertenece porque es su dueño absoluto. Sin embargo, no estaba afirmando que si él es el dueño del día de reposo él puede dar permiso para arrancar espigas o transgredir el sábado. (Mat 5: 17-19).

2.      Lo que quiere decir es que como Cristo es el autor de la ley del sábado, él es más indicado para explicar su interpretación. Cristo es el Señor del sábado, y es el que puede saber sus amplias funciones. Entonces, según el Magno Intérprete de la ley, saciar el hambre en sábado, estaba de acuerdo con el espíritu del sábado: desatar ligaduras, liberar, redimir, perdonar, recrear, aliviar las cargas, dar felicidad, brindar paz, unir, reconciliar.

II.   UNA APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS DEL SÁBADO A CASOS ESPECIALES.

A.  La misión de las instituciones de la iglesia.

1.      Todas las instituciones de la iglesia adventista tiene misión redentora: Llevar a la humanidad a los pies de Jesús.  La obra médica, la obra educativa, la obra asistencial, la obra alimenticia (bajo el contexto que “en un pan bien hecho hay más religión de lo que muchos se figuran” CSRA, 304) tienen como objetivo “buscar y salvar” a los perdidos. Su misión es redentora.

2.      La Organización Adventista es la última iglesia de la profecía bíblica en esta tierra. Dios la organizó, la sustenta y la llevará al puerto seguro (Apoc 10).

“Pero nos viene este mensaje: "Mi mano está sobre el timón, y no permitiré que los hombres controlen mi obra en estos últimos días. Mi mano maneja el timón, y mi providencia continuará cumpliendo los planes divinos, pese a las invenciones humanas". (Ev. 53)

3.      Para entender las explicaciones que vienen más abajo, es necesario entender la obra y la misión de la iglesia adventista. Nuestra obra, no es secular, comercial, o competitiva. Nuestra obra es la continuación de  la obra de Cristo: “buscar y salvar lo que se había perdido”. La “redención, es el fundamento de la verdadera educación.” (Ed., 17). Elevar al ser humano y ponerlo en contacto con Dios. Todo lo que hacemos es Dios céntrico, y no humano céntrico. Somos siervos de Dios y no humanistas.

B.  Diferencias del trabajo de los médicos, enfermeros, personal de apoyo en los hospitales y clínicas.


CLÍNICA ADVENTISTA
CLÍNICA NO ADVENTISTAS
1.   Objetivo: Redentor
1.   Objetivo: ¿económico? ¿humanístico? ¿Social?
2.   Se guarda el sábado: Se hace lo mínimo indispensable. Se omiten atenciones externas, pagos y cobros: Se escucha música cristiana, se invita a los pacientes participar de la adoración.
2. No se guarda el sábado. Es un día ordinario. Se dan todas las atenciones. No se tiene ninguna atmósfera sagrada.
3. En sábado en especial se dedica a la obra redentora. Se atiende las emergencias y lo mínimo necesario. El personal es el mínimo  y conciente  que es un día sagrado.
3. En sábado no se tiene en mente la obra redentora. Es trabajo secular en sábado. Es un trabajo más, y por lo tanto se debe buscar formas y medios para no trabajar en sábado.

C.  Diferencias del trabajo de otras instituciones.


ADVENTISTA
NO ADVENTISTAS
1. Obra educativa con internado: Preceptores, ecónomas, vigilantes, etc.  Ellos trabajan en lo que no se puede abandonar, pero son sin culpa porque los objetivos de estas instituciones son “redentoras”.
1. Obra educativa no adventista:   Es un trabajo común y sin objetivos redentores. Por lo tanto es un trabajo secular más. 
2. Guardianes de nuestras instituciones. Los guardianes están dentro del personal de apoyo de nuestras instituciones, y por la misión sagrada de nuestra obra, son sin culpa. Se espera que su trabajo sea dentro del espíritu del sábado. Son los que corren más riesgos en perder las bendiciones del sábado.
2. Policías, militares, artistas, futbolistas, hoteleros adventistas. Deben ser invitados a arreglar su situación de tal forma que puedan disfrutar de las bendiciones del sábado. Se desalienta a estudiantes que incursionen en estos campos.

CONCLUSIÓN

La observancia del sábado es una señal de pertenencia a Dios:

“Durante toda la semana, debemos recordar el sábado y hacer preparativos para guardarlo según el mandamiento.  No sólo debemos observar el sábado en forma legal.  Debemos comprender su importancia espiritual sobre todas las acciones de nuestra vida.  Todos los que consideren el sábado como una señal entre ellos y Dios y demuestren que Dios es quien los santifica, representarán los principios de su gobierno.  Pondrán diariamente en práctica las leyes de su reino.  Diariamente rogarán que la santificación del sábado descanse sobre ellos.  Cada día tendrán el compañerismo de Cristo y ejemplificarán la perfección de su carácter.  Cada día su luz brillará para los demás en sus buenas obras.” (3JT, p. 21).

Peligros para personas que trabajan en hospitales:

“Los obreros que por cualquier causa se ven obligados a trabajar en sábado, siempre corren peligro; experimentan la pérdida y al realizar trabajos que son indispensables, adquieren el hábito de hacer en el día sábado cosas que no son necesarias.  Se pierde el sentido de su carácter sagrado y el santo mandamiento pierde vigencia.  Hay que realizar un esfuerzo especial para producir una reforma con respecto a la observancia del sábado.”  (Consejos sobre la salud e instrucciones para los obreros médicos misioneros, p. 419).

Pr. W. Gabriel Quispe 

LA HUMANIDAD SINGULAR DE CRISTO: UN EJEMPLO PERFECTO




LA HUMANIDAD SINGULAR DE CRISTO: UN EJEMPLO PERFECTO
           
Introducción
            El presente trabajo presupone que Cristo tomó la humanidad espiritualmente inmaculada: Fue concebido por el Espíritu Santo (Mat 1:20);  fue llamado “el santo ser que nacerá” (Luc 1: 35); su ministerio fue denominado “santo, sin mancha, apartado de los pecadores” (Heb  4: 15; 7: 26), que “no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1Ped 2: 22) y que “no hay pecado en él” (1Jn 3: 5-7). Jesús mismo desafió a sus detractores diciendo: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?” (Jn 8: 46).
La cuarta creencia adventista llamada “Dios el Hijo”, declara que “Jesús no poseía propensiones ni inclinaciones al mal, ni siquiera pasiones pecaminosas”.  Que “Jesús nunca hizo confesión de pecado ni ofreció sacrificio. No oró: ‘Padre, perdóname’, sino ‘Padre, perdónalos’ (Luc 23: 24)”[1].
 “La humanidad de Cristo no fue la de Adán; esto es, la humanidad de Adán antes de su caída. Tampoco fue la humanidad caída, esto es, la humanidad de Adán después de la trasgresión, en todos sus aspectos. No era la humanidad original de Adán, porque poseía las debilidades inocentes de los seres caídos.  No era la humanidad caída, porque nunca había descendido a la impureza moral.  Por lo tanto, era en el sentido más literal nuestra humanidad, pero sin pecado”.[2]
            La Sra. White, a pesar de mencionar que Cristo tomó la naturaleza humana con cuatro mil años de pecado y degeneración[3],  es enfática al presentar a Cristo espiritualmente inmaculado, diferente a nosotros:
“Cristo no poseía la misma deslealtad pecaminosa, corrupta y caída que nosotros poseemos”[4]

“Permítase que todo hombre quede advertido de apartarse del terreno de hacer a Cristo humano del todo, al igual que uno de nosotros; porque no puede ser”[5].

“El es un hermano en nuestras debilidades, pero no en la posesión de pasiones iguales.  Como el único sin pecado, su naturaleza se apartaba del mal”[6].

“No lo presentéis ante la gente como un hombre con las propensiones del pecado… ni por un momento hubo en él propensión maligna alguna”[7]

            Es claro, entonces, entender que la humanidad de Jesús fue sin propensiones o tendencias hacia el mal, a diferencia de la humanidad poslapsariana que es “vendida al pecado” (Rom 7: 14),  fuente de maldad,  (“del corazón salen los malos pensamientos” Mat 15: 19) y concupiscente (de ephitumia, que significa inclinación al mal) (Sant 1: 14), posición que ha sido demostrada por muchos.[8]
Proposición
            Si Jesús, en su humanidad, fue diferente a los demás seres humanos, entonces es de suponer que Cristo no puede ser su ejemplo, porque él tuvo “ventajas”. Si no era como los demás, con “propensiones”, o “concupiscencia”, entonces no puede comprenderlos ni menos ser su modelo ni ejemplo.
Antes de responder, y aparentemente acrecentando el problema, es necesario notar que la singularidad de Jesús no sólo radicaba en su naturaleza humana “inmaculada”,  sino también en dos diferencias más. Jesús participaba de dos condiciones únicas: Él era Dios-Hombre (Fil 2: 5-7) y él era la expiación del pecado (Jn 1: 29).
Ahora, el problema es mayor, Jesús tiene tres diferencias con el resto de la humanidad. ¿Puede Jesús realmente ser nuestro ejemplo perfecto si no fue realmente como nosotros? ¿Vino Jesús a este mundo con tres ventajas sobre nosotros y nos pide que seamos como él?
La respuesta es sí. Jesús es nuestro ejemplo perfecto. Porque esas diferencias no se constituyeron en ventajas si no en graves desventajas que le provocaron tentaciones reales y sumamente “asediadoras, haciendo que él sea tentado tanto y más que nosotros, convirtiéndolo en nuestro ejemplo perfecto.
Se entiende que la tentación en el ser humano obra desde adentro y desde afueraDesde adentro por la propia y sui géneris concupiscencia.  Y desde afuera por el mundo y el maligno.  Cristo fue tentado por las dos fuerzas de tentación: la interna y la externa  (Santiago 1:14; Mateo 4:6-11; 1 Timoteo 3:5).


Procedimiento
El primer punto de referencia será las Sagradas Escrituras, por supuesto; luego la segunda fuente primaria serán los libros y artículos preparados por autores adventistas y en especial los escritos de Elena de White.
A manera de aclaración, y en forma rápida, se analiza algunos aspectos que están relacionados con las similitudes de Jesús con la naturaleza humana. Luego, la primera parte,  analiza la primera diferencia: Cristo Dios-Hombre (Lucas 1:35; Juan 1:1-3, 14). No desde el tema de cómo se relacionaron estas dos “voluntades”, tema que fue definido en el Concilio de Calcedonia de 451 d.C., sino de cómo esta “condición especialDios-Hombre afectó a Jesús en la lucha contra la tentación y el pecado.
La segunda parte, analiza la segunda diferencia: Cristo el Salvador (expiación) (Juan 1.29). No desde el tema soteriológico, sino de cómo esta “condición especial” Cristo-Salvador afectó a Jesús en su lucha contra la tentación y el pecado. La tercera parte analiza la tercera diferencia: Cristo espiritualmente inmaculado (Heb  4: 15; 7: 26). No desde el tema teológico, sino de cómo esta “condición especial” Cristo inmaculado afectó a Jesús en su lucha contra la tentación y el pecado.
Similitudes de Jesús con la naturaleza humana
Es importante notar los numerosos puntos de semejanzas entre Jesús y la humanidad. El Dr. Vaucher[9] presenta en forma condensada seis similitudes:
1.       “Corporeidad carnal”: Hebreos 2:14.  Dios que es espiritual, se hizo carne.
2.      Relatividad” Lucas 22:41-44.  Jesús vivió en un estado de dependencia absoluta en relación  al Padre.  Se adaptó al medio en el cual se encontraba.
3.      Perfectibilidad” Hebreos 5:8-10.  Sujeto al desarrollo y al perfeccionismo.
4.      Solidaridad específica”: Hebreos 2:11. Identificación con la raza culpable.
5.      Pasibilidad”: Hebreos 5:7.  Jesús estuvo sujeto a la necesidad, al sufrimiento y a la muerte.
6.      Falibilidad”: Hebreos 4:15.  Jesús podía pecar.
Segunda Parte
Cristo hecho Dios-Hombre (Lucas 1:35; Juan 1:1-3, 14; Filipense 2: 5-7).
            Esta “situación especialdivina-humana de Jesús en vez de darle ventajas frente al conflicto con el pecado fue la mayor desventaja. Esta situación hizo real y difícil el conflicto que Jesús entabló en su lucha contra la tentación y el pecado.  
            ¿Qué es el pecado? En esencia el pecado es “autonomía”  o “independencia” de Dios. Es la voluntad individual por encima de la voluntad de Dios.  Pecado es desobedecer la voluntad de Dios que ha sido expresado en su santa ley (1Jn 3: 4).
Esta tentación de “autonomía” o “independencia” obra en el ser humano “maculado” influido por dos fuerzas: Una interna, que es la “epithumia”, y la otra externa que es el mundo de pecado que opera bajo la fuerza del maligno.
            La fuerza del pecado entronizado en la voluntad humana produjo debilidad de carácter que pueden ser catalogadas en tres áreas. Las tres tentaciones de Jesús en el desierto permiten conocer las tres áreas: La tentación del apetito (Mat 4: 2, 3), la tentación de la codicia (Mat 4: 8-10), y la tentación de la soberbia (Mat 4: 5, 6). Las tentaciones apuntaron a provocar en Jesús “autonomía” o “independencia” de su Padre.
Las tres áreas de la tentación interna son mencionadas también por el apóstol Juan (1Juan 2: 15-17). Él exhorta al cristiano a no “amar” al mundo. Luego, en el v. 16  menciona el significado de ese amor (v. 16) refiriéndose a las tres áreas del pecado; que encuentran relación con las tres tentaciones de Jesús:
1. “Los deseos de la carne”               Placer              Apetito           Mat 4: 2, 3.
2. “La codicia de los ojos”                Dinero             Codicia           Mat 4: 8-10.
3. “La soberbia de la vida”                Poder              Soberbia          Mat 4: 5, 6.
La Sra. White escribió sobre esto mismo diciendo:
“Se abrió otro libro en el cual estaban anotados los pecados de los que profesan la verdad.  Bajo el encabezamiento del egoísmo venían todos los demás pecados.  Había también encabezamiento en cada columna, y debajo de ellos, frente a cada hombre, estaban registrados en sus respectivas columnas los pecados menores.  Bajo la codicia, venía la mentira, el robo, los hurtos, el fraude y la avaricia; bajo la ambición venía el orgullo y la extravagancia; los celos encabezan la lista de la malicia, la envidia y el odio; y la intemperancia, otra lista de crímenes terribles, como la lascivia, el adulterio, la complacencia de las pasiones animales, etc.” [10]

De acuerdo a esta cita, la “apithumia” se clasifica en cuatro:
Egoísmo
Codicia                       Ambición                   Celos               Intemperancia
Mentira                       Orgullo                       Malicia            Lascivia
Robo                          Extravagancia             Envidia           Adulterio
Hurto                                                             Odio               Pasiones animales
Avaricia

 Estas fuerzas  (epithumia o propensiones) empujan al mal, inclinan al pecado, a la “independencia” o “autonomía” de la voluntad de Dios.  Jesús fue tentado por las dos fuerzas de tentación.  En lo externo, por el diablo (Mateo 4:1-11); por los fariseos (Mateo 22:34, 35); los escribas y los herodianos (Mateo 22:16, 18) y hasta por los propios discípulos (Mateo 16:23).
            También Jesús fue tentado por las fuerzas internas.  En el hombre encuentran su origen en la concupiscencia.  Cada uno tiene su propio nivel, peculiaridad e intensidad de propensiones hacia el mal; de ahí que cada uno es tentado en su propia esfera y posición. 
La fuerza internas del pecado asediaba a Jesús a la “independencia” o “autonomía”. Esa fuerza fue dirigidas de acuerdo a su situación divino-humana.  El tentador le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”.  (Mateo 4:3).  “Si eres Hijo de Dios, échate abajo…” (Mateo 6:30). La tentación consiste en provocar a Jesús que use su poder divino. 
La incredulidad tentó a Jesús hacia esa dirección.  “¿Qué señal haces tú, para que veamos, y te creamos?  ¿Qué obras  haces?”.  (Juan 6:30). En las horas más difíciles de su pasión, el tentador lo asaltó con la misma tentación.  Herodes lo provocó  para que diera muestras de su divinidad, los soldados romanos se burlaron de él haciéndole mofa como un falso rey.  “Y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos!  Y le daban de bofetadas” (Juan 19:3).
                 Cuando colgaban de la cruz la presión de la opinión pública lo tentó diciendo: “A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios”.  (Lucas 23:35).  Los soldados también participaban del conjunto tentador: “Si eres el Rey…” Lucas 23:37).  También el ladrón impenitente le dijo: “Si eres el Cristo, sálvate  a ti mismo y a nosotros”.  (Lucas 23:29).
                 Jesús fue asaltado por la tentación de usar su divinidad más que ninguna otra.  Ningún ser humano ha sido tentado en esa dirección.  Su condición divino-humano, no fue una ventaja sino la mayor desventaja.  En esa condición sintió con mayor crudeza el asedio del pecado empujándolo a apartarse de la voluntad de Dios.
            Tuvo que sujetar  su divinidad para no usarla en su favor en el conflicto con el pecado.  “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).  “Por nuestra causa ejerció un dominio propio más fuerte que el hambre y la muerte”.[11]  Cristo sujetó su voluntad hasta el punto de morir antes de alejarse un ápice de ella.  “En Cristo había una sujeción de lo humano a lo divino…, Cristo fue obediente en todos los mandamientos de su Padre”.[12]    “Si tuviésemos que soportar algo que Jesús no soportó, en este detalle Satanás representaría el poder de Dios como insuficiente para nosotros
Segunda Parte
Cristo hecho el Salvador (expiación) (Juan 1.29).
Cristo era el único medio provisto por Dios para la salvación del mundo (Juan 1:2).  La Misión de Cristo estuvo enmarcado en un cuadro de completa relevancia y, por lo tanto, de crucial seriedad.  En la victoria o fracaso de Cristo se depositó el Conflicto Cósmico entre el bien y el mal.  El trono y la armoniosa unidad entre el padre y el Hijo estuvieron el juego.
                 Si Cristo fallaba no se había provisto rescate para él.  Cristo no tenía ninguna posibilidad de arrepentimiento como la tiene el hombre cuando peca.  Esa situación de riesgo eterno pesaba sobre Jesús. Desde su niñez estuvo empeñado en su misión salvadora.  A los 12 años dijo que le era necesario estar en “los negocios de su Padre” (Lucas 2:49). Luego decir, “mi comida es que se haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34).
                 La encarnación de Cristo fue impulsada por su misión.  Por lo tanto, todo su devenir en esta tierra se centró en cumplir su misión.  De esa forma, Jesús no podía tomarse un pequeño desvío en agradarse a sí mismo. Jesús es ejemplo de oración y total dependencia de su Padre (Mateo 14:23, 24), él experimentó en su carne las “pruebas” (Lucas 22:28) de “permanecer” en la voluntad su Dios. 
Tercera Parte
Cristo hecho espiritualmente inmaculado (Heb  4: 15; 7: 26).
Es posible que se piense que debido a esta situación, Jesús estuvo situado en un sitial de infalibilidad.  Sin embargo, es importante recordar que Lucifer, los ángeles, Adán y Eva pecaron poseyendo ellos una naturaleza glorificada e inmaculada.
                 ¿Podría sentir la fuerza de la tentación un ser humano que no tenía propensiones hacia el mal?  Para contestar la presente pregunta, es necesario remontarnos al pecado original de Lucifer.  ¿Qué poder de tentación que actuaron en él?  ¿Interno o el externo?   Ninguno.  Lucifer pecó cuando no existía ningún poder de tentación.  Por ello se dice que el pecado (en su origen y existencia) es un misterio. 
                 En el caso de Adán, existía la fuerza externa de tentación (la serpiente), pero no la interna (propensiones hacia el mal)  pues era inmaculado.  ¿Fueron en verdad tentados?  No sólo tentados, sino que pecaron.  Así también Cristo fue tentado en verdad, él podía pecar, pero salió victorioso.
                 En Cristo, también actuó la fuerza interna de tentación, como se ha analizado.  En el hombre esto es las tendencias hacia el mal, en Cristo su condición peculiar de divino-humano (la tentación de usar prerrogativas divinas) y su condición especial de ser el Salvador del mundo.
                 Ahora analizamos su condición especial de inmaculada, que consistió en transitar por un mundo corrupto y contaminado sin mancharse en él. De esta forma, Cristo “padeció en proporción con la perfección de su santidad[13]  Fue su pureza y santidad que excitó contra él la pasión de un mundo corrompido.  Por su vida perfecta, Cristo levantó la calumnia, la ira, la intriga y la envidia contra él.
     “En medio de la impureza Cristo mantuvo su pureza.  Satanás no pudo mancharlo o corromperlo.  Su carácter revelaba un completo odio por el pecado.  Fue su santidad la que excitó contra él toda la pasión de un mundo corrompido; porque su vida perfecta constituida un perpetuo reproche entre la trasgresión y la justicia pura y sin mancha de Uno que no conocía pecado”.[14]

                 En la misma proporción que su naturaleza inmaculada le daba una repulsión y odio hacia el pecado, su caminar por esta tierra caída y manchada se le hacia penosa y dificultosa.  Esa repulsión natural hacia el mal, se tornaba en él en sufrimiento que persona alguna jamás ha experimentado.  “Y sufrió en proporción a la perfección de su santidad y su odio al pecado”.[15]
                   “La naturaleza humana de Cristo no era semejante a la nuestra y el sufrimiento era sentido con más viveza por él, porque su naturaleza espiritual estaba libre de toda mancha del pecado.  Por lo tanto, su deseo por la extirpación del sufrimiento era mayor del que puedan expresar los seres humanos…”[16]
Conclusión
Jesús nuestro ejemplo perfecto
            Las pruebas de Cristo lo capacitan para ser nuestro ejemplo perfecto.  Su victoria testifica que para nosotros es posible obedecer la ley de Dios.  Como hemos visto, su singularidad no le dio ninguna ventaja, sino, más bien, fue su mayor desventaja. El secreto de su victoria radicó en su completa y absoluta dependencia de la voluntad de su Padre.  Se despojó de si mismo y se aferró a su Padre desde su nacimiento y durante toda su vida.  Al vencer, logró para el hombre el acceso a la misma ayuda.
“Cristo resistió la tentación mediante el poder que puede tener el hombre.  Se aferró del trono de Dios, y no hay hombre o mujer que no pueda tener acceso a la misma ayuda mediante la fe de Dios.  El hombre puede llegar a ser participante de la naturaleza divina”.[17]

Jesús no es nuestro ejemplo en la sensación de la pecaminosidad y del arrepentimiento.  Jesús es ejemplo en cómo, el hombre convertido y regenerado, debe continuar así por el resto de su vida. Cristo es ejemplo  en el sometimiento a Dios. 
Cristo vino para revelar la fuente de su poder a fin de que el hombre nunca necesitara depender de sus capacidades humanas desvalidas…”[18] Cristo puso en evidencia que el hombre puede mantenerse íntegro.  El hombre puede resistir el mal y vencer, si combina su humanidad con la divinidad.  Así como Cristo permaneció en su Padre, así también el hombre debe permanecer en Cristo, y salir victorioso.  “Permaneced en mi y yo en vosotros…, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:4, 7).
En conclusión de lo que venimos diciendo, es que Cristo es nuestro ejemplo perfecto porque él fue tentado “en todo” como nosotros, pero nunca pecó.  Dejamos las dos citas que ha continuación escribiremos como dos declaraciones que magistralmente condensan lo que venimos diciendo:
“Cristo es el único que experimentó todas las penas y tentaciones que sobreviven a los seres humanos.  Nunca fue tan fieramente perseguido por la tentación otro ser nacido de mujer; nunca llevó otro una carga tan pesada de los pecados y dolores del mundo.  Nunca tan pesada de los pecados y dolores del mundo.  Nunca hubo otro cuya simpatía fuese tan abarcante y tierna.  Habiendo participado de todo lo que experimenta la especie humana no sólo podía condolerse de todo aquel que estuviese abrumado y tentado en la lucha, sino que sentía con él”.[19]
“No fue, pues, un juego.  En Jesús no hubo la menor convivencia con el pecado, pero la tentación cruzó su vida como cruza la nuestra.  Y no sólo una vez.  Si el evangelio nos describe estas tres tentaciones, hay en el nuevo testamento muchas frases que nos dicen que la tentación acompañó a Jesús durante toda su vida.  ‘Porque no tenemos –dice la carta a los Hebreos 4:15- un sumo sacerdote que no pueda compadecerse  de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado’.  Sí, ‘en todo’ fue tentado; en todos los terrenos y en todas las formas: en el hambre y la sed, en el frío y en el calor, en éxitos clamorosos y en fracasos desalentadores, en la soledad y en la incomprensión de los más allegados, en las inoportunidades de las gentes, en la hostilidad de los gobernantes.  Se entiende, por ello, que cuando Jesús, en los últimos días de su vida, al hablar con intimidad a sus apóstoles les diga con palabras de agradecimiento: ‘Vosotros habéis permanecido constantemente conmigo en mis pruebas” (Lucas 22:28).[20]


[1] Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas de Séptimo Día. Creencias de los Adventistas del Séptimo Día.  (Buenos. Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1988), p. 57.
[2] La iglesia Adventista incluyó en “Creencia de los Adventista de los Adventistas del Séptimo Día” esta cita que fue extraída del libro “Sermons by Henry Mervill” de Henry Mervill, publicado en 1844. El sermón se titula “The Humiliation of the Man Christ Jesús” (La Humillación del hombre Cristo Jesús). Este libro formaba parte de los más de 1100 libros de la biblioteca personal de la Sra. White (The Ministry, Junio de 1982, p. 9). Este libro está bien subrayado, entendiéndose que ella lo consultaba  asiduamente.
[3] Elena G. de White, El Deseado de Todas las gentes, (Publicaciones Interamericanas, California, USA, 1971),  p. 32.
[4] Elena G. White, Manuscrito 94, 1893, citado por Robet W. Olson, secretario Patrimonio E. G. de White, La Humanidad de Cristo.  Traducido por el Centro de Investigación White, Argentina, 1989, p. 7.
[5] Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas de Séptimo Día. Questions on Doctrine, p. 1129.
[6] Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia, v. 2, (Publicaciones Interamericanas, California, USA, 1971), pág. 202.
[7] Francis D.Nichol, Ed., Seventh Day Adventist Bible Commentary, v. 7 (Washington, Review and Herald, 1953-57),  p. 925.
[8] Muchos autores y confesiones religiosas (no adventistas y adventistas) a través de los tiempos han afirmado que Cristo tuvo una naturaleza humana espiritualmente inmaculada: en todo igual, excepto en las propensiones hacia el pecado. Reformed Confession of the 16th Century, article II, (Londres: s.e., s.f.),  103 afirma que la Confesión Helvética , Confesión Belga , Catecismo de Heilderberg , Confesión de Westminster, la fórmula Luterana de Concord creen esto. Además lo afirman Luis Berkhof.  Teología sistemática.   (La Antorcha de México, A.C., 1972), p. 378. Alfred F. Vancher.  La Historia de la Salvación.  (Editorial SAFELIZ, S. L., Aravaca, Madrid, 1988), p. 220. Karl Barth.  Church Dogmatic.  (Edimburg, T. & T., Clark, 58), p. 153.  Ver también su obra, Bosquejo de dogmática.  (Editorial La Aurora, Bs. As., 1954).  ps. 153-157. Anders Nygrem.  La Epístola a los Romanos.  (Editorial La Aurora, Buenos Aires, 1969), p. 262. G. C. Berkouver.  The Person of Christ.  (Gran Rapids, MI: Wm B. Eardmans Publishing House, 1973), p. 342 y otros.

[9] Alfred F. Vaucher, La Historia de la Salvación,  p. 219, 220.
[10] Elena G. de White. I, Joyas de los testimonios, (Bs. As., ACES), p. 521, 522.
[11] Elena G. de White, SDA Commentary, v. 7, p. 930.
[12] Elena G. de White, DTG, pág. 92.
[13] Elena G. de White, La Educación, pág. 74.
[14] SDA Commentary, v. 5, pág. 1142.
[15] Elena G. de White, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 649.
[16] Elena G. de White, The Sing of The Times, 9 de diciembre de 1897.
[17] Elena G. de White, Mensajes Selectos, v. 1, p. 478.
[18] Idem.
[19] Elena G. de White, La Educación, pág. 74.
[20] José Luis Martín Descalzo, Vida y ministerio de Jesús de Nazaret, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1989), p. 316.